Desde inicios del Siglo XX, la prensa anunciaba remedios orgánicos o medicinales casi milagrosos. Algunos productos se ofrecieron exclusivamente a mujeres, ideales para eliminar los dolores y problemas “del sexo femenino”. Especial.
Texto: Martha M. Callejas
Los remedios naturales son un elemento que han acompañado al ser humano desde hace miles de años. Al estar ligados con la salud, los médicos los recomendaban para curar enfermedades y malestares. Estaban compuestos de plantas medicinales, muchas veces maceradas con alcohol para potenciar sus propiedades naturales.
Con el paso del tiempo los médicos y los farmacéuticos se fueron separando de los remedios y cambiaron sus tratamientos por compuestos químicos también extraídos de las plantas utilizando el método científico, descartando creencias y supersticiones que dificultaran la verdadera cura de las enfermedades.
No obstante, algunos padecimientos se consideraban un misterio para la medicina tradicional y entonces los remedios naturistas eran una opción viable para curarse.
Botica en los años 20 ubicada en la Ciudad de México propiedad del Dr. José Ibarrola médico, cirujano y partero que daba consultas gratuitas para los pobres en un horario de 4 a 6 p.m. Foto: Angelina Herrera Balleza/ ESPECIAL.
Este pensamiento sigue vigente entre las personas que buscan una buena salud sin tener que tomar medicamentos químicos que les causen otros efectos secundarios. Si nos remontamos a hace cien años las cosas no eran muy diferentes de lo que podemos ver hoy en día en una tienda de productos naturistas.
A inicios del siglo XX en los periódicos se podían ver curiosos anuncios de muchos productos que ofrecían rápidos y eficaces resultados, casi para cualquier enfermedad.
Gran oferta de productos
Dentro del sin número de publicidad que puede encontrarse sobre medicamentos y remedios, en aquella época hablar de los “padecimientos de la mujer” era algo poco común y se abordaba de manera discreta, pues no se tocaba el tema tan abiertamente como ahora.
Sin embargo, los anuncios que mencionaban dichas enfermedades buscaban la forma de dar a conocer la eficacia de sus productos sin dejarse limitar por los estándares sociales.
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Frasco de 1875 del Compuesto Vegetal de Lydia E. Pinkham contra el empaque actual; los Laboratorios Numark en Estados Unidos aún comercializan este remedio herbal, ya sea en presentación líquida o en tabletas. Fotos: ESPECIAL/Colección Fresquet/Medicina, Historia y Sociedad/Numark Laboratories/Amazon.
En la publicidad que circulaba a principios del siglo XX podemos mencionar curiosos remedios bajo llamativos nombres como: “Compuesto vegetal Lydia E. Pinkham”, “Tabletas Vitamón de Mastin”, “Hormotone” y “Cardui”, entre muchos otros.
Las tabletas Vitamón de Mastin eran ideales para casos de delgadez o desnutrición extrema. Se trataba de unas vitaminas de levadura, compuestas por hierro orgánico, calcio y otros elementos naturales como la nuez vómica, todos revitalizadores del cerebro y para tratamiento de problemas estomacales, resacas y dolores menstruales.
Publicidad de las tabletas Vitamón de Mastin donde mostraban dibujos comparativos de una mujer enferma y otra sana, estas pastillas se vendían como un suplemento para recuperar la vitalidad y combatir la anemia; menciona que sus ingredientes activos como la levadura surtían efecto desde la primer dosis. Fuente: Archivo EL UNIVERSAL.
Su consumo era en las comidas para complementar los nutrientes y aumentar la masa corporal recomendada.
Hormotone era otro tónico que de manera natural "da fuerzas y reconforta”. Se componía de extractos derivados de órganos endócrinos de origen animal, lo que se consideraba un gran avance para la medicina moderna.
El uso de sustancias producidas por los animales para crear remedios para la salud humana había sido una práctica que no estaba del todo regulada y requería de estudios para probar su efectividad.
