Texto: David Antonio Pulido García
La muerte sorprendió al poeta mexicano Amado Nervo antes de iniciar en rigor con su labor diplomática en Latinoamérica , tan sólo le dio tiempo de deshacer su equipaje en Buenos Aires, Argentina, y de trasladarse apresuradamente a Montevideo , Uruguay , donde presidiría el Segundo Congreso Americano del Niño en representación de México.
La noticia de su muerte a los 49 años, ocurrida en Montevideo el 24 de mayo de 1919 por complicaciones renales, inundó las páginas de los principales diarios del continente . Para muchos fue un final prematuro.
La avalancha de reflexiones y homenajes en torno a su obra poética suscitó discusiones a propósito de su lugar en el panteón de los grandes hombres de la América española, reanimando un debate de larga data en el continente: la urgencia de la unidad latinoamericana .
Amado Nervo era ya un afamado poeta modernista cuando fue nombrado por Venustiano Carranza , el 13 de agosto de 1918, como “Enviado extraordinario y ministro plenipotenciario de México en Argentina, Paraguay y Uruguay”.
“Escribo como me place. No sostengo más que una escuela: la de mi honda y perene sinceridad”, decía Amado Nervo. Foto: Archivo EL UNIVERSAL.
Si bien Nervo había servido como diplomático del Porfiriato en Europa, su prestigio intelectual fue suficiente para evitar que el gobierno revolucionario de Carranza lo hiciese a un lado, como sí ocurrió con otros intelectuales cercanos a Porfirio Díaz .
Además, la visión de Carranza sobre las relaciones internacionales privilegiaba el envío de intelectuales y poetas como representantes diplomáticos , en lugar de la costumbre decimonónica de nombrar en dichos cargos a comerciantes o militares de carrera.
Amado Nervo era descendiente de una antigua familia española que se estableció en San Blas, Nayarit. Foto: Archivo EL UNIVERSAL.
El último viaje del poeta
El poeta, originario del estado de Nayarit , partió de la Ciudad de México el 6 de noviembre de 1918, en compañía de su esposa y su sobrino. Su llegada a Argentina , en marzo de 1919, fue reseñada por los diarios del país y por enviados especiales de algunos periódicos latinoamericanos, mientras sociedades culturales de diferente índole se apresuraron a agasajarlo en fastuosas veladas. Tan sólo dos meses después este júbilo se convertiría en luto.
Durante su corta gestión diplomática publicitó “los excelentes frutos que está dando la vasta labor administrativo-política de Venustiano Carranza ” y sus logros en materia de seguridad.
Hizo hincapié en la fuerte organización del Estado mexicano que imposibilitaba que compañías extranjeras invocaran las leyes vigentes en sus respectivos países para reglamentar sus labores en el país y defendió la necesidad de que todos los países de América Latina tuvieran representantes en la recién fundada Sociedad de las Naciones.
Portada del libro póstumo de Amado Nervo, “La Ultima Vanidad”. Foto: EL UNIVERSAL ILUSTRADO.
En este sentido, Amado Nervo fue un gran difusor de las ideas latinoamericanistas del gobierno mexicano, que consistían en estrechar las relaciones con las naciones latinas del continente para resistir el avance estadounidense en la región.
Según Nervo, el papel de los intelectuales en la unidad cultural de la región era fundamental, pues como lo declaró al periódico argentino La Unión, “para estimarse, los pueblos americanos deben conocerse mutuamente”, y para ello, “tanto los intelectuales uruguayos como las mentalidades jóvenes argentinas”, deben entrar en contacto fecundo con los intelectuales mexicanos “que se esfuerzan con aplaudible entusiasmo por traducir los diferentes estados de ánimo de un pueblo que sabe comprender la belleza”.
Los homenajes en su honor, la tinta que en su nombre corrió en los diarios latinoamericanos, y las posibilidades reales de dialogo con el resto del continente que generó su desaparición, fueron un gran síntoma de la importancia cultural y política de México para América Latina .
