Fenómenos astronómicos como los eclipses siempre tomaron por sorpresa y asombraron a la humanidad por su imponente espectáculo que, para muchos, llegó a ser hasta amenazante e intrigante. Aunque ahora exista conocimiento científico y herramientas necesarias para desmitificar algunos eventos del cosmos, todavía nos rebasan en su inmensidad.
Hace 85 años, en plena antesala de la Segunda Guerra Mundial, el mundo presenció eclipses solares y lunares, los cuales pudieron “predecir” –según la astrología– el futuro de las figuras políticas y militares más importantes de 1938.
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El suceso principal ocurrió el 29 de mayo de 1938, con un eclipse total de Sol visto en Sudáfrica y parte de Sudamérica. Para finales de noviembre hubo otro, aunque parcial, en el noreste de Asia y noroeste de América, sobre el llamado estrecho de Bering.
Apocalipsis o cambios en el temperamento, “efectos” del cosmos en la humanidad
Los temores y supersticiones alrededor de los eclipses –solares o lunares– datan de la prehistoria y cada civilización interpretó estos fenómenos según sus percepciones cognitivas.
Por ejemplo, según la investigación de Jaime Echeverría, en su texto El Sol es comido, las civilizaciones Nahuas en Mesoamérica temían que el tecuani –“bestia que come gente”– estuviera devorando al Sol cuando los cubría la oscuridad a mitad del día.
En la religión cristiana también hay mención de eclipses. Según las escrituras del Libro de las Revelaciones y su ruptura de los siete sellos del Juicio Final, con el quiebre de la sexta protección se sufre un devastador terremoto, una Luna de sangre y el Sol negro para toda la eternidad.
En épocas recientes se mantuvo la sensación de peligro para mujeres embarazadas, pues se creía que su exposición al eclipse provocaba la condición de labio leporino a su bebé. La solución era colocar un hilo rojo alrededor del vientre, como “defensa” contra la Luna que eclipsaba al Sol.
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Poco a poco se entendió que los eclipses no eran eventos de catástrofe, pero persistió la sospecha de que influirían en aspectos cotidianos e importantes del futuro, según las lecturas astrológicas.
El 19 de noviembre de 1936, EL UNIVERSAL ILUSTRADO recuperó palabras del astrónomo y meteorólogo francés, Théophile Moreux, quien aseguró que “los astros no ejercen ninguna acción sobre la Tierra; están demasiado lejos o son demasiado minúsculos para hacer sentir su influencia en los asuntos terrestres”.
“Hoy en día, ningún astrónomo –no escribo astrólogo– puede creer que la constelación de Cáncer influye sobre su estómago, hígado y pulmones”, sentenció el también divulgador, pero la astrología continúo con gran fama por esos años.
Narración de la minificción de Augusto Monterroso, “El Eclipse”. A pesar de los antiguos temores que se tuvieron alrededor de los eclipses, la humanidad cuestionó y analizó el fenómeno astronómico con detenimiento. Fuente: YouTube.
Irónicamente, el mismo Moreux sostuvo que sí existía una injerencia del Sol sobre todos los seres vivos, pues, “ningún ser viviente puede sustraerse a las fuerzas misteriosas que emanan del astro central”. Aunque su comentario no apuntó a energía astrológica, el astrónomo sostuvo que temporadas solares “álgidas” podían afectar los temperamentos humanos.
Para el 28 de julio de 1938, EL UNIVERSAL ILUSTRADO publicó el artículo La suerte del mundo a través de los eclipses, referente a los eventos cosmológicos que aquel año se vieron en algunas partes del mundo.
Según su autor, el profesor Paul Henderson –quien no especificó su área de estudio–, los fenómenos solares son “generalmente desfavorables”, mientras que los lunares eran “un augurio de felicidad, sobre todo, cuando se produce en circunstancias de gran excitación colectiva”.
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“Los astros rigen el destino del hombre desde que nacen. […] Los astros predestinan, pero no determinan”, sostuvo el autor.
Con base en eso, Henderson explicó que los eclipses solares y lunares de 1938 predijeron el panorama para los principales líderes políticos y militares de esa época, asunto que se torna más complejo cuando sabemos que unos meses después se desató la mayor guerra del siglo XX.
