La Península de Yucatán enfrenta el declive del mero, un recurso fundamental para la actividad pesquera de la región. Ante este escenario, la creación del nuevo Parque Nacional Bajos del Norte es una buena noticia por donde se le mire. Es la única Área Natural Protegida 100 % marina instaurada durante el presente sexenio, y tiene componentes sociales que la hacen un ejemplo a seguir para la conservación en México.
El primer paso fue identificar los lugares para proteger especies de importancia social, ambiental y económica; generar la información científica que respaldara la decisión de establecer un Área Natural Protegida, garantizar la participación de todos los sectores involucrados en la zona y lograr el consenso para decretar una zona de exclusión y ordenamiento de la actividad pesquera. El Parque Nacional Bajos del Norte es el resultado de esta fórmula.
Este nuevo Parque Nacional está ubicado a 240 km de la costa de Progreso, Yucatán, es el más grande decretado en el Golfo de México, con una extensión de 1,304,114 hectáreas. Este lugar, de difícil acceso, había sido poco estudiado hasta que, en 2021, Oceana realizó una expedición científica que puso sobre la mesa la importancia de este lugar.
En un esfuerzo de colaboración multidisciplinaria, la investigación científica reveló que Bajos del Norte es un lugar clave para la conservación de pesquerías relevantes de la zona como el mero rojo, pulpo y langosta espinosa. Los arrecifes están saludables, son hogar de especies amenazadas o en peligro de extinción.
Además, se comprobó que el lugar es un ecosistema de transición que conecta al Golfo de México con el Caribe Mexicano, convirtiéndose en un centro de dispersión de larvas que nutren y dan diversidad genética a lugares como Cabo Catoche y el Parque Nacional Arrecife Alacranes.
Bajos del Norte es resultado de la confluencia del trabajo de la Sociedad Civil, comunidades locales, empresarios y autoridades para proteger ecosistemas clave como los arrecifes, que se traduce en bienestar social, con el que todos ganamos. Este es el camino a seguir para proteger el 30% del territorio marítimo nacional, compromiso internacional que México asumió al firmar el Acuerdo Global de Kunming-Montreal.
El primer paso ya está dado. Ahora queda la responsabilidad de demostrar