Sin importar la generación, todos hemos acudido a disfrutar de una película a una sala de cine. Chicos y grandes experimentamos la emoción de estar sentados en una cómoda butaca y ver a nuestros artistas favoritos en la gran pantalla.
Tal experiencia no suele ser lo mismo sin alguna golosina o botana; y en el caso del cine, las palomitas de maíz son las indiscutibles estrellas. Para hablar de esta perfecta combinación, entrevistamos a la maestra, historiadora, artista visual y tiktoker, Sara Mariana Benítez Sierra.
En los años 60, los cinéfilos podían adquirir en las dulcerías la clásica copa de helado especial o el cono de la marca Holanda, un favorito del público que se podía conseguir con mermelada de fresa o jarabe de chocolate, siendo la vainilla el elemento principal.
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También se vendían “sugus” y los “pon-pons”, las gomitas, los productos “Escalona”, con sus imperdibles pasitas con chocolate, las pastillas “Salvavidas”, las “Certs” y para los paladares más tradicionales los clásicos muéganos y los gaznates.
No obstante, la estrella principal entre todas las golosinas de los cines, y para la cual tenían designado un espacio especial en la vitrina del mostrador, eran sin duda las palomitas de maíz.
En aquellos días, y por mucho tiempo más, las palomitas se vendían en una bolsa de un sólo tamaño. No había distintos tamaños, ni paquetes o “combos”, como hoy, que incluyeran refresco y algún chocolate.
Lo que sí -a decir de varios entrevistados de distintas edades- no ha cambiado al paso de los años, son los precios de los productos que se ofrecen en las dulcerías de las salas y que terminan saliendo más caros que los boletos de entrada. Tomando en cuenta que en épocas pasadas las familias eran numerosas, es de imaginarse lo caro que resultaba a los papás una salidita al cine con los hijos.
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Se consumían en rituales especiales
Al hablar de los antecedentes del consumo de las palomitas, la historiadora Sara Mariana Benítez nos comenta que existen estudios arqueológicos en los que se aborda la modificación del teocintle, una gramínea parecida al maíz, que crece de manera natural en nuestro continente, que al paso de los años y a través de muchas generaciones llegó a producir las mazorcas que conocemos y consumimos actualmente.
Nos explicó que los vestigios más antiguos se encontraron en Oaxaca, en la cueva de Guliá Nakitz, que ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura UNESCO.
La maestra e historiadora nos habla que uno de los usos más comunes desde tiempos ancestrales, ya de esta forma parecida a la palomita de maíz, era para su consumo en rituales especiales, según demostraron los arqueólogos.
Algunos pueblos originarios, nos comenta la historiadora, se dedicaron a hacer collares, comida, corpiños, sombreros, como lo prueban distintas fuentes.
Al preguntarle acerca de cuándo se empezaron a consumir las palomitas de maíz dentro de las salas de cine, Sara Mariana nos contó que habría que remontarse a 1885 cuando el inventor, Charles Cretors, creó una máquina para hacer palomitas y que se podía llevar a cualquier lugar, ya que no se requería una cocina para poder hacerlas.
También nos explica que con la llegada de las primeras salas de cine no se vendía, ni se permitía el consumo de golosinas, ya que la proyección de películas era limitada para ciertos sectores altos de la sociedad y, el ingerir cualquier alimento considerado grasoso era mal visto; además de que los que acudieran tenían que tener cierto grado de cultura para entender lo que se proyectaba.
Después de la Gran Depresión en Estados Unidos (1929), la gente necesitaba olvidarse de sus problemas, aunque fuera por poco tiempo, y fue que halló una salida en el cine, así como una nueva forma de entretenimiento con poco dinero, además de las ferias y el circo.
Así fue como poco a poco las palomitas se convirtieron en la botana por excelencia. Las populares palomitas de maíz con sal, eran muy baratas y de inmediato se adaptaron a las salas de cine y se volvieron indispensables.
