Desde hace años los cánones de belleza han estado presentes en el interés de las personas de diferentes maneras, adaptándose y evolucionando, en torno al estilo de vida de la sociedad convirtiendo el concepto de belleza en algo subjetivo y variable según la época, afirma Vanessa de la Rosa, experta en publicidad de décadas pasadas.

Y es que ¿quién no quisiera lucir perfecto en ocasiones especiales como Navidad, año Nuevo, la llegada del Verano, nuestro cumpleaños o boda? Por ello es que durante diversas épocas han surgido múltiples tratamientos estéticos que prometen alcanzar aquello que siempre se quiso ser, ya sea con tratamientos caseros, o derivados de la medicina, hasta masajes estéticos para diversas áreas del cuerpo que prometen lograr una figura más estilizada.

En entrevista con , Vanessa afirma que uno de los principales elementos que nos permiten analizar mejor estas transformaciones ha sido la publicidad que nos recuerda la importancia de estar y lucir bien de diferentes maneras, pues es aquí donde más de una vez vemos, a través de imágenes y promociones, lo que se debía hacer antes para ser considerado alguien bello.

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Anuncio de la revista Vanidades del año 1979 donde se lee la promoción de Dynami King, el cual prometía aumentar la estatura en unas pocas semanas, logrando entre 8 y 16 centímetros más de altura para ambos sexos. Colección Carlos Villasana.
Anuncio de la revista Vanidades del año 1979 donde se lee la promoción de Dynami King, el cual prometía aumentar la estatura en unas pocas semanas, logrando entre 8 y 16 centímetros más de altura para ambos sexos. Colección Carlos Villasana.
Aquí el anuncio de rodillos faciales y modeladores que podían ser manipulados fácilmente en casa para reafirmar la piel. Revista Vanidades 1980. Colección Carlos Villasana.
Aquí el anuncio de rodillos faciales y modeladores que podían ser manipulados fácilmente en casa para reafirmar la piel. Revista Vanidades 1980. Colección Carlos Villasana.

Y es que, aunque parezca increíble, desde la época de los años 50 se ha normalizado la aparición y promoción de tratamientos estéticos que incentivan principalmente a las mujeres a modificar parte de su físico.

Vanessa considera que en dichos anuncios, insertados en las páginas de las revistas de una forma muy sutil, encontramos desde qué tipo de ejercicios realizar para lograr la figura correcta, qué masajes reafirmantes o reductivos ofrece el mercado para poder trabajar los famosos “gorditos” e inclusive qué tipo de ropa usar para cubrir las expectativas del momento.

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Y es que en aquellos años 50 uno de los imprescindibles en la mujer era el cuidado del cabello, rostro y busto; sin embargo, debido a la tecnología de la época lo más popular que se podía tener para conseguir la apariencia ideal solo dependía de un maquillaje sencillo y masajes endurecedores o reductivos.

En el año 1955, el maquillaje Pan-Cake prometía permanecer adherido al rostro de forma indefinida. El producto había causado furor en Hollywood, al ser de una famosa marca aún vigente. Revista Paquita 1955, Col. Carlos Villasana.
En el año 1955, el maquillaje Pan-Cake prometía permanecer adherido al rostro de forma indefinida. El producto había causado furor en Hollywood, al ser de una famosa marca aún vigente. Revista Paquita 1955, Col. Carlos Villasana.

Siempre haciendo hincapié a que toda esta labor debía ir de la mano de la personalidad y de lucir con elegancia, porte, delicadez y facciones y movimientos corporales finos, es decir, la simpleza que engloba el concepto de lo que significaba ser bella, cuando se apostaba más por la belleza natural sin mucha producción de por medio.

Este tipo de patrón no difiere mucho de las publicidades de los años 60 donde observamos un incremento en la oferta de los famosos tratamientos estéticos sin esfuerzo y con resultados relativamente rápidos, cuando se agregaron cojines vibradores que prometían reducir tallas, manchas de la piel y hasta problemas circulatorios solo con usarlo.

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La experta en publicidad dice que también estaban “las mascarillas que prometían convertirte en la mujer que siempre deseaste ser, cayendo inclusive en la fantasía en la cual te hacían creer que, por el hecho de usar un producto tan simple como hoy es una mascarilla, tu vida cambiaría”.

Anuncio de la Revista Paquita de 1950. “Usted puede ser más bella” dice al inicio. La publicidad dirigida a las damas de la época ofrecía tratamientos para senos, cabello, cara y modelados, por parte del Instituto de Cultura Estética Lady Aclemar. Colección Carlos Villasana.
Anuncio de la Revista Paquita de 1950. “Usted puede ser más bella” dice al inicio. La publicidad dirigida a las damas de la época ofrecía tratamientos para senos, cabello, cara y modelados, por parte del Instituto de Cultura Estética Lady Aclemar. Colección Carlos Villasana.