En el caso del Hormotone, sus anuncios afirmaban que el extracto de glándulas de toro y otros animales que no se mencionan eran la solución para curar numerosos malestares.
Anuncio de 1920 pregunta al lector ¿Está Ud. Satisfecha de si misma? se aborda sobre el atractivo de la mujer y su salud. Habla de la relación entre el cutis, la limpieza de sangre y la secreción de glándulas para lucir joven y saludable. El tónico Hormotone asegura dar vida a estas glándulas mediante su fórmula aprobada por el laboratorio Carnrick de Nueva York. Fuente: Archivo EL UNIVERSAL.
Ideal para combatir el desánimo, malestares menstruales, impotencia y para el desarrollo integral de los niños, así como para la purificación de la sangre, renovación de tejidos y molestias del embarazo, aparentemente con exitosos resultados.
Dentro de estos anuncios se puede ver cómo los productos hacían referencia por primera vez a términos científicos para venderlos como si fuesen medicamentos . También se lee el nombre de los primeros laboratorios de patente que provenían de otros países afirmando que sus fórmulas eran seguras y de gran ayuda para mantenerse saludables.
Tónicos para la salud de la mujer
El compuesto vegetal de Lydia E. Pinkham era una mezcla de extractos herbales que se vendía como una cura segura para “enfermedades y desarreglos propios de sexo femenino”.
Contenía raíz de unicornio, hierba cana, cohosh negro, raíz de pleuresía y semilla de fenogreco, todo macerado en alcohol.
Las plantas que contenía este remedio tenían propiedades medicinales sustentadas en pruebas a través de varias generaciones de pacientes antes de patentar la formula. Incluso uno de los elementos del tónico conocido como raíz de unicornio era utilizado por tribus de indios por sus efectos calmantes.
Sus anuncios, en 1917, llamaban la atención porque el producto se promocionaba a modo de nota usando titulares como “Mujer desolada que ahora es una madre feliz”, donde se narraba que este producto ayudaba a varias mujeres a recobrar la salud ante varios padecimientos.
Los anuncios que se publicaban en la primera década del siglo XX imitaban los titulares de una nota para atraer la atención de sus lectores, en este caso los titulares siempre hacen referencia a mujeres. Anuncio publicado el 4 de diciembre de 1917. Fuente: Archivo EL UNIVERSAL.
El vino Cardui se consideró un medicamento y se producía en Tennesse, Estados Unidos. Durante la primera mitad del siglo XX se vendía en farmacias y boticas. Era un remedio que prometía curar “los dolores de mujer”.
En los anuncios se ven imágenes de mujeres con poses de dolor, en cama, con expresión triste, ilustrando los padecimientos que enfrentaban en la vida diaria.
De acuerdo con el médico Johann Schroeder, en un texto de 1693, la hierba utilizada en Cardui (que se mantenía en secreto) podía tomarse con agua o vino para aliviar mareos, debilidad y problemas digestivos. Fuente: Hemeroteca EL UNIVERSAL.
Cardui no era cualquier tónico según se anunciaba, sino una medicina para aliviar dolores de espalda, náuseas, insomnio, depresión, nerviosismo y hasta el mal humor en las mujeres.
La publicidad de este remedio se refería al Cardui como la cura más efectiva para una de las enfermedades femeninas más recurrentes, conocida como enfermedad nerviosa asociada a los cambios producidos por el útero y el ciclo menstrual.
La imagen de la mujer enferma acompañada de largos textos que exponían la necesidad de las mujeres para adaptarse a los tiempos modernos y que se veían afectadas por las enfermedades propias del sexo femenino, eran los discursos publicitarios que utilizaban para anunciarse en el periódico y volantes.
Esta forma de dar a conocer los beneficios de los remedios funcionó notablemente y los anuncios comenzaron a ocupar más espacios en las páginas del diario, ya no solo incluían un breve testimonio, sino detalles de quienes utilizaban el producto acompañado de dibujos que ilustraban mujeres en diferentes situaciones de la vida diaria.
