En 1951 el reconocido arquitecto Carlos Obregón Santacilia publicó el libro Historia folletinesca del hotel del Prado, en cuya portada aparece el dibujo de una maqueta del emblemático inmueble que se encontraba sobre la Avenida Juárez - donde hoy vemos otro gran hotel el Hilton Reforma Mexico City frente a la alameda central-, y abajo, en letras más pequeñas, se alcanza leer “un episodio técnico, pintoresco, irónico, agónico, bochornoso de la revolución”.
En la misma solapa se menciona que Obregón consideraba a dicho hotel su obra preferida y además advierte que dicha publicación responde a la necesidad “de poner los puntos sobre las íes de las leyendas y falsedades diseminadas” en torno a la construcción del recinto que curiosamente llevó distintos nombres durante su construcción: Nuevo Hotel, Hotel Palace, México Palace Hotel, Edificio Pensiones, Hotel Juárez, Hotel Alameda y por último el Hotel del Prado.
Para conocer más a fondo sobre esta publicación y la relevancia histórica de los personajes en Mochilazo en el tiempo entrevistamos al doctor Alejandro Leal Menegus, del Centro de Investigaciones en Arquitectura, Urbanismo y Paisaje (CIAUP).
En opinión de Alejandro Leal, es hacia fines de la década de 1940 que Obregón Santacilia fue relegado como arquitecto principal del Estado Mexicano, cuyo lugar ocupó Pani. “Es decir, más allá de su enemistad, es cierto que, de alguna forma, Pani toma el lugar de Obregón, y más allá del episodio del Hotel Reforma, sí existe un relevo generacional que seguramente afectó al arquitecto Obregón”.
A continuación exponemos algunos de los fragmentos con las acusaciones que denuncia Carlos Obregón en su libro:
“El 9 de abril de 1934 empezamos con mis planes, a construir el Hotel Reforma en la esquina del Paseo de este nombre y la calle de París. A fines de 1934, empezó paulatinamente el ingeniero Alberto J. Pani a pedirme papeles, datos, contratos, etc. que estaban en mi poder, hasta que el 26 de septiembre me pidió todos los planos del hotel Reforma con el pretexto de qué lo iba a dirigir él. Mentía; a los pocos días apareció afuera de la obra el letrero “Mario Pani Arquitecto”, quien no tuvo escrúpulos para poder hacerse de mis proyectos y de mi obra e iniciar así su carrera profesional, echándose una mancha que no podrá quitarse nunca”, acusó Carlos Obregón en su publicación.
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“Consumado el despojo del hotel Reforma, inició el ingeniero Pani las maniobras para quitarme también el hotel Palace, lo que fue bastante más difícil para él, yo rehusé entregar los planos, diciéndole que ya me daba cuenta de lo que quería hacer, pero que si me había podido quitar el hotel Reforma, no le sería tan fácil despojarme de la obra del hotel Palace”, escribió Obregón.
En cuanto a su opinión acerca del libro el arquitecto Alejandro Leal nos contó que es una publicación pequeño en dimensiones y en número de páginas que narra la historia de la disputa entre Carlos Obregón Santacilia y el tío de Mario Pani, por la supuesta traición y engaño que Obregón dice haber sufrido al quitarlo del proyecto del Hotel Reforma.
En décadas recientes, el edificio del antiguo hotel Reforma estuvo abandonado por varios años pero aún sigue en pie sobre avenida Paseo de la Reforma y la calle de París; sin embargo, ya no es hotel y se renta para diversos eventos.
El arquitecto Leal afirma que fue un “proyecto que había diseñado y desarrollado Obregón y que finalmente terminó Pani. Lo que causó todo tipo de roces, fricciones, malos entendidos y sirvió de escenario para sacar a la luz muchos cochupos y formas de operar, por decir lo menos ´alternativas´, en la industria de la construcción, en el mundo de los arquitectos y de quienes promueven y producen arquitectura, llámese el Estado y el sector privado adinerado”.
La publicación también resalta que su contenido no contiene desahogos, más bien se centra en las constantes desavenencias que tuvo Carlos Obregón Santacilia con el arquitecto Mario Pani y su tío, Alberto J. Pani.
Obregón, Villagrán y Segura, generación de cambio hacia la modernidad funcionalista
El arquitecto Alejandro Leal nos comentó que Obregón fue compañero de José Villagrán y Juan Segura entre otros destacados, entonces estudiantes, de la escuela de arquitectura.
“Es decir, a su generación le tocó estudiar arquitectura durante la Revolución mexicana y por eso y otras razones fue una generación de cambio, muy significativa. Se podría pensar que son realmente la generación que va a consolidar la transición hacia la arquitectura moderna ´funcionalista´ (o racionalista)”, afirma Leal.
El entrevistado recuerda el papel destacado de José Villagrán como maestro de teoría de la arquitectura desde mediados de la década de 1920, llegando a ser conocido como el padre de la arquitectura moderna (por su proyecto de la Granja Sanitaria de Popotla) considerado el primer edificio moderno.