También existían las famosas sesiones de masajes de 4 a 6 semanas, que te prometían perder más de 5 cm y hasta las sesiones de spa grupales que aseguraban poder pasar un buen rato en compañía de amigas mientras juntas reducían algunas tallas.

Y es que no solo se trataba de poder tener tratamientos para varias partes del cuerpo, sino que además incluía el cuidado facial de las mujeres en su mayoría para poder cuidar y proteger el cutis de diversos factores como la edad, la exposición al sol y la limpieza de impurezas mediante aplicación de cremas, masajes en áreas específicas del rostro y mascarillas exfoliantes que te prometían purificar, hidratar y tonificar la piel si las usabas de manera constante.

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Dando pie a toda una industria que cada vez más aumentaba la lista de tratamientos existentes en el mercado para poder cumplir con los requisitos para entrar en el canon de belleza.

“Antes que esa azúcar que usted toma se llegue a convertir en ejercicios más pesados... tome Sussli, baja en calorías...” se lee en este anuncio de 1981 publicado en la revista Cosmopólitan. Colección Carlos Villasana.
“Antes que esa azúcar que usted toma se llegue a convertir en ejercicios más pesados... tome Sussli, baja en calorías...” se lee en este anuncio de 1981 publicado en la revista Cosmopólitan. Colección Carlos Villasana.

Algunas de las zonas más problemáticas a reducir o en algunos casos aumentar, podemos encontrar el busto, las caderas, el abdomen y el trasero, partes del cuerpo que hasta el momento sigue siendo motivo de inseguridad de más de una mujer, ya que el ideal a ser una persona de 90, 60, 90 sigue estando muy presente en la vida actual.

Y si del rostro hablamos, el principal foco de atención eran las arrugas y líneas de expresión, así como la apariencia de la piel, ya que en aquel tiempo no se utilizaba la cantidad de maquillajes que se usan hoy, era importante tener un buen aspecto natural y sin mucho esfuerzo.

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Dando incluso apertura a la aparición de tratamientos estéticos que prometían blanquear la piel para lucir “menos moreno” y así poder alcanzar los ideales de belleza del momento.

Anuncio de un tratamiento para aclarar la piel. Blanch prometía blanquear la piel en minutos porque “verse prieto es feo” se lee en la publicidad. “…usted se verá más joven, bonita y simpática…” La publicidad prometía un blanqueado permanente. Revista Blanca Sol. Col. Carlos Villasana.
Anuncio de un tratamiento para aclarar la piel. Blanch prometía blanquear la piel en minutos porque “verse prieto es feo” se lee en la publicidad. “…usted se verá más joven, bonita y simpática…” La publicidad prometía un blanqueado permanente. Revista Blanca Sol. Col. Carlos Villasana.

Ya para la época de los 70's la situación revolucionó, pues no solo se leían publicidades dedicadas a las mujeres, sino por primera vez se incluía a los hombres, y es que en esta década estos tratamientos no solo se anunciaban en las revistas, sino que, además, regalaban cupones que daban promociones si se llevaban hasta el establecimiento que indicaba.

Así es que había varios tratamientos: para aumentar la estatura, para reducir tallas “descansando”, a través de las famosas ondas vibratorias y que hasta la fecha siguen presentes en los tratamientos estéticos, para hacer crecer el busto con un tratamiento llamado hidrosen.

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Ante la diversidad de opciones de belleza, solo hacía falta estar dispuesto a invertir tiempo y dinero, pues cada uno de estos procedimientos se manejaba por sesiones de varias semanas.

“Adelgace descansando con el increíble cojín vibrador SLIM...” se lee en la publicidad de este anuncio de 1962 en la Revista Blanco y Negro. El aparato era para personas de cualquier edad y ambos sexos. Colección Carlos Villasana.
“Adelgace descansando con el increíble cojín vibrador SLIM...” se lee en la publicidad de este anuncio de 1962 en la Revista Blanco y Negro. El aparato era para personas de cualquier edad y ambos sexos. Colección Carlos Villasana.

Aunque había tratamientos para hacerlos desde casa mediante la compra de artefactos, como los famosos masajeadores en forma de rodillo para rostro y cuerpo, nunca serían más confiables que acudir con un especialista, según la publicidad, porque qué mejor que acudir con los expertos.

También hicieron su aparición con mucho más auge en los años ochenta los famosos saunas en casa para poder hacer sudar al cuerpo y así “quemar calorías” solo con estar sentado.