Los beneficiados por los astros, Jorge VI y Hitler
Dentro de su entrega en EL UNIVERSAL ILUSTRADO, Paul Henderson sostuvo que los eclipses “significan mucho más de lo que los humanos suponemos, ya que el Sol y la Luna son los astros más directamente unidos a nuestra vida”.
El texto comenzó con la predicción más favorable, que fue para el entonces soberano de Gran Bretaña, Jorge VI, quien “luce un esplendor extraordinario. […] Inglaterra dará ejemplos de alta comprensión internacional y prudencia diplomática en todos los entredichos europeos e impondrá sus tesis y saldrá airosa de todos los engorrosos problemas actuales”.
En la primavera de ese año, Alemania amenazó con ocupar el territorio checoslovaco conocido como los Sedetes, violando acuerdos internacionales de paz. Para el 26 de septiembre de 1938, Inglaterra aseguró que intervendría militarmente si el ejército alemán atacaba Checoslovaquia.
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A pesar de esa intimidación, el entonces Primer Ministro de Gran Bretaña, Neville Chamberlain, trabajó un pacto de paz, lo que resultó en la firma del Acuerdo de Múnich entre Hitler, Édouard Daladier –canciller de Francia– y Benito Mussolini. Se autorizó la anexión de los Sedetes al territorio nazi, sin considerar al gobierno checoslovaco.
Sus consecuencias se atribuyeron por completo a Gran Bretaña, sobre todo porque la “comprensión” inglesa dio una confianza peligrosa al Führer, pero también se cree que el Acuerdo de Múnich retrasó la Guerra Mundial y permitió la construcción de arsenales capaces de enfrentarse a la Wehrmacht.
Para el 5 de noviembre de ese año, Jorge VI aseguró frente a la Cámara de los Comunes que la relación de Reino Unido “continúa siendo amistosa con todos los países del mundo”, a pesar del nerviosismo y descontento internacional frente a los fortalecidos regímenes autoritarios.
El siguiente pronóstico fue para el Duce italiano, Benito Mussolini. Henderson escribió que el líder fascista “está protegido en este lapso [entre agosto y diciembre de 1938] por uno de los aspectos más favorables de su horóscopo. Puede decirse que será el periodo más fructífero de su vida”.
Aunque los astros vieron un futuro muy prometedor para el dictador, las acciones de la Alemania nazi eclipsaron a la potencia fascista.
Italia continúo con la “colonización” de Etiopía y Libia, además de retomar algunas relaciones internacionales. Pero, más que un posicionamiento diplomático o victorias militares, el régimen de Mussolini tuvo su mayor hazaña de 1938 en el campo de fútbol.
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En plena tensión internacional y con una inadecuada organización, la FIFA celebró la tercera Copa Mundial de Fútbol en Francia. Se disputó el torneo con apenas 15 países, del cual salió ganadora la selección italiana, siendo la primera en tener el bicampeonato.
La victoria futbolística se oscurece cuando sabemos que Mussolini envió un aviso a sus seleccionados minutos antes de jugarse la final ante Hungría: “vencer o morir”. El partido quedó 4 contra 2 a favor de los italianos, salvando la vida de los jóvenes. Fue lo más “prometedor” que tuvo la potencia europea en un año tan determinante para su historia.
Las “buenas vibras” de Paul Henderson también alcanzaron para el emperador Hirohito de Japón, último con una conexión “divina” en el país asiático. Para él, “los astros le son propicios”, determinó el artículo de 1938, justo cuando su ejército cursó una guerra contra la República de China.
De acuerdo con aquella interpretación de los eclipses, Hirohito “llevará a su pueblo a una victoria mucho más importante de lo que es dable sospechar ahora”, pero sólo alcanzaría tal éxito esforzándose y sacrificándose.
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La predicción astrológica no contó con que el emperador autorizó armas biológicas y químicas en 1938, por lo que su sacrificio y esfuerzo no fueron necesarios para destruir cientos de vidas y dominar con facilidad varios territorios enemigos.
