Cuando se pagaba por escuchar chistes y consejos por teléfono
Cuando se pagaba por escuchar chistes y consejos por teléfono

En los años 90 en varias revistas, sobre todo para jóvenes, se podía encontrar publicidad de servicios de variados consejos o mensajes grabados de entretenimiento. Composición Carlos Villasana.

Texto: Carlos Villasana

Hace más de veinte años surgió una curiosa tendencia comercial que ofrecía servicios para quienes deseaban recibir consejos, desahogar penas, pasar un buen rato, solicitar consultas médicas y hasta hablar con guías espirituales, que permitían que las personas, en especial jóvenes, se sintieran acompañadas escuchando una voz a través del teléfono.

Platicamos con Vanessa de la Rosa, experta en temas de publicidad de décadas pasadas, quien nos contó acerca de la efímera fiebre noventera de las llamadas telefónicas por cobrar.

Vanessa nos comenta que durante mucho tiempo el teléfono fue toda una innovación, pues permitió por primera vez que más de una persona se comunicara en cuestión de minutos a casi cualquier parte del país, sin esperar tanto tiempo como cuando se mandaban cartas o telegramas a los seres queridos.

Cuando se pagaba por escuchar chistes y consejos por teléfono
Cuando se pagaba por escuchar chistes y consejos por teléfono

Caseta telefónica de los años 90. En la calle, en el hogar, no importaba, el servicio estaba al alcance de unas monedas. Archivo EL UNIVERSAL.

Sobre la forma en que muchas familias adquirieron uno o varios aparatos fijos en sus hogares, así como la llegada de los primeros dispositivos móviles, comentó:

“Poco a poco el uso del teléfono fijo y posteriormente del celular se fue diversificando según la demanda de necesidades de quienes lo utilizaran”. Al inicio las llamadas a estas líneas lucrativas eran por teléfonos fijos o de disco, pero después se extendió el servicio a teléfonos celulares, pues a pesar de que la primera oferta de celulares en México llegó a finales de los ochenta, fue a mediados de los años noventa cuando más personas pudieron acceder a ello.



En este sentido, el INEGI nos muestra las gráficas de las distintas Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en los hogares mexicanos en una década. Los estudios más recientes consideran todos los aparatos y servicios que facilitan el acceso a la información entre 2010 y 2020, quedando así la gráfica comparativa:

Cuando se pagaba por escuchar chistes y consejos por teléfono
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Gráfica del INEGI en la que se muestra la adquisición de distintas Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en los hogares mexicanos en la década del 2010 al 2020. Crédito: INEGI.

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Anuncio de varios servicios de llamadas por cobrar en donde se ofrecen chistes, adivinas, bromas y horóscopos con una duración de hasta seis minutos. Colección Carlos Villasana.


De forma paralela a la reciente llegada de nueva tecnología, las revistas juveniles y del hogar vieron el potencial de un gran escaparate para su público consumidor, por lo que en poco tiempo dichas publicaciones se llenaron de anuncios de este tipo.

El costo es también la razón por la que, tiempo después, las llamadas se cobraban por minuto, cuestión que en los primeros anuncios no se resaltaba tanto.

Todo al alcance de una llamada


La variada oferta de líneas a las que podías llamar por un costo relativamente razonable era tan amplia que la sección de anuncios de las revistas en cuestiones de entretenimiento, apoyo, salud, espiritualidad, entre otros, daba la sensación de ser suficiente para poder tener todo disponible sin salir de casa.

“Definitivamente este tipo de innovaciones hacia el uso del teléfono marcó toda una época, pues nunca se había tenido la oportunidad de obtener algo sin desplazarse, ofertando así los primeros servicios a distancia que, comparado con nuestros días, sería como las tiendas online y las actuales videollamadas” considera Vanessa.

Cuando se pagaba por escuchar chistes y consejos por teléfono
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La llamada telefónica por escuchar los horóscopos tenía un costo de 3 minutos, más la larga distancia si se comunicaba del interior de la República. La publicidad decía: “Esta llamada puede cambiar tu vida”. Revista Eres Número139, 1994. Colección Carlos Villasana.

Algunos de los servicios y temáticas eran de “lectura de Tarot personalizada, en la que prometían leerte tu futuro mientras te aconsejaban sobre el rumbo que debería tomar tu vida; horóscopos que te decían cómo sería tu semana; o contactos con psíquicos que solucionaban los problemas del mañana”.

Otras eran de ofertas como “líneas para socializar y platicar de todo lo que aquejaba la vida de personas solitarias que no tenían a quien contar sus vivencias; narrarte historias de amor utópicas para tener algo nuevo en qué entretenerse; hacerte reír con bromas, chistes y travesuras hasta, inclusive, tener la oportunidad de llamar a las discretas pero seguramente muy candentes hot lines”.

Cuando se pagaba por escuchar chistes y consejos por teléfono
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Otras llamadas ofrecían mensajes grabados, como los consejos de belleza de la violinista y vedette Olga Breeskin para lograr una figura ideal y sentirte mejor. Colección Carlos Villasana.