Lo sabían incluso los diarios mexicanos, que a primera hora informaron sobre su muerte, señalando que “la desaparición del prestigiado poeta y diplomático, es tanto más sensible, cuanto que era el indicado para lograr el acercamiento Latino-americano”.
“Nervo, el gran poeta mexicano, ha muerto”, destacó la primera plana del 25 de mayo de 1919. Foto: Archivo EL UNIVERSAL.
La noticia de su muerte
En la primera plana del 25 de mayo de 1919, EL UNIVERSAL detallaba: “un cable, con su habitual y cruel laconismo, nos informa que Amado Nervo murió ayer en Montevideo... Todos lo querían y lo amaban por el penetrante encanto de su poesía ”.
“Un hilo de lágrimas silencioso y lento corre del uno al otro extremo de la América hispana ”, escribió también el periodista colombiano Armando Solano, al reseñar la muerte del poeta mexicano.
Por varios días EL UNIVERSAL desplegó una extensa cobertura de noticias que llegaban desde Uruguay a través de telegramas e informes oficiales, en donde daban cuenta de los mensajes de condolencia que desde todas las naciones latinoamericanas llegaban a la Secretaría de Relaciones Exteriores mexicana.
También sobre la decisión del Senado y de la Cámara uruguayos de decretar honores de Ministro de Estado al fallecido poeta. Así como de la intención de repatriar sus restos lo más pronto posible a bordo de un vapor de la armada uruguaya.
“Un crucero uruguayo será el que traiga a playas mexicanas el cadáver del poeta mexicano Amado Nervo”, destacó EL UNIVERSAL el 27 de mayo de 1919. Archivo EL UNIVERSAL.
Por su parte la Cámara de Diputados y el Senado de México decidieron sumarse a los homenajes póstumos : enlutaron su tribuna en honor al “preclaro compatriota” que “no era solamente el representante nuestro en Sudamérica, sino que también, era el representante más alto y más genuino de nuestra poesía ante el mundo”.
Asimismo, emitieron una orden para que el Ministerio de Hacienda adelantara las gestiones necesarias y se hiciera cargo de los gastos que conllevase la repatriación del poeta a suelo mexicano.
“La noticia de la muerte de Amado Nervo cundió entre el elemento estudiantil mexicano como cundiera la noticia de un cataclismo”, reseñaron los diarios, al tiempo que el congreso de estudiantes suspendió sus sesiones ordinarias y se lanzó a las calles en dolorosa marcha hacia la Secretaría de Relaciones Exteriores.
Desde el sur del continente los diarios de casi todos los países replicaron notas de condolencia y amistad para con el pueblo mexicano. Hubo veladas conmemorativas, extensos artículos en revistas literarias y un sinnúmero de intervenciones políticas en honor al fallecido poeta.
Compara el antes y el después deslizando la barra central (clic aquí para ver más grande)
En la imagen de principios del siglo XX, Amado Nervo (al centro) cautiva a los asistentes a una reunión; la fotografía de 1919 muestra el traslado de los restos del escritor, los cuales son llevados en una "cureña de artillería" jalada por ocho caballos al Cementerio Central de Montevideo, Uruguay, donde permanecieron por unos meses hasta su traslado más tarde a México. Fotos: Archivo EL UNIVERSAL. Diseño web: Rodrigo Romano.
Un funeral tan grande como el de un presidente
Seis meses tardó el cuerpo de Amado Nervo en llegar a su patria natal , la distancia y los medios de transporte de aquel entonces así lo demandaban. En el mismo barco, llamado “Uruguay”, que partió de Montevideo el 8 de septiembre, regresó también su esposa Ana Cecilia Dailliez , pero no su sobrino Luis Padilla Nervo, quien como representante de la Federación de Estudiantes de México, debía volver y permanecer en Buenos Aires hasta nueva orden.
Numerosos oficiales navales condujeron el cuerpo de Nervo de regreso a casa, además del “Uruguay” venían dos cruceros: “9 de julio” y “Cuba”.