La tensión durante la guerra chino-japonesa se incrementó por el posicionamiento soviético en favor de China, lo que empeoró la marcada inestabilidad entre japoneses y la URSS. A pesar su avance, el ejército nipón tardó en romper la resistencia enemiga y el conflicto se extendió por varios años más.
Continuando con un ecuánime pronóstico de los eclipses, Adolf Hitler apareció en el artículo de 1938. Se creyó que algunos allegados tendrían diferencias con él y entorpecerían las victorias del régimen nacionalsocialista, pero al final “determinaría el año sin mayores pérdidas ni ganancias”.
En marzo de 1938, Alemania logró la anexión “voluntaria” de Austria a su territorio y con la posterior adhesión forzada de los Sedetes, el gobierno nazi tuvo un panorama bastante favorecedor.
En los primeros días de octubre y después de la crisis con Checoslovaquia, Hitler indicó que sólo quería paz para sus ciudadanos. Este diario reportó que el parlamento de Inglaterra “tenía el profundo convencimiento de que era posible franquear los abismos que tenían dividida a Europa” con la nueva disposición del Führer.
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Por esas fechas, y mientras el mundo sabía lo suficiente sobre las intenciones de Hitler, se intensificaron las medidas antisemitas en Alemania y sus territorios, con vejaciones económicas y agresiones deliberadas.
EL UNIVERSAL evidenció, el 30 de noviembre, que el periódico nazi Das Schwarze Korps publicó que, si algún semita arremetía contra un ciudadano alemán prominente, “no habrá más judíos en este país. Esperamos haberlo expresado claramente”. La suerte no le faltó a Hitler durante 1938.
Stalin y Roosevelt entre los menos favorecidos por los eclipses
Los pronósticos astrológicos se complicaron para Franklin Roosevelt, quien tenía “un buen horóscopo, pero su país se verá abocado a profundas divergencias entre las clases obreras”.
Según Paul Henderson, fuerzas extranjeras aprovecharían los conflictos económicos e internacionales para acentuar las discrepancias entre estadounidenses, pero el entonces presidente de Estados Unidos “podría salir airoso, siempre que en la empresa emplee sus mejores energías”.
Para 1938 –siendo la última faceta oficial del New Deal económico de Roosevelt–, Estados Unidos tuvo una nueva recesión, pero la crisis en Europa desvió las prioridades y el gobierno norteamericano promovió rearmar sus fuerzas militares con vistas a un próximo conflicto bélico.
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En la edición del 16 de noviembre para EL UNIVERSAL, se supo que “Roosevelt ve en la Alemania un serio peligro para la América” y aunque el mandatario estadounidense permaneció neutral, se comprometió a defender el territorio continental de Estados Unidos y a proteger a otras naciones americanas. Sus peores momentos llegarían en 1941.
Uno de los panoramas más difíciles, según el artículo de 1938, era para Chiang Kai-shek, líder de fuerzas chinas durante la guerra contra Japón. El semanario de esta casa editorial sostuvo que la situación del país asiático empeoraría y que el fin del dirigente militar “será oscuro y lamentable”.
Henderson aseguró que el horóscopo de Kai-shek mejoraría sólo si pedía la paz al ejército japonés, a través de la rendición. Por octubre de 1938, el mismo mariscal chino aseguró que renunciaría a su cargo si eso liberaba a su país, pero nunca se dieron negociaciones claras.
Japón dominó la guerra con rapidez y ocupó ciudades clave en el territorio chino, eso obligó a Chiang Kai-shek a formar una alianza con sus adversarios comunistas y separarse de la Alemania nazi.
Para finales de 1938, la presencia nipona en China abarcó más regiones y vías de comunicación, pero no fue el pavoroso final de Chiang Kai-shek, pues su resistencia aguantó hasta la derrota del ejército japonés, en agosto de 1945, tras la Segunda Guerra Mundial.
El peor pronóstico de los eclipses fue para Iósif Stalin y la URSS, pues “los astros son francamente desfavorables para Rusia en el periodo que se avecina”. La falta de apoyo internacional y el creciente número de contrarios puso en desventaja a la potencia socialista.
