Texto: Cristina Hernández P.
El domingo 21 de agosto de 1925 este diario publicó dos notas curiosas, el caso de una joven mexicana en Estados Unidos desnuda y encerrada en una jaula y el de los amantes que fueron descubiertos porque les cayó un rayo.
Josefa Sáenz era una “bella joven” mexicana que vivía desnuda dentro de una jaula, en los Ángeles, California. “La joven se encuentra en magníficas condiciones físicas, su musculatura es excepcional y no muestra huellas de maltrato; pero se rompe los vestidos tan pronto como se los ponen”, decía un texto periodístico de agosto de 1925 que describía a la mujer.
Había pasado más de 10 años encerrada en esa jaula, según reveló su madre, María Sáenz. La familia tenía año y medio de haber llegado a Los Ángeles, desde El Paso, Texas. Uno de los muebles que llevó la mudanza fue la jaula donde metían a su hija hasta que fue encontrada por miembros de “sociedades caritativas”, explicaba la nota.
Según reportaba, la mujer padecía de “enajenación mental”, por lo cual se arrancaba cualquier ropa que llevara encima y se mantenía así, desnuda. Cuando la encontraron estaba encerrada dentro de una jaula de madera en los sótanos de la casa de sus padres. El reporte no tiene autor pero revelaba haber sido enviado desde la oficina de El Universal en Nueva York, en el 203 de Times Building.
Infidelidad quedó descubierta
También en los años 20 sorprendió la historia de un amorío secreto que fue descubierto cuando la pareja fue fulminada por un rayo. La nota describía que una mujer tenía una relación secreta con otro hombre que no era su marido y con quien ya tenía un hijo.
Un domingo mientras ambos concretaban una cita fueron alcanzados por un rayo durante una tormenta. Los amantes estaban en la hacienda de “Becerra” que estaba a orillas del río Piedad en lo que hoy es el Viaducto Río de la Piedad.
Al inicio todo se manejó con mucho secreto pues la identidad del joven no fue revelada hasta que se supo el nombre: Delfino Gaytán. Según la nota, era empleado de la Secretaría de Agricultura y Fomento.
Los datos se obtuvieron luego de encontrarse una tarjeta en el bolsillo del hombre; mientras, se pensó que el nombre de ella era Julia R. Martínez por una carta hallada en el bolso de la mujer.
La confusión se explicó tres días después cuando el cadáver de ella fue trasladado al hospital Juárez e instantes después llegó ante un juez del Penal de Tacubaya, Fernando Pérez. El hombre declaró que una señora reconoció el cadáver cuando lo llevaban hacia el nosocomio y le avisó que se trataba de su hermana Elisa.
Elisa Pérez tenía 25 años y vivía en Tacubaya. Su esposo la había dejado sola y ella aprovechó para tener amoríos con el empleado de gobierno.
Fuente: Hemeroteca EL UNIVERSAL