Ramiro Yoan, comandante de la Escuela Naval del Uruguay y el capitán Rodríguez Luis, comandante del Crucero “Uruguay”, que trasladó de Montevideo a Veracruz el cadáver del poeta Nervo. Foto: EL UNIVERSAL ILUSTRADO.
En la Habana, Cuba , paso obligado en aquel entonces para todo recorrido marítimo desde el sur del continente, fue recibido y despedido con honores y ceremonias similares.
Al llegar a México, al puerto de Veracruz , lo esperaba una gran comitiva presidida por el subsecretario de Relaciones Exteriores y dos delegados del congreso de estudiantes, quienes condujeron el féretro hasta la Ciudad de México .
Era la mañana del 13 de noviembre de 1919 cuando el féretro rojo de Amado Nervo, llegó en tren a la Estación Buenavista en la Ciudad de México, en compañía de 33 cadetes uruguayos que le hacían guardia, varios periodistas lo llevaron en hombros hasta el armón de artillería que lo conduciría hasta la Secretaría de Relaciones en avenida Juárez .
También lee: Elegantes edificios que perdió avenida Juárez
Las oficinas públicas y las escuelas del Distrito Federal cerraron y sus puertas se vistieron con cortinas negras y banderas de las naciones latinas del continente, al igual que la estación del ferrocarril.
El camino por las calles Buenavista, Puente de Alvarado y Rosales fue seguido por dos aeroplanos , como ofrenda de los aviadores mexicanos al escritor; de un colegio y varias casas arrojaron flores naturales a la caja.
También lee: Cuando la gente viajaba en tren
Era un féretro de caoba con un cristal grueso, en el interior venía una caja de cobre y dentro otra de plomo, “allí está el cadáver, envuelto en un sudario blanco, hasta el pecho. La actitud del poeta es la de un hombre santo que estuviese dormido”, describió un periodista de este diario.
“Una multitud enorme desfiló silenciosa y conmovida frente a los restos de Nervo”, informó este diario. Fotos: Archivo EL UNIVERSAL.
La Ciudad de México no se había movilizado espontáneamente ante un acontecimiento luctuoso desde el funeral de Francisco I. Madero en 1913. ”Una multitud enorme desfiló silenciosa y conmovida ante los restos de Nervo”, informaba EL UNIVERSAL.
Políticos, intelectuales, poetas, estudiantes y el pueblo en general, todos tuvieron palabras para el desaparecido poeta, cuyos poemas resonaban sílaba por sílaba en los oídos de todos los mexicanos, quienes los recitaban desde la infancia para aprender a leer y a escribir, o que aún sin saberlo hacer, los aprendían de memoria para darle vuelo lírico a sus sueños amorosos.
Juan Sánchez Azcona, director de “México Nuevo”, Regino Hernández Llergo, Carlos Quirós, D. Eugenio Suárez, de EL UNIVERSAL, y otros periodistas haciendo guardia de honor en la capilla cuyo arreglo, así como de los funerales, corrió a cargo de la casa Eusebio Gayosso. Foto: EL UNIVERSAL ILUSTRADO.
La belleza de sus versos, la elevación de su figura literaria al mismo nivel que la de Rubén Darío pero, sobre todo, la imagen de ser un noble poeta, muerto en la misión de acercar diplomáticamente a México con las demás naciones de lengua española , le dieron a su funeral un talante cosmopolita y de fraternidad latinoamericana.
La mayoría del cuerpo diplomático sudamericano residente en la Ciudad de México se acercó a rendir homenaje al fallecido poeta, mientras las páginas de la prensa publicaban los telegramas de condolencia que todos los gobiernos latinoamericanos hicieron llegar a la hoy cancillería mexicana.
El féretro de Amado Nervo momentos antes de ser retirado del armón de artillería en que se le trasladó de la Secretaría de Relaciones Exteriores a la carroza que lo condujo hasta el panteón. Foto: EL UNIVERSAL ILUSTRADO.