Asimismo, Leal menciona que Obregón no se quedó atrás; aunque también colaboró inicialmente en la escuela de arquitectura con Villagrán, se dio a conocer más por sus magnos y emblemáticos proyectos vinculados al Estado Mexicano.
“Uno inicial fue el Pabellón de México en la Expo Centenario de Brasil a inicios de la década de 1920, un edificio de corte neocolonial. En ese mismo sentido la Escuela Benito Juárez en la colonia Roma. También dos remodelaciones muy significativas, una es la del Edificio de Relaciones Exteriores y la otra, la del Banco de México”.
Leal señaló que otro edificio muy importante -que marcaría un parteaguas- sería el del Instituto de Salubridad e Higiene de finales de la década de 1920; que ahora se percibe como Art Deco, pero en el fondo desarrollaba una idea de modernidad de la época que también era compartida por otros muchos contemporáneos como Juan Segura.
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“Después continuará con la transformación del antiguo Palacio Legislativo en Monumento a la Revolución, los Hoteles El Prado y Reforma, el Edificio del IMSS y otros muchos proyectos menos emblemáticos, pero también de gran calidad. Un proyecto no realizado pero muy significativo fue el Aula Magna de Ciudad Universitaria. Además, tuvo una faceta importante como miembro de la Sociedad de Arquitectos Mexicanos y en el desarrollo del “Muestrario de la construcción moderna”, entidad que promovió materiales y también convocó a concursos como el de la vivienda obrera en la Ciudad de México de 1932”, nos explicó el arquitecto.
Pani regresó de Francia a México “apalancado”
Por otra parte, nos contó que el arquitecto Mario Pani estudió en París, Francia, en la Academia de Bellas Artes y al terminar sus estudios regresó a México a mediados de la década de 1930.
“Al regresar encuentra un escenario adecuado para su desarrollo profesional al contar con una amplia red de contactos. En particular su tío, Alberto J. Pani, un político destacado y un personaje público encumbrado en el poder en aquel momento. Él es quien lo catapulta a la escena nacional arquitectónica a partir de otorgarle la dirección arquitectónica de la obra del Hotel Reforma”, narró nuestro entrevistado.
“Esta circunstancia lo pondría en conflicto con el arquitecto Obregón, quien hasta ese momento había sido el encargado del proyecto y ejecución de ese hotel y otro, el Prado. Además de que era un arquitecto consumado en la plenitud de su carrera y con muchos contactos en el gremio”.
Después de esa ruidosa llegada Pani creó en 1937, una de las revistas más importantes en la historia de la arquitectura en México y también de las más longevas. Ese proyecto lo acompañó casi toda su vida.
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En aquel periodo, fines de la década de 1930 y principios de los 40, Pani desarrolló numerosos proyectos habitacionales para la iniciativa privada. Es decir, fuera del encargo del Hotel Reforma, la primera obra de Pani es sobre todo de vivienda y para el sector privado, inclusive podríamos afirmar que para las clases acomodadas, narra el entrevistado.
Sin embargo, hacia la segunda mitad de la década de 1940 comienza un cambio en su obra, desarrollando importantes edificios públicos. Entre ellos el Conservatorio Nacional de Música y la Normal de Maestros.
También participó en conjunto con Enrique del Moral en la dirección y desarrollo del proyecto de conjunto de Ciudad Universitaria. En ese giro, arrancó el desarrollo de sus proyectos de vivienda social y urbanos, a la par de todos los demás. Inaugurando el CUPA (Conjunto Urbano Presidente Alemán) en 1948 e iniciando un camino fructífero de colaboración con el Estado mexicano en el desarrollo de la vivienda social, tal vez el conjunto más importante en que participó fue Tlatelolco”, señaló el arquitecto Leal.
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Para terminar Leal dice respecto al libro de Obregón Santacilia que: “no creo que un libro editado, promovido o financiado por el mismo autor sea el mejor camino para lograr sus objetivos. Pienso que tendría que haberse aferrado a la vía legal principalmente y mayor cabildeo a nivel gremial. Más allá de lo que dice el libro, la verdad es que no tenemos datos duros como tal y menos de la otra parte. Así que no sabemos o no podríamos tomar partido. En todo caso, hubo un conflicto y no se desactivó o resolvió de la forma adecuada y se dejó crecer, haciéndose una telenovela”, comentó Leal.
Por último, cerramos esta nota con el último párrafo del libro Historia Folletinesca del Hotel del Prado: “El hotel del Prado es famoso en todo el mundo, satisface al público en general, y ha venido a llenar una necesidad en nuestra ya gran ciudad, que en él se hospedan, y aún el gobierno hospeda, a los visitantes ilustres que pasan por nuestro país, que los turistas entendidos y la gente de buen gusto no acepta alojarse en otra parte; pero que también es evidente que pudo haber quedado mucho mejor. Si no hubiera sido teatro de tantas cosas que nada tienen que ver con la arquitectura”.
- Fuentes:
- Doctor Alejandro Leal Menegus, Centro de Investigación y Análisis en Urbanismo y Paisaje
- UNAM/Facultad de Arquitectura
- Libro Historia folletinesca del hotel del Prado de Carlos Obregón Santacilia, 1951.