La mayor de sus amenazas, según los pronósticos astrológicos, eran las “luchas internas que se producirían en su seno”, sobre todo en contra del secretario general del Partido Comunista.
Desde comienzos de la década de 1930, el gobierno de Stalin comenzó una paranoica búsqueda de opositores y sospechosos de “conspirar contra la URSS”, conocida como Gran Purga, con juicios, torturas y ejecuciones. Para 1938, se dieron las últimas sentencias, pero el ambiente seguía volátil.
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Para el 6 de noviembre de 1938, EL UNIVERSAL recuperó una entrevista con Francisco Franco, dirigente de las fuerzas nacionalistas españolas durante la Guerra Civil, quien aseguró que Stalin no promovía una postura bélica contra los nazis o italianos porque, si armaba a su gente para atacar, corría el riesgo de sufrir un golpe de Estado para su propio derrocamiento.
El general español sostuvo que el “poder” soviético venía de sus emisores políticos, quienes garantizaron acuerdos no bélicos, pues Stalin no podía arriesgarse en armar a su ejército para un combate de gran magnitud. Los astros y la opinión del mundo coincidieron con que la URSS no tenía un futuro alentador.
“El hombre prudente domina la influencia nefasta de los astros”
Las posibilidades vistas tras los eclipses de 1938 no sólo abarcaron dictadores y dirigentes políticos; hasta las mujeres solteras tuvieron una pista de lo que depararía su futuro inmediato.
Gracias a la influencia del Sol y la Luna, las jóvenes que todavía no tuvieran una relación o compromiso formal verían cristalizadas sus ilusiones para finales de año, con boda y unión familiar, pero sólo si mantenían un estilo de vida “hogareño y recatado”.
Se les recomendó ser “sobrias en la mesa” y, sobre todo, cuidarse ojos y boca, como precaución especial para mantener su bienaventurado destino. Para los hombres, el panorama astrológico fue más severo, pues estarían “nerviosos y preocupados, sin motivo aparente”.
Pero el pronóstico más desolador fue para los “lunáticos” o personas con la influencia astrológica de la Luna. Para el cierre de 1938, estos individuos tendrían latentes molestias y traiciones, y se les recomendó no emprender grandes planes para evitar consecuencias o resultados desagradables.
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De cualquier forma y para fortuna de todos los nombrados en este complejo pronóstico, Paul Henderson recordó a sus lectores de 1938 una aparente frase de Aristóteles: “El hombre prudente domina la influencia nefasta de los astros”.
El texto de astrología que EL UNIVERSAL ILUSTRADO publicó hace 85 años sostuvo que, por mayor influencia que exista de las fuerzas cósmicas, todas pueden revertirse o fortalecerse por la propia voluntad del hombre.
Los eventos que la humanidad vio después de 1938 no provenían de eclipses y energía cósmica, sino de decisiones y acciones que moldearon la convivencia moderna para el resto del siglo XX.
Material de archivo del Laboratorio de Preservación Audiovisual de Uruguay, sobre el eclipse solar que Sudamérica y Sudáfrica presenciaron el 29 de mayo de 1938. Fuente: YouTube.
- Fuentes:
- Hemeroteca EL UNIVERSAL
- 1938: Año Crucial - Centro Mundial de Conmemoración de la Shoá
- Casado, J. & Serra-Ricart, M. (2023). Eclipses, Semana de la Ciencia y la Tecnología 2003. España: FECYT.
- Dias, E. (3 de abril 2020). El apocalipsis como revelación: esto enseña la religión sobre el fin de los tiempos. En The New York Times.
- Echeverría, J. (2014). "El Sol es comido": representaciones, prácticas y simbolismos del eclipse solar entre los antiguos nahuas y otros grupos mesoamericanos.
- Enciclopedia del Holocausto
- Nájera, M. (1995). El temor a los eclipses entre comunidades mayas contemporáneas. En Varela, C. & Bonor, J. & Fernández, M. (coord). (1995). Religión y sociedad en el área maya. España.
- s.a. (s.f.). Los eclipses en la mitología y en la historia. En XL Semanal.