Aunque la guardia de honor era uruguaya, fueron tres los países que prestaron sus esfuerzos logísticos para hacer llegar los restos del poeta hasta México, por ello las banderas que cubrieron el ataúd que estuvo en cámara ardiente en el Palacio de Relaciones Exteriores fueron, además de la de Uruguay , la de Argentina , y la de Cuba , cuyos himnos patrios fueron interpretados por la Banda de la policía en muestra de agradecimiento, mientras, a lo lejos, en la Ciudadela , se escucharon tres disparos de artillería.
En el transcurso del día el poeta recibió cerca de 650 coronas florales, lo visitaron durante toda la noche en aquel edificio lleno de gardenias. Se estima que al funeral de Nervo asistieron de 200 a 300 mil personas.
En la primera imagen, la multitud agolpada en la Avenida Juárez, frente al edificio de la Secretaría de Relaciones Exteriores, en espera de la salida de Amado Nervo; las gráficas del centro muestran el desembarco del “Uruguay” y al abanderado de los cadetes uruguayos; abajo, los 33 cadetes marinos que escoltaron el cuerpo del poeta desde Uruguay hacen guardia de honor en el Panteón de Dolores. Foto: EL UNIVERSAL ILUSTRADO.
El final del viaje: la Rotonda de las Personas Ilustres
El 14 de noviembre en la mañana empezó el traslado final del cuerpo de Amado Nervo a la hoy llamada Rotonda de las Personas Ilustres , en el Panteón de Dolores de la capital.
Fue, según un periodista de este diario, “una apoteosis fúnebre, llevada a cabo por todas nuestras clases sociales y por todos aquellos que, pertenecientes a distintas nacionalidades, hicieron suyo, en el momento supremo de las exequias del hijo preclaro, el luto de la República”.
Representantes de EL UNIVERSAL y de otros diarios que integraron la comisión de periodistas metropolitanos encargados de depositar una ofrenda floral en nombre de sus compañeros en la tumba del poeta Amado Nervo. Foto: EL UNIVERSAL ILUSTRADO.
El Paseo de la Reforma , la avenida Insurgentes y la avenida Chapultepec estaban colmados por todos aquellos que querían dar su último adiós al poeta. En la Glorieta de Cuauhtémoc se dispusieron 15 tranvías dobles para el cortejo. El cuerpo de Nervo fue llevado en una elegante carroza .
También lee: Cuando llevaban a los muertos en tranvías
El camino hasta el panteón se realizó en completo orden y sentido luto. Al llegar, el ataúd fue cargado solemnemente por los cadetes uruguayos , quienes lo trasladaron hasta su última morada.
Representantes del Gobierno y del H. Cuerpo Diplomático que presidieron el duelo a su paso por la Plaza de la Reforma, durante los honores al poeta fallecido Amado Nervo. EL UNIVERSAL ILUSTRADO, 20 de noviembre de 1919.
Llegada del cortejo fúnebre al Panteón de Dolores, con el cuerpo del poeta fallecido Amado Nervo. EL UNIVERSAL ILUSTRADO, 20 de noviembre de 1919.
Allí, frente a la mirada de los diplomáticos latinoamericanos que acudieron al sepelio, una a una, fueron retiradas las banderas de los países hermanos que hasta ahora cubrían el féretro y le fueron dadas en homenaje a la familia del poeta.
En los días siguientes los diarios dieron cuenta de los funerales y de los homenajes sucesivos que se extendieron por meses, no sólo en México, sino en casi todos los países de la región. Nunca la muerte de un poeta uniría tanto a toda la América Latina.
“Amé, fui amado, el sol acarició mi faz. / ¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz! ”, escribió en uno de sus poemas Amado Nervo.
Foto: Archivo EL UNIVERSAL.
La tumba de Amado Nervo en la Rotonda de las Personas Ilustres del Panteón Civil de Dolores en la Ciudad de México. Foto: Archivo EL UNIVERSAL.
La fotografía principal muestra la salida del cortejo fúnebre de Amado Nervo de la Secretaría de Relaciones Exteriores en la capital mexicana. El féretro es transportado en hombros por miembros del Cuerpo Diplomático Nacional al armón de artillería. Foto: EL UNIVERSAL ILUSTRADO.