La guerra contra Ucrania, iniciada en febrero de 2022 lleva ya dos años y medio. En los meses recientes ha sido completamente opacada por el conflicto en Gaza, el cual aparentemente se trasladará a la frontera con el Líbano. Pero la invasión rusa de un país que no los amenazaba genera un cambio cualitativo fundamental para Europa: el inicio de una nueva y peligrosa era, que los ha obligado a cambiar sus fuentes de energéticos y a elevar considerablemente sus gastos militares.

Se puede decir que en Ucrania hay tres conflictos distintos, El más conocido es la parte terrestre de la guerra, con los rusos tratando de tomar Kharkiv (la segunda ciudad más importante del país, con 1.4 millones de habitantes), lo que no han logrado, gracias a la ayuda de Occidente, principalmente de los EE. UU.1 El ejército ucraniano se recupera lentamente de las carencias de armamento que se presentaron hace dos o tres meses, cuando se estaba agotando la ayuda de Occidente y los rusos lograron algunos avances en el terreno.

Un segundo conflicto se lleva a cabo en el Mar Negro, con los ucranianos atacando desde lejos objetivos militares en Crimea y a la flota rusa en el mar. Los rusos han usado a Crimea como una gran base militar desde la que lanzan ataques y donde se ubican las prisiones de ucranianos capturados.

El tercer conflicto es de larga distancia y se lleva a cabo con misiles, los rusos destruyendo partes importantes de la infraestructura energética, las presas y los centros urbanos del país, y los ucranianos atacando principalmente las capacidades petroleras de su enemigo.

A Ucrania no le va bien en el conflicto terrestre; bastante harán si logan mantener las líneas existentes. Posiblemente lastiman más los intereses de su invasor en sus ataques contra Crimea, mientras que los daños detrás de la línea de fuego contra instalaciones rusas son difíciles de evaluar, pero se ha calculado que los ucranianos han logrado destruir el 10% de las capacidades energéticas de Rusia.

Se trata de un nuevo tipo de guerra, caracterizado por los avances tecnológicos en el uso de todo tipo de drones de los dos lados, de guerra electrónica contra los drones y de misiles de todo tipo. El campo de batalla es completamente visible para los dos bandos, lo que facilita los ataques contra tropas y vehículos.

Para los ucranianos, el conflicto es vital. No tienen otra salida que seguir peleando. En los territorios conquistados por los rusos, las ciudades han quedado totalmente destruidas, se han expropiado las empresas de ucranianos e incluso se han secuestrado a niños que son llevados a Rusia para ser adoptados por familias. En cambio, para Rusia se trata de una guerra de elección, basada en la

decisión de Putin de mantener el conflicto, por las complejas razones geopolíticas que sostiene el gobernante ruso, y que parten de una ideología nacionalista, eslavista, antioccidental y autoritaria. En nombre de esa ideología, Rusia paga los costos: una elevada cantidad de bajas humanas y materiales; mil soldados rusos muertos y heridos cada día y un 300 mil jóvenes rusos que salieron del país para evadir el ser enviados a la guerra.

El problema inicial del reclutamiento de soldados se ha enfrentado pagando elevados salarios a los soldados e indemnizaciones a los muertos en batalla. Los soldados adicionales reclutados cada mes se calculan entre 25 y 30 mil, unos 360 mil al año. Por la muerte de uno de sus miembros en el frente, una familia rusa recibe ahora el equivalente de 90 mil dólares, una verdadera fortuna para una familia en Siberia o en Novgorod.

El experto en Rusia Stephen Kotkin ha explicado que los tanques que se destruyen en el frente de batalla han podido ser reemplazados por otros –a veces tanques de la 2ª Guerra Mundial y los años cincuenta readaptados. La economía de guerra ha enriquecido a la élite gobernante, es decir, los cercanos a Putin, generando empresas para substituir a las occidentales que abandonaron al país al imponerse las sanciones por la invasión de ucrania. Se calculan en un millar las empresas occidentales que abandonaron el país, muchas de las cuales eran distribuidoras de productos de consumo, desde autos alemanes hasta hamburguesas McDonald’s.