Era sólo el inicio de todo lo que podían ofrecer a las personas que tuvieran a su alcance un teléfono y una revista con los números telefónicos adecuados. Este fenómeno llegó a ser tan rentable que incluso personalidades como Eugenio Derbez participaron ofertando chistes “por tan solo 3 pesitos el minuto”.

Y ¿cómo no sería un furor en los inicios?, si aseguraba completo anonimato desde la comodidad del hogar para preguntar todo tipo de dudas y problemas, que para aquella época era complicado conversar en nuestros círculos más cercanos o de forma pública por temor a ser juzgados.

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La curiosidad de saber más acerca de temas poco o nada discutidos en familia o amigos, así como las limitaciones de la información en aquellas décadas, seguramente impulsaron el auge de estos anuncios. Colección Carlos Villasana.

La necesidad y curiosidad de saber más acerca de temas que no se hablaban con la familia o amigos, y las limitaciones del acceso a la información que se tenían antes eran situaciones que seguro impulsaron el auge de estos servicios.

Ahora hay libertad en el acceso a la información y en la expresión, que ya no se condiciona por la opinión popular. Hoy cada quien decide saber más o no de un tema.

No había suscripción como tal, eran servicios de un solo uso, según se necesitara, ya que además había mensajes pregrabados; entonces podías tener la mala suerte de que te tocará el mismo y también había otros donde la atención era en vivo.

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La línea amiga ofrecía servicio las 24 horas del día a 12 pesos por minuto, más lada. “¿Tienes miedo?, ¿Buscas pareja?”, se lee. Revista Eres número.208, 1997. Colección Carlos Villasana.

“La rapidez con la que este tipo de servicio fue reemplazado, hizo que con el tiempo pasara al recuerdo o simplemente a algo que hasta la fecha suena tan irreal que pocas personas creen que fue real”, señala Vanessa.

“Sin embargo, es importante mencionar que por más que hoy tengamos normalizado prender el celular y buscar en unos cuantos movimientos todo aquello que nos inquiete, no siempre fue así”, resalta la experta y explica que sería por eso que generaciones anteriores “tenían que recurrir a este tipo de servicios”.

“No sólo por el hecho de saber cómo sería probar, sino también porque muchas veces la experiencia propia no era suficiente para tomar ciertas decisiones, dependiendo de la situación en la que se encontraban o el estilo de vida al que aspiraban”, dice ella.

Cuando se pagaba por escuchar chistes y consejos por teléfono
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Estos servicios fueron de gran ayuda para muchas personas solas o que incluso les ayudaban a tomar decisiones por no contar con recursos para pagar ayuda de algún especialista. Archivo EL UNIVERSAL.

Algunos servicios de hoy tienen similitud


Fue entre los años 94 al 97 cuando hubo más anuncios de múltiples servicios ofrecidos vía teléfono, más tarde ya no se hizo tanta publicidad. Sin embargo, en los años 2000 se ofertaban algunos de ellos, pero vía SMS (mensaje de texto) y el cobro dependía del servicio solicitado.

Con la eventual llegada del Internet en los celulares esta práctica terminó. “Un caso para comparar el pasado con el presente podría ser el de aplicaciones como tik tok, twitter o hasta  instagram, donde se hacen lives (trasmisiones en vivo) o stories con cajitas de preguntas secretas para que la gente cuestione de forma anónima o pública (según decida) a personas que se dicen o son expertas en ciertos temas.

Cuando se pagaba por escuchar chistes y consejos por teléfono
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“Llama y escoge de un grupo en vivo a un chavo o una chava, intercambia contraseñas y ya está” se lee en esta publicidad. La llamada tenía un costo de 6 pesos por minuto. Revista Eres Número.208, 1997.Colección Carlos Villasana.

Los otros usuarios te aconsejan, te recomiendan cosas, generalmente sin ningún costo, pero si buscas mayor profundidad, ahí mismo te ofertan un servicio personalizado.

Hay plataformas como la del podcast “Dementes” en donde te aconsejan acerca de temas empresariales. Se trata de creativos [RJFM3] con acompañamiento según sea el tema; Terapify, en donde te dan atención psicológica con precios accesibles; “influencers” que ofrecen cursos o webinars (conferencias y talleres online) de diversos temas, según su especialidad”.

Cuando se pagaba por escuchar chistes y consejos por teléfono
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Actualmente las plataformas sociales ofrecen consejos de variados temas empresariales, de psicología, cursos, conferencias o talleres, la mayoría a precios accesibles. Colección Carlos Villasana.

Por último, nos dice Vanessa que fue sin lugar a dudas una época que fomentó la curiosidad, la innovación en las formas de entretenimiento y la satisfacción de ciertas necesidades humanas, imponiendo sobre el pasado las tendencias del futuro, dando un giro muy interesante a la transformación del teléfono, de las comunicaciones y relaciones humanas.

Se comenzó a usar este dispositivo, no sólo para comunicarse, sino como un aparato multitask, es decir, con múltiples funciones. Un invento que sigue vigente y que para muchos permanece como una útil herramienta que nos conecta de mil maneras con el mundo exterior.

Fuentes:

  1. Entrevista con la experta en temas de publicidad de décadas pasadas, Vanessa de la Rosa.