Texto: David Pineda Villalpando
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Miguel Ángel Garnica
A más de 50 años del movimiento estudiantil, en Mochilazo en el Tiempo recordamos las peticiones de los estudiantiles de aquella generación e indagamos de forma general su trayectoria.
En la época de los 60, la juventud a nivel mundial empezó a hacerse notar por medio de marchas, protestas y movimientos para mostrar su desacuerdo con algunas políticas gubernamentales de sus naciones y el movimiento de 1968 en México no fue la excepción.
“Los jóvenes se rebelaron en todo el mundo. En Norteamérica, en contra de la guerra de Vietnam; en España, contra el franquismo; en Checoslovaquia, contra el Stalinismo; en México, contra el autoritarismo y los delirios anticomunistas de Díaz Ordaz; en Francia, en contra del conformismo y la apatía de la sociedad.”, así lo describe Gabriel Careaga en su ensayo El che Guevara: la leyenda del revolucionario guerrillero, de adolescente enfermizo a hombre de acción.
En México la libertad de expresión estaba secuestrada, la democracia era una simulación y parecía un delito no pensar como Gustavo Díaz Ordaz; todo con el sello del partido en el poder, el PRI, dice en un artículo publicado en 2018 para EL UNIVERSAL Luis Ángel Bojorges Miranda.
En el movimiento estudiantil en México fue característico la serie de represiones que desató el conflicto, la primera de ellas surgió por la pelea estudiantil de las vocacionales 2 y 5 del Instituto Politécnico Nacional con la preparatoria Isaac Ochoterena, en la cual los granaderos arremetieron en contra de los jóvenes el 23 de julio de 1968.
Tres días después, el 26 julio una manifestación en conmemoración de la Revolución Cubana se unió con otra organizada por la Federación Nacional de Estudiantes Técnicos (FNET). Ambas duramente reprimidas por la policía que encontró resistencia en diversos puntos del centro histórico.
Jóvenes estudiantes de la vocacional 2 y 5 a la espera de la reacción del cuerpo de granaderos, Movimiento Estudiantil 1968. Crédito: Jesús Fonseca/ EL UNIVERSAL.
“La madrugada del martes 30 de julio soldados derribaron con un bazucazo la puerta labrada del siglo XVIII de la Escuela Nacional Preparatoria 1 en San Ildefonso. Buscaban a los estudiantes que ahí se refugiaron luego de ser disuelto el mitin que pretendían realizar en el Zócalo. La autonomía de UNAM fue violada”, así recordó la investigadora y estudiante en aquel 1968, Cristina Gómez Álvarez, en otra entrevista con Mauricio Mejía, nuestro colaborador.
De un bazucazo, el ejército mexicano destruyó la puerta de la Escuela Preparatoria No.1, en San Ildefonso. EL UNIVERSAL.
Para inicios de agosto, el rector Javier Barros Sierra encabezaba una manifestación en defensa de la autonomía universitaria. Para el 2 del mismo mes se creó el Consejo Nacional de Huelga (CNH) formado por estudiantes de las instituciones en paro.
Ya para el 4 de agosto el CNH propuso su pliego petitorio de seis puntos. Sus demandas eran, según información de la Dirección General de Bibliotecas de la UNAM:
- Libertad a los presos políticos.
- Destitución de jefes policiales, específicamente de los generales Luis Cueto Ramírez y Raúl Mendiolea y el teniente coronel, Armando Frías.
- Extinción del cuerpo de granaderos.
- Derogación de los artículos 145 y 145 bis del Código Penal Federal que condenaba el delito de disolución social y funcionaba como el argumento jurídico que justificaba las agresiones.
- Indemnización a los familiares de los muertos y heridos, (que se habían registrado antes de la masacre del 2 de octubre), desde el inicio del movimiento.
- Deslindamiento de responsabilidades de las autoridades.
La difusión de sus demandas empezó a circular rápidamente, ya que “los estudiantes tardaron pocos días en organizarse y en generar medios de comunicación independientes a los tradicionales; pintaron camiones, imprimieron y repartieron volantes, hasta los perros callejeros eran comunicadores: escribían textos en pequeñas mantas y se las ponían como si fueran capas”, así platicó a EL UNIVERSAL Esmeralda Reynoso en 2016 a Carlos Villasana, quien participó de manera activa en el Movimiento Estudiantil y, con tan sólo 16 años de edad, fue representante de los estudiantes de Prepa 1 ante el CNH.
Fotografía de la manifestación del 13 de agosto de 1968, donde jóvenes queman a un monigote con forma de gorila que representaba al general Luis Cueto. Crédito: Universidad Iberoamericana/m68.mx
Esta difusión fue esencial para seguir con el movimiento y las brigadas, así los estudiantes lograron organizar por primera vez una manifestación de oposición al gobierno que llegó hasta el Zócalo y que partió del Museo de Antropología el 27 de agosto.