Otro punto importante de la efectividad de estas campañas publicitarias era la naturalidad con la que se mencionaban los problemas de salud en ellas, que en la época no se acostumbraba abordar, como es el caso de los cólicos menstruales.
También se tocaban temas como la fertilidad, complicaciones de ovarios, cansancio y problemas hormonales para los cuales, en la mayoría de los casos, la intervención médica parecía no dar resultados positivos, según se lee en las notas de décadas pasadas.
Las ilustraciones atraían al público, pues mostraban a mujeres dentro de un ambiente cotidiano que llamaba la atención. Esta publicidad fue publicada en las páginas de EL UNIVERSAL.
Publicidad que empoderaba a las mujeres
Grupos feministas de la época veían este tipo de publicidad como una forma de visibilizar los problemas que experimentaban las mujeres en su rutina y que casi siempre eran silenciados por sobre otros problemas más importantes para la sociedad.
Hablar de la salud femenina era algo que se mantenía dentro de los consultorios médicos y en la privacidad del hogar; así, los anuncios del “Compuesto vegetal Lydia E. Pinkham” fueron los primeros en referirse abiertamente al tema y tomaron partido de ello para vender su producto.
Asimismo, su atractivo fue de gran impacto para las lectoras, ya que aseguraban que quienes escribían los testimonios eran mujeres comunes que daban consentimiento para publicar sus experiencias. Otro punto innovador era que se publicaban cartas de diferentes partes del mundo, especialmente de Estados Unidos , lugar de origen del famoso remedio.
Anuncio para ventana del Compuesto Vegetal de Lydia E. Pinkham – exclusivo para el sexo femenino – de 1925. Muestra a una mujer sosteniendo la caja del producto. Foto: ESPECIAL/ Biblioteca Schlesinger sobre la historia de la mujer en América.
Los anuncios invitaban a las mujeres a escribir sus dudas relacionadas con la salud y sobre su experiencia con el compuesto, las cuales garantizaban que tendrían respuesta personalizada.
Esta forma de vender ya se usaba desde mucho antes de que el producto llegara al país, a través de periódicos como el de Estados Unidos desde finales del siglo XIX.
Cordial de Cerebrina del Dr. Ulrici
Aunque su presentación era parecida al vino, se le consideró medicina y alimento. Tónico comercializado desde 1890 con la fórmula del médico C.J. Ulrici que era utilizado en casos de desánimo, agotamiento cerebral y nervios, pues revitalizaba el sistema nervioso.
En los anuncios se aseguraba la fortificación de músculos, la purificación de la sangre, regeneración del organismo y el aparente bienestar cerebral que ayudaban a las complicaciones por depresión, incapacidad intelectual, anemia y falta de memoria.
Este remedio, aunque cualquiera podía tomarlo, se recomendaba su uso para las mujeres que sufrían de neuralgias rebeldes, ataques de nervios, menstruación difícil y dolorosa, agotamiento y toda clase de debilidad de los “órganos privados”.
Durante varias décadas, los anuncios señalaron en este diario la gran cantidad de mujeres que sufrían de “angustiosos dolores”, depresión nerviosa y malestares que suelen acompañar las funciones periódicas de su sexo. Garantizaban que las mujeres quienes consumían su producto recuperaban la vitalidad y les ayudaba a regular dichas funciones.
“¿De qué sirven los deseos, la actividad y aún las energías, si su naturaleza a cualquier empleo de ellos se doblega y cansa?” Así iniciaban los anuncios del tónico Cordial de Cerebrina del Dr. Ulrici, se da por entendido junto con la imagen que el término “naturaleza” se refiere a la naturaleza de la mujer de ser susceptible a la fatiga. Fuente: Hemeroteca EL UNIVERSAL.