Rusia ha sostenido la guerra diversificando sus exportaciones de petróleo y gas, que antes iban hacia Europa, y que ahora se dirigen principalmente hacia China, pero también a la India. Las ventas de energéticos rusos han rebasado ya el nivel que tenían antes de la invasión, alrededor de 20 mil millones de dólares (md).2 El comercio entre Rusia y China se ha elevado hasta $240 mil md en 2023 (cifra que todavía es menor que el comercio total entre México y los EE. UU. en 2022, de 779 mil md.)

Rusia gasta el 40% de su presupuesto anual en gastos militares, y el equivalente al 10% de su PIB en 2023. Con ello, ha detenido toda su inversión en infraestructura, transportes y programas sociales.

El PIB ruso ha caído en 7% desde el inicio de la invasión, pero en la medida en que ha reconvertido su economía en una economía de guerra, en 2024 el Producto total podría crecer en 2.4% El sector no militar, que podríamos llamar la economía civil, sufre por presiones inflacionarias, carencia de trabajadores y de materias primas que antes se importaban.

En estos tres años, el Estado ha tomado nuevas funciones de control en todos los ámbitos, para llegar a niveles de centralización casi soviéticos. Por ejemplo, está

prohibido sacar del país las divisas que ganan los exportadores, mientras que el Estado controla los considerables ingresos por exportación de energéticos.

El mayor éxito para un dictador consiste en que no exista ninguna alternativa a su gobierno: tal vez la única opción distinta a Putin era el opositor Alexei Navalny, quien fue aparentemente asesinado en una lejana prisión antes de las recientes elecciones. El poder de Putin es tan grande que, si desapareciera mañana, no habría ningún claro sucesor para tomar su lugar.

China apoya a su aliado Putin comprando petróleo y vendiéndoles materias primas, chips, automóviles, computadoras, celulares y maquinaria para fabricar armas y municiones, aunque supuestamente no les venden armamento. Los dos países han firmado acuerdos en materia de comercio, energía, finanzas, tecnología, industria aeroespacial, y los dos líderes se han reunido 43 veces en los años recientes.

En cambio, hay que hacer que notar que las inversiones chinas en Rusia no han sido tan elevadas, en parte por temas financieros vinculados a las sanciones impuestas por Occidente a las transacciones con los bancos rusos. Para China el comercio con Rusia no es tan relevante como lo es para Putin, debido al tamaño de su economía, y además no están interesados en romper sus relaciones financieras con los EE. UU. y con Europa, como ya lo han hecho los rusos.

¿Como terminará esta guerra? Aunque no es para el corto plazo, eventualmente se podría llegar a un armisticio que detenga la destrucción del país y que no se sujete a las condiciones que Rusia quiere imponer. Pero por ahora esas condiciones son inaceptables para Ucrania. Putin demanda que Ucrania reconozca la anexión rusa de sus territorios, incluyendo unos que aún no controla, y que Ucrania no acepte entrar a la OTAN ni a la Unión Europea.

No deja de ser irónico que el evento que probablemente definirá la guerra no ocurrirá en el frente de batalla, sino en las elecciones de noviembre en los Estados Unidos, que Putin está esperando, poniendo todas sus apuestas en el triunfo de Trump. No está claro cuál sería la política del líder republicano, pero seguramente implicaría detener los apoyos militares y económicos a Ucrania, el debilitamiento de la unión militar europea y algún tipo de acercamiento personal a Vladimir Putin.

La información del artículo proviene de varias fuentes: Anne Applebaum sobre la guerra de Ucrania en entrevista con Bill Kristal (junio de 2024) y un buen artículo de Stephen Kotkin en Foreign Affairs de mayo de 2024: Russia’s Murky Future.

Para la parte económica se consultaron dos artículos: Russia’s economy is now completely driven by the war in Ukraine – it cannot afford to lose, but nor can it afford to win () y Steve Rosenberg: Russia's economy is growing, but can it last? ()

2 Conviene comparar esta cifra con los ingresos por exportaciones de petróleo de México en 2022; que fueron casi 32 mil md.

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