Para Jasmín

Siguiendo antiguas y añoradas recomendaciones de padres y abuelos, mi compañera de vida y yo hemos adoptado la costumbre de visitar en días libres museos, iglesias, plazas y restaurantes del Centro de la Ciudad.

UNO. Empiezo con el Museo Kaluz, edificio colonial (1780, perteneció a los agustinos recoletos) en Avenida Hidalgo, que fue antes un vecindario donde nació Tin Tan, y luego el Hotel de Cortés durante mucho tiempo. Resulta que el empresario Antonio Del Valle Ruiz, de Banco Bital (que desapareció) actualmente dueño de Grupo Financiero BX+, el séptimo empresario más rico de México (según Forbes) tenía una colección de pintura que mexicana que incluía una parte de pintores del exilio español. Decidió buscar dónde exponerla, compró el Hotel Cortés y lo restauró.

El edificio tiene espacio para exposiciones simultáneas, una tienda, y en la azotea hay una agradable cafetería. En uno de los muros exteriores del museo hay un mural de Vicente Rojo, artista plástico, diseñador y editor mexicano de origen español fallecido en México en 2021.

Valió mucho la pena ir a ver la exposición “Bajo el Mismo México” (estará hasta septiembre de 2025), que incluye, además de la colección de Antonio del Valle, la de Juan Coronel Rivera, hijo del pintor Rafael Coronel y nieto de Diego Rivera, escritor, fotógrafo, crítico de arte y curador de exposiciones. Había cuadros de Diego Rivera, Siqueiros, María Izquierdo, Alfredo Zalce, Olga Costa, uno de Angelina Beloff y José Chávez Morado, el rostro de Lupe Marín por Rosario Cabrera, Ruth Rivera de cuerpo entero (1949) por Diego Rivera, María Izquierdo (1954) pintada por Lauro López, Jaime Torres Bodet (1925) por Manuel Rodríguez Lozano, y un autorretrato de Adolfo Best Maugard (1950).

La parte dedicada los pintores del exilio español abarca a 26 autores, entre los que destaca Antonio Rodríguez Luna. La exposición conmemoró los ochenta años desde junio de 1939, cuando arribó al puerto de Veracruz el buque Sinaia, al terminar la Guerra Civil española. En diciembre de 2019 el Museo organizó una primera exposición sobre el tema.

Recomiendo el artículo de Alfredo Peñuelas Rivas publicado en NEXOS: “El nuevo Museo Kaluz: 80 años del exilio español en México” (ver https://cultura.nexos.com.mx/el-nuevo-museo-kaluz-80-anos-del-exilio-espanol-en-mexico/)

En esa parte de la exposición se puede ver un bien armado video sobre el exilio español con el título de “El triunfo de la Espiga”.1 Entre otros temas, narra la

destacada, casi heroica, labor diplomática de Gilberto Bosques en Marsella para traer a México a ciudadanos españoles que habían salido de su país en situaciones muy difíciles. Alrededor de medio millón de republicanos habían cruzado hacia Francia huyendo de la represión franquista, y muchos de ellos fueron colocados en campos de concentración.

El video incluye entrevistas a Cuauhtémoc Cárdenas, la cineasta Lilian Liberman, Fernando Serrano Migallón, el historiador Javier Garciadiego, Fernando Rodríguez Miaja, miembro del Patronato del Ateneo español, y Ernesto Casanova, presidente del Ateneo Español. Es pertinente recordar el viaje del barco Sinaia, que en 1939 trajo a Veracruz a 1681 exilados republicanos. Fueron recibidos por veinte mil sindicalistas y ciudadanos mexicanos y el entonces Secretario de Gobernación de Lázaro Cárdenas, Ignacio García Téllez. Eventualmente llegaron a México 25 mil exilados de todas las profesiones.

DOS. Caminando por Av. Hidalgo, nos detuvimos en la muy hundida Plaza de la Santa Veracruz, del lado norte de la Alameda Central, bordeada por dos iglesias: a la derecha la parroquia de la Santa Veracruz, por ahora cerrada, debido a que fue muy dañada por un terremoto de 2017, con sus torres ladeadas (también hubo ahí un incendio en 2020). Enfrente, Junto al Franz Mayer, la iglesia de San Juan de Dios (restaurada varias veces, la primera en 1746). El rico y elegante Museo Franz Mayer está en lo que antes fue el hospital de Nuestra Señora de los Desamparados (en 1604), luego de San Juan de Dios y de la Mujer hasta 1875.

Cuando la plaza cuando aún no se había hundido tanto, hubo ahí un mercado de flores, dada la cercanía del Panteón de San Fernando.

En una visita que hice hace dos años a ese museo, estaban cerradas las dos iglesias. Pero esta vez descubrimos que el templo de San Juan de Dios ya está restaurado y abierto. Entramos y platicamos con un joven que atiende a la parroquia por parte de la Diócesis de la ciudad, encargado de la pequeña tienda de artículos religiosos. Nos informó que la restauración incluyó pilotes profundos para evitar que la iglesia se siguiera hundiendo, y todo el interior de la iglesia, en donde sólo faltan los candelabros. Dijo que también se va a terminar pronto la restauración de la Santa Veracruz, en donde por cierto está la tumba de Manuel Tolsá, escultor de El Caballito, que terminó los trabajos de construcción de la Catedral de México.

TRES. Nuestra tercera visita del día fue a la Plaza de Garibaldi, en la Colonia Guerrero, en el borde de Tepito, cinco calles al norte de la Av. Hidalgo, por el Eje Lázaro Cárdenas. Se trata de una parte del centro bastante deteriorada, con terrenos baldíos, el antiguo Teatro Blanquita abandonado, casas pintarrajeadas y edificios tapiados, a punto de caerse de viejos.

La plaza—a la que obviamente es mejor ir de noche-- está también descuidada. Incluye un Museo del Tequila construido en 2010, bastante feo, con apariencia de estacionamiento, en el que cobran $80 por entrar. Del lado norte está el famoso

Tenampa, que empezó como cantina en 1923, construida por un comerciante originario de Cocula, Jalisco, y el Mercado de San Camilito, conocido por su birria de chivo en consomé y su pozole estilo Jalisco, para los crudos. Nunca cierra.

En 1871 se llamaba “Plaza de El Baratillo” por un tianguis de objetos usados que había ahí. Su actual nombre proviene de 1921, no por el héroe de la reunificación italiana, sino por un nieto suyo, Giuseppe Peppino Garibaldi (1879-1950), militar italiano, que alcanzó el rango de general y que participó en la Revolución mexicana en las filas maderistas. Madero lo nombró jefe de la llamada «Legión extranjera», que tenía unos cuarenta soldados extranjeros. Entró con Madero triunfante a la CDMX en 1911, y después se fue a pelear otras guerras en Turquía y en Italia, donde murió en 1950.

CUATRO. Finalmente nos fuimos a comer al siempre concurrido restaurante Azul Histórico en Isabel La católica, frente al Casino Español. Su patio está cubierto de árboles, y de ellos cuelgan unos candiles que le dan un ambiente original. Los platillos son mexicanos y veracruzanos, digamos de chef, casi sin picante, lo que seguro se debe a que el lugar es muy popular entre los turistas. Muy bueno.

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