Como otros remedios, su fórmula provino de Estados Unidos , pero su comercialización alcanzó varios países de Latinoamérica y Europa. Sus anuncios dejaron de imprimirse en EL UNIVERSAL hasta 1927.
Aunque se anunciaba como un medicamento, la publicidad de la época no mencionaba qué contenía la formula.
Uno de estos remedios aún vigente
Más de cien años después de su lanzamiento y de varios cambios en su composición el remedio conocido como "Compuesto vegetal de Lydia E. Pinkham" sigue a la venta en tiendas naturistas y en sitios web. Numark Brands lo fabrica bajo el nombre de Suplemento Herbal de Lydia Pinkham .
Aunque ya no se promociona como un producto casi milagroso, este suplemento de hierbas proporciona alivio para los malestares causados por la menstruación y la menopausia gracias a las plantas que compone el jarabe. Alivia la hinchazón y los calambres, tiene efectos calmantes y revitalizantes.
Conserva la raíz de pleuresía y el cohosh negro, otros ingredientes de la formula original se han cambiado por agripalma, genciana, cornejo de Jamaica, regaliz y diente de león.
La popularidad de este jarabe bajó ante la numerosa competencia de otros productos que se venden por televisión, pero aún se promociona a través de recomendaciones entre mujeres que lo han utilizado y que aseguran su efectividad. Los testimonios son muy parecidos a los que se publicaban en el periódico, migrando a los medios digitales de comunicación, como los blogs, publicaciones en redes sociales y en comentarios donde se valora el producto pueden y leerse opiniones positivas del suplemento.
Aunque su distribución ya no es tan amplia, el producto sigue a la venta bajo el nombre de “Suplemento Herbario líquido”. La imagen de Lydia E. Pinkham aparece con ligeros cambios en el diseño, pero sin perder la imagen que se ha mantenido desde hace más de 100 años.
El cambio de los remedios por medicamentos
Durante la primera mitad del siglo XX la efectividad de los medicamentos y de los remedios no eran tan diferentes debido a los componentes que contenían.
Mientras que los remedios estaban elaborados con extractos de plantas, y en algunos casos de animales, la medicina tradicional recién sintetizaba y experimentaba con sus fórmulas a través de procesos químicos que aún no contaban con suficiente sustento.
Así pues, las personas en busca de recuperar su salud y vitalidad tenían una amplia gama de jarabes, pastillas y otros que se perdían entre la línea de lo naturista y la medicina de patente, dejandose llevar por recomendaciones de conocidos.
Conforme pasaron los años las fórmulas farmacéuticas fueron puliéndose y la línea que separaba los remedios de los medicamentos se fue marcando hasta que podía diferenciarse claramente entre un medicamento y lo que ahora llamamos como suplemento alimienticio.
En la segunda parte de este texto veremos cómo las medicinas fueron despegando de las fórmulas provenientes de extractos naturales a compuestos químicos que al día de hoy siguen en desarrollo.
Fuentes
- Hemeroteca EL UNIVERSAL
- El Compuesto vegetal de Lydia E. Pinkham. Medicina, Historia y Sociedad. https://historiadelamedicina.wordpress.com/2017/01/12/el-compuesto-vegetal-de-lydia-e-pinkham/
- The First Woman to Put Her Face on Packaging Got Trolled Like Crazy. Slate Magazine. https://slate.com/human-interest/2016/05/lydia-e-pinkham-the-first-woman-to-put-her-face-on-packaging-got-trolled-like-crazy.html
- “Entornar los nervios” : el caso del medicamento cardui. En G. Martínez Hernández (Coord.), Medicina y sociedad: saberes, discursos y prácticas: siglos XVI al XX (133-166). Ciudad de México: UNAM, Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación. disponible en línea: http://132.248.192.241:8080/xmlui/bitstream/handle/IISUE_UNAM/581/NarvaezC_2020_Entonar_los_nervios.pdf?sequence=1&isAllowed=y