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De una forma muy peculiar este artefacto -que aseguraba ser único en su especie- consistía en adquirir una pirámide casi del tamaño de una persona en la cual te metías para poder sudar de forma considerable, dejando al descubierto únicamente la cabeza para poder estar pendiente por si alguien llegaba a casa o necesitabas que alguien te auxiliara mientras estabas dentro.

Aparatos pequeños que se podían usar en casa se pusieron de moda en los años 70, como Vibratonic que prometía bajar esos kilos de más en la cintura y así recuperar la línea perdida. Revista Vanidades 1972. Colección Carlos Villasana.
Aparatos pequeños que se podían usar en casa se pusieron de moda en los años 70, como Vibratonic que prometía bajar esos kilos de más en la cintura y así recuperar la línea perdida. Revista Vanidades 1972. Colección Carlos Villasana.
Para disfrutar en casa de un baño sauna estaba a la venta este mecanismo que constaba de una estructura en forma de pirámide con una silla para sentarse y sacar solo la cabeza. Revista Kena, 1981. Colección Carlos Villasana.
Para disfrutar en casa de un baño sauna estaba a la venta este mecanismo que constaba de una estructura en forma de pirámide con una silla para sentarse y sacar solo la cabeza. Revista Kena, 1981. Colección Carlos Villasana.

Con el paso del tiempo las aspiraciones y los tratamientos tendrían un giro diferente, pues ahora no solo se trataba de hacer pequeños cambios externos en el cuerpo para mantener todo en su lugar, moldear la figura o tener un mejor aspecto visual.

Además de lo anterior llegaron al mercado los famosos tratamientos milagrosos, medicina que se especializaba en venderte la idea de que, con solo una pastilla, una proteína o un tratamiento intensivo a corto plazo obtendrás el mejor cuerpo de tu vida.

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Dando pie a la aparición de productos naturistas y otros no tanto que, si bien en un inicio eran de consumo exclusivo por el elevado precio que tenían, con el paso del tiempo se volverían más accesibles por su popularidad, pues en efecto algunos de ellos si cumplían su función de manera mucho más rápida que haciendo ejercicio y cuidando la alimentación de forma tradicional.

Una rutina de ejercicios y una dieta balanceada era la mejor fórmula para poder recobrar la línea. Aquí una propuesta de la revista Confidencias del año 1968. Colección Carlos Villasana.
Una rutina de ejercicios y una dieta balanceada era la mejor fórmula para poder recobrar la línea. Aquí una propuesta de la revista Confidencias del año 1968. Colección Carlos Villasana.

Este tipo de productos existían en diferentes presentaciones tabletas, medicamentos, alimentos de consumo general como licuados, leche o proteínas que más adelante tendrían aún más auge al ser recomendados inclusive por la opinión médica, convirtiéndose en todo un hit para grandes y chicas, pues inicialmente este tipo de mercado estaba dirigido a las mujeres, aunque con el paso del tiempo se ha ido diversificando.

Muestra de ello es la publicidad en los 90's en donde los hombres ahora también tenían sus propios tratamientos estéticos, que si bien no eran tantos como los de las mujeres, si algo teníamos claro era que cuidar la masculinidad y la fuerza que representaba ser hombre era prioridad, por ello es que era común ver procedimientos estéticos para tener cabello o generar más músculo. Todo dio origen a una nueva época en donde los tratamientos de belleza sería para todos.

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Hoy en día todo es diferente puesto que más de una vez se ha comprobado que estos productos no son tan recomendables para la salud como se pensaba y que la mayoría genera efecto “rebote” a largo plazo, pero siguen vigentes en el mercado y en la historia como parte de una cultura de las dietas, los cuerpos perfectos y el tener una buena figura sin mucho esfuerzo y rápido.

Publicidad del aparato Hidrosen que prometía aumentar el busto de una manera fácil y garantizada. Revista Vanidades 1973. Colección Carlos Villasana.
Publicidad del aparato Hidrosen que prometía aumentar el busto de una manera fácil y garantizada. Revista Vanidades 1973. Colección Carlos Villasana.

Si bien es verdad que el cuidado de la piel y el cuerpo en gran parte se ha vuelto una labor más para las mujeres que para los hombres, la realidad es que con el paso de los años se ha modificado y cada vez más ellos cuidan su apariencia física con productos como cremas, lociones y mascarillas para diversos tipos de piel.

  • Fuentes:
  • Entrevista con Vanessa de la Rosa, experta en publicidad de décadas pasadas.
  • Revistas de la Colección Carlos Villasana.


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