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Las palomitas, la atracción de los cines
En julio 25 de 1949, la influyente revista norteamericana LIFE publicaba un trabajo especial acerca de las palomitas de maíz y su llegada a los cines.
Empezaba diciendo que había tradiciones que parecía que habían estado con nosotros desde siempre y que tal era el caso de las palomitas de maíz.
En uno de los párrafos del especial gráfico se leía que la principal atracción de las salas de cine aquel fin de semana, no había sido el actor Clark Gable, sino las palomitas de maíz.
El texto recordaba los primeros días de las salas de cine en que los dueños intentaron tener unas salas inmaculadas, muy limpias, al igual que los pasillos, los exteriores y que lo que menos querían ver y limpiar eran envolturas de golosinas y palomitas, regadas por el piso.
El escrito recordó que tan sólo un par de décadas atrás, durante la Gran Depresión, la venta de golosinas y especialmente las palomitas, habían logrado levantar la industria cinematográfica que iba en picada.
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Por otro lado, mencionaba cómo las palomitas de maíz se convirtieron en la botana por excelencia durante la Segunda Guerra Mundial, cuando el azúcar escaseó y las golosinas saladas tomaron un primer lugar en todos los estantes y después en todas las dulcerías de los cines.
En el especial de la revista, los fotógrafos de LIFE registraron algo que hemos constatado todos hasta la fecha, y es nada menos que la combinación perfecta que existe entre las películas y las palomitas.
En 1977 hubo protestas por subir el precio de las palomitas
Las páginas de este diario informaban el 18 de agosto de 1977 acerca de una protesta de los aficionados al cine por el aumento de precio de las palomitas y los muéganos.
La nota indicaba que el precio de las golosinas en los distintos cines de la capital habían aumentado aumentaron un 33%, lo que propició las protestas de todos aquellos que asistían a este tipo de espectáculo.
“En cartelones blancos con letras color naranja, se notifica a los cinéfilos el nuevo precio de las palomitas, refrescos, gaznates, dulces y chocolates, lo que provoca que se incremente entre 40 y 80 por ciento el precio que se paga por ver una película.
“Tomando en cuenta que en esta capital existen salas cinematográficas cuyos boletos de entrada fluctúan entre los cuatro y los 40 pesos, los cines mayormente afectados serán los considerados populares”, se leía en nota de este periódico.
Y añadía la nota que las dulcerías de los cines eran en realidad el principal negocio de las empresas dedicadas a la exhibición de películas nacionales y extranjeras, y que al final representaban “la mayor tajada“.
“La arraigada costumbre que existe entre el cinéfilo capitalino de consumir golosinas del interior de los cinematógrafos, ha llevado a la operadora de teatros a importar poco más de 10 millones de pesos en maíz especial para palomitas, por tanto, se espera que en poco tiempo, el público se acostumbre a este incremento en precios; aunque se espera una disminución en el volumen de las ventas”, concluía la nota.
“Es sumamente interesante hablar sobre el consumo de las palomitas de maíz, porque se han vuelto una botana favorita para muchos: ya sean envueltas en caramelo, con sal o con un poco de salsa Valentina. Y ahora nosotros hemos modificado los sabores y hay hasta de Takis, con chile, etc.” , concluyó nuestra entrevistada.
- Fuentes:
- Sari es historiadora, maestra, artista visual y tiktoker. Ha colaborado con distintas instituciones de cultura, como el Museo Mural Diego Rivera, el Museo de Arte Popular, el Colegio Nacional, Tvunam e Ibero 90.9, en proyectos para la divulgación de la historia. En 2018 creó el proyecto multiplataforma Historia Chiquita, que incluye pódcast, videos, memes y más. Mis redes: IG: @Historiachiquita Tik tok: historiachiquita x: historiachiquita
- “When movie popcorn was the hot thing”, LIFE.
- “Popcorn bonanza”
- 25 de julio de 1949
- Hemeroteca EL UNIVERSAL