“Algo que el movimiento estudiantil logra la consolidación de ciertos espacios ciudadanos: el Zócalo, ya que era un espacio solo pensado para los mítines oficiales, y los estudiantes con su presencia civil importante. Esta recuperación de los espacios públicos donde se dialoga y se discuten las ideas fue un aspecto muy positivo”, cuenta la coordinadora del Museo del Centro Cultural Tlatelolco M68, Eunice Hernández.
La marcha del silencio fue emblemática del movimiento estudiantil el 13 de septiembre, también del Museo de Antropología e Historia, en la que participaron 250 mil personas.
Imágenes de la Marcha del Silencio, 1968. Archivo de EL UNIVERSAL.
“Los estudiantes decidieron hacer la marcha del silencio porque una marcha antes se decía que los estudiantes gritaban frases con ideales del Che Guevara, y para la marcha del silencio querían que la gente entendiera que no había ideas, que solo buscaban que se cumpliera lo que ellos pedían”, así relata Jesús Fonseca corresponsal del periódico quien cubrió el movimiento.
Punto a parte fue la invasión del Ejército a las instalaciones de la Ciudad Universitaria el 18 de septiembre de aquel 68.
La autonomía había sido violada luego de 49 años de otorgada por Plutarco Elías Calles. En el libro Pensar el 68 , escrito por Raúl Garín Álvarez de la editorial Cal y Arena, se dice que los entonces congresistas culparon al rector Javier Barros Sierra de no tener la capacidad para terminar con el conflicto. En tanto que Barros Sierra hacía alusión nuevamente a un uso excesivo de la fuerza, representada con la entrada de los militares, acto que no merecía la Máxima Casa de Estudios.
No pasaron ni dos semanas completas y el 30 de septiembre las fuerzas militares desocuparon la Universidad por presión del pueblo y de los mismos estudiantes.
En el libro La Noche de Tlatelolco de Elena Poniatovska se narran diferentes historias, donde se confirma que la gente empezaba a comprender al movimiento hasta el punto que personas que no tenían nada que ver lo apoyaban.
Esa tarde, un enorme despliegue de fuerzas represivas se encontraban no lejos de la plaza de las Tres Culturas (carros blindados, patrullas y transportes militares y policiacos) en la que empezaban a concentrarse cientos de personas que acudían al mitin convocado para llevarse a cabo ahí mismo y ante el edificio Chihuahua, abierto al frente como un balcón techado donde estaban algunos miembros del CNH.
La mayoría de los presentes eran estudiantes, pero también había algunos maestros, ciudadanos de todas las edades y extracciones sociales, incluso mujeres con niños.
Aquel 2 de octubre “arremetieron muy fuerte contra los estudiantes, hasta con los propios extraños del movimiento: mujeres y niños que ahí estaban. Hasta los mismos francotiradores que disparaban desde el edificio Chihuahua apuntaban a los mismos soldados”, cuenta Jesús Fonseca, fotógrafo decano de este diario.
Conmovido y con la piel erizada, Fonseca pide que "esto no se repita nunca en México", de acuerdo con una entrevista concedida a esta casa editorial en septiembre de 2018.
Imagen de granaderos durante el Movimiento Estudiantil de 1968. Crédito: Jesús Fonseca/ EL UNIVERSAL.
A pesar de ello, los seis puntos que solicitaban aquellos estudiantes no se atendieron rápidamente, incluso después de la masacre. Aquí lo encontrado en Dirección General de Bibliotecas de la UNAM:
Jóvenes sosteniendo una manta con la figura de un gorila con corbata y el mensaje: “Inscripciones ¡Gratis! para granaderos en los cursos de alfabetización en Voc. 4", durante la marcha de estudiantes del IPN en contra de la represión por parte de la policía. Crédito: Hermanos Mayo/ AGN/ m68.mx
1.- Libertad de los presos políticos
El 26 de octubre de 1968, el rector Barros Sierra gestionó la liberación de los presos detenidos el 26 de julio de ese mismo año. Entre diálogos efectuados el procurador Julio Sánchez Vargas, una de las conclusiones a las que se llegaban era que liberarlos facilitaría la solución del conflicto.
Mientras la CNH pedía como requisito especial la liberación de todos los arrestados en el movimiento, aunque el procurador Julio Sánchez proponía un dialogo público con los estudiantes. Estos pedían de prerrequisito una mejora de condiciones para sus compañeros que vivían en la cárcel.
Seis directores de facultades y escuelas, siete profesores, tres estudiantes y el ya mencionado ayudaron para la liberación de 63 estudiantes.
En un extenso manifiesto de intelectuales y artistas que se pronunciaban el 5 de noviembre, donde más de 80 firmarían Libertad para presos políticos . “Carlos Fuentes, Elena Poniatowska, Octavio Paz, Carlos Monsiváis, Paco Ignacio Taibo II, fueron quienes mostraron su apoyo al movimiento y la gente se pronunciaba con ellos”, dice la coordinadora del M68.
En 1971 fueron liberados 16 presos políticos por el mismo procurador Sánchez, quien formó parte del gabinete del presidente Luis Echeverría, después de Díaz Ordaz. A pesar que en este año se liberaron a varios presos políticos, muchos fueron exiliados.
2.- Destitución de cuerpos policiales
Si se habla de puntos sin concretar oficialmente, este fue el principal. A pesar de que el mismo gobierno dio el plazo para la destitución de Luis Cueto Ramírez y Raúl Mendiolea y el teniente coronel, Armando Frías no se efectuó.
El día 15 de julio de 1970, en un marcha pacífica se le exigía al doctor Guillermo Massieu la destitución de los generales Cueto, Mendiolea y el comandante Frías, ya que estaba por vencer el plazo para cumplir la petición.
En una nota de EL UNIVERSAL de 1970, se lee que Massieu exhortó a los alumnos del IPN a regresar a clases y a hacer exámenes.
Fragmento de una plana del 15 de julio de 1970. Hemeroteca de EL UNIVERSAL.
“La destitución de estos jefes de policía en realidad nunca se dio, de hecho estos llegaron hasta el retiro”, comenta Denisse Cejudo Ramos investigadora e historiadora de la UNAM.
3.- Extinción del grupo de granaderos
“Estas fuerzas nacen básicamente para disputar el terreno a los movimientos sociales, y lo hacen de forma muy agresiva. Era la fuerza represiva en la Ciudad de México, los granaderos en otro lugar del país no es muy referente. Y tienen como objetivo sacar a todo aquel que no tenga permiso para manifestarse en la calle, esto estaba marcado en la Ley”, dice la historiadora Denisse Cejudo.
Durante el movimiento estudiantil de 1968, los granaderos eran representados como gorilas por los estudiantes, quienes acusaban a ese cuerpo policiaco de represión.
Cartel de 1988 donde se demanda la libertad de presos y desaparecidos políticos. Crédito: Comité de Familiares de los Presos Políticos por el 18 de Mayo; Frente Nacional Contra la Represión.
En el National Securyty Archive , movimiento estudiantil de 1968 se leen una serie de estrategias que implementó el gobierno contra las marchas. Para resolver esta contradicción, el Estado creó estrategias y mecanismos para apoderarse del control de las organizaciones y del sector estudiantil.
Se infiltraron agentes en las escuelas y en las organizaciones estudiantiles. También se crearon grupos de choque desde el Estado para que se mezclaran con el sector estudiantil para contener mediante la violencia la disidencia que quieren acallar. El uso de la violencia fue indebida a través de la fuerza pública, incluso paramilitares para el control social.
En una nota publicada en este diario, la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, anunció en 2018 durante su toma de protesta, que desaparecerá el cuerpo de granaderos en cumplimiento de las demandas de los estudiantes de aquella época.
Sin embargo, para la historiadora Denisse la desaparición de este cuerpo represor fue sólo de “pluma” porque sigue habiendo un grupo específicamente entrenado y con el objetivo de “cuidar” los movimientos sociales en la Ciudad de México. “Si salimos a protestar hay alguien que nos está viendo encubierto o aparece explícitamente como una fuerza del orden”, afirma.
4.- Derogación de los artículos 145 y 145 bis del Código Penal Federal
El 30 de octubre de 1941, con Manuel Ávila Camacho en la presidencia, se dio por iniciativa del Ejecutivo el reconocimiento del delito de disolución social en el artículo 145 del Código Penal Federal, que otorgaba 12 años de prisión y una multa de mil a diez mil pesos al extranjero o nacional que difundiera ideas por cualquier medio, con el fin de perturbar el orden público o la soberanía del Estado Mexicano. Cuando Manuel Ávila Camacho ejercía la presidencia, el cual fue publicado en el Diario Oficial de la Federación, el 14 de noviembre de ese mismo año, así se lee en la tesis Disolución Social, delito de, después de declarada inexistente la huelga , escrita por Miguel Hernández González.
A la exigencia de estudiantes de la CNH, en donde pedían la disolución de este artículo que se mantuvo mucho tiempo, la Secretaria de Gobernación contestó:
“El Poder Ejecutivo carece de facultades para derogar leyes […] el H. Congreso de la Unión, órgano constitucional para la expedición, reforma y derogación de las leyes, se ha servido atender la petición del C. Presidente de la Republica y va a realizar una serie de audiencias públicas en que los interesados podrán exponer las razones que desean aducir”, así hace referencia de la información la Gaceta de la UNAM del 6 de septiembre del 2018.
Fue en el sexenio de Luis Echeverría donde de inmediato en el año 1970 se anunció la derogación de este artículo.
En el año de 1970, el Código Penal Federal fue reformado, en esa ocasión se derogó el artículo 145, también el 145 bis del Código Penal Federal y se agregaron a dicho código una serie de artículos que son inconstitucionales, antijurídicos y contrarios a la tradición política nacional, así se encuentra escrito en la Crónica Parlamentaria, Cámara de Diputados.
Fue luego de la derogación de este artículo que fueron liberados José Revueltas, Eli de Gortari y Heberto Castillo, pensadores libertarios.
5.- Indemnización a familiares de muertos y heridos
Según un informe de la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (FEMOSPP) el total de muertos entre 1968 y 1971, la “guerra sucia” y posteriores fue de 268, la información fue rescatada de The National Security Archive.
La FEMOSPP propuesta en la administración de Vicente Fox creada en el 2001, fue promovida para la ayuda y atención de las victimas del movimiento. Así aseguró el presidente mientras lamentaba la tragedia ocurrida en la Plaza de la Tres Culturas.
El Procurador General de la República, Daniel Cabeza de Vaca, dijo en 2006 que esta institución había cumplido su objetivo, luego de aquello dicha fiscalía desapareció, según se publicó en las páginas de este rotativo.
Pasados 50 años del movimiento, la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV), creada en 2014 dependiente de la Secretaría de Gobernación, implementó su primera reparación colectiva. Esta medida fue impulsada por su titular Jaime Rochín en 2018 y consistió en la integración de un memorial virtual para las víctimas, pero no se contempló la indemnización a las familias de los muertos y heridos.
6.- Deslindamiento de responsabilidades de las autoridades
En el 2018, en el 50 aniversario del movimiento estudiantil de 1968, la Secretaría de Gobernación reconoció en un informe que en aquella ocasión “las violaciones a los derechos humanos fueron inobjetables. El Estado usó la represión, fue un crimen de Estado porque éste empleó francotiradores que dispararon para crear caos, terror y una narrativa oficial para criminalizar la protesta, y continuó más allá de las detenciones”.
El encargado del reconocimiento fue el titular Jaime Rochín: “La CEAV asume esta responsabilidad, reconoce a las víctimas del movimiento estudiantil y trabajará por su dignidad”.
Fue en el marco de los 50 años de este movimiento que la Cámara de Diputados incluyó en el cuadro de honor con letras de oro “al movimiento estudiantil de 1968”, con lo cual se recordaba no solo la tragedia del 2 de octubre, sino especialmente la lucha de los estudiantes y de diferentes personas que apoyaron la causa.
En la iniciativa de este decreto se podía leer: “…en este movimiento social –el más grande e importante de nuestro país, después de la independencia y la revolución mexicana- participaron, además de estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); el Instituto Politécnico Nacional (IPN); El Colegio de México; la Escuela de Agricultura de Chapingo; la Universidad Iberoamericana; la Universidad La Salle y la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla; profesores, intelectuales, amas de casa, obreros y profesionales en la Ciudad de México y otros estados del país […]”.
Así fue como el cumplimiento de las demandas estudiantiles sigue levantando polémica entre los que vivieron el movimiento, las instituciones gubernamentales que surgieron para darles cumplimiento y los académicos estudiosos del hecho, pues para algunos no se han concretado, varios dicen que todo fue una lucha perdida y para otros aún queda pendiente que el Estado reconozca los hechos a falta de pruebas y ofrezca una disculpa pública.
Nuestra fotografía principal ilustra el enfrentamiento entre granaderos y jóvenes durante los movimientos estudiantiles de 1968. Archivo de EL UNIVERSAL.
En las fotografías comparativas vemos, por un lado, al Cuerpo de Granaderos reprimiendo una protesta estudiantil en 1968 y al nuevo cuerpo de policías mujeres durante la pasada marcha a favor de la despenalización del aborto, Ciudad de México. Ambas pertenecen al Archivo de EL UNIVERSAL.
Fuentes:
Entrevistas con la investigadora y catedrática de la UNAM, Denisse Cejudo Ramos
Entrevista con el fotógrafo Jesús Fonseca
Entrevista con Eunice Hernández, coordinadora del Museo del Centro Cultural Tlatelolco M68.
https://sjf.scjn.gob.mx/sjfsist/Documentos/Tesis/260/260102.pdf
http://www.gaceta.unam.mx/mitin-en-tlatelolco-acuden-25-mil/
http://cronica.diputados.gob.mx/Iniciativas/53/258.html
http://archivo.eluniversal.com.mx/notas/343744.html
https://nsarchive2.gwu.edu//NSAEBB/NSAEBB180/index2.htm
Álvarez Garín, Raúl; Pensar el 68. Editorial Cal y Arena