Texto: Carlos Villasana y Ruth Gómez
Fotos actuales:
David Pineda V.
Diseño web:
Miguel Ángel Garnica
Desde los primeros días de diciembre instituciones de gobierno, asociaciones civiles, fundaciones o ciudadanos organizan actividades en beneficio de niños y niñas y de la gente en situación de calle , o bien, fungen como cadena humana de apoyo para miles de peregrinos que transitan por las calles de la ciudad con el objetivo de llegar a la Basílica de Guadalupe.
Algunas de estas actividades son herencia de la historia de la capital, como la organización de meriendas comunitarias -ahora desayunos, comidas o cenas -que a finales del siglo XIX y principios del XX se realizaban en la Alameda Central para los infantes del Hospicio que solía encontrarse cerca de lo que hoy es el Hotel Hilton.
En un fragmento de la revista El Mundo Ilustrado del 24 de diciembre de 1905 se puede leer el ambiente de las fechas decembrinas de ese entonces:
“La navidad se celebra en todos los países y en todos los hogares, es una fiesta universal. Todos, desde las encumbradas damas en sus elegantes carruajes hasta los pobres niños desabrigados, van a los clásicos puestos que ocupan todo un costado de la Alameda y que cada tarde al obscurecer se revisten de alegre animación.
“Cada barraca de tela blanca ostenta, ya los farolillos de colores que cuelgan entre las hileras de velas y sobre los grupos de casitas, ya peregrinos , ya la colación o la fruta recomendada a ensordecedores gritos por los vendedores, las piñatas de grotescas figuras que se mecen colgadas del techo, o los montones de heno y lama, sobre los que brillan los hilillos argentados de escarcha. La animación de los puestos se comunica a las calles próximas y la gran avenida se ve más alegre que nunca”
“Calle San Juan de Dios - Mexico at Christmas” , postal del fotógrafo estadounidense C.B. Waite a principios del siglo XX, en la que se aprecian los puestos navideños de los vendedores callejeros a todo lo largo de la actual Avenida Hidalgo. Colección Villasana - Torres. Abajo una comparativa actual.
Al igual que hace unos años, los alrededores de la Alameda eran una romería navideña en la que se daban cita decenas de familias para realizar sus compras o simplemente pasar un buen momento admirando las piñatas -que se podían encontrar en puestos fijos o con vendedores ambulantes que, a pie y sobre el hombro, las iban ofreciendo- acompañado del aroma a pino o de los productos comestibles tan tradicionales de las fiestas.
A principios del siglo XX, personas de todos los estratos sociales se daban cita en los alrededores de la Alameda como se puede observar en esta toma de principios del siglo XX. Colección Villasana - Torres.
En cuanto a las actividades dedicadas para los niños y niñas del Hospicio, se organizaba una merienda que llevaba por nombre “La Fiesta de Caridad”, liderado por damas de la alta sociedad capitalina que solían visitar la Alameda para pasear por sus andadores. En fotografías de la época se pueden observar a grupos de niñas y niños esperando el llamado para ocupar un lugar en la mesa, así como una colección completa de los famosos “peregrinos” que se utilizaban para adornar los tradicionales nacimientos navideños.
Un retrato en el que aparecen las damas organizadoras de la Fiesta de Navidad en la Alameda para los niños pobres, el 24 de diciembre de 1909. En la toma aparecen la señora Luz Raigosa de Díaz, junto con las señoritas Josefina Núñez, y Catalina Escandón y Paz Cortina. Colección Villasana - Torres.
Después de terminar la merienda navideña, las damas de la caridad procedían a entregar a todos los niños y niñas, los regalos que se encontraban sujetos con un listón en las ramas de los árboles de la Alameda Central. Se trataba de muñecas, soldados, trompos, entre otros.
Niños formados para recibir sus regalos navideños. Colección Villasana - Torres.
Comparativa de la Alameda Central durante navidad a inicios de siglo y en 2019. Foto antigua colección Villasana - Torres.
El hospicio tuvo que ser relocalizado debido que el espacio para alojar a los infantes era insuficiente, Porfirio Díaz decidió que fuera “a las afueras” de la capital -en lo que hoy es Viaducto y Calzada San Antonio Abad- y que se convirtió, de acuerdo a información de El Mundo Ilustrado , en uno de los catorce establecimientos a cargo de la Beneficencia Pública del entonces Distrito Federal.
En la actualidad, estas actividades no se limitan al gobierno o a ciertas clases; empresas y organizaciones civiles buscan que estas fechas sean acogedoras para quienes más lo necesitan.
Puestos y ambulantes navideños en la avenida de los Hombres Ilustres, actual avenida Hidalgo, al norte de a Alameda Central. Colección Villasana-Torres.
Vendedores de árboles de Navidad, musgo y heno a inicios del siglo XX, en los linderos de la Alameda Central y la desaparecida calle de Rinconada de San Diego y Portillo de San Diego, hoy Avenida Hidalgo. Colección Villasana-Torres.
Fotografía antigua:
Colección Villasana - Torres.
Fuentes:
“El Mundo Ilustrado” y “La Semana Ilustrada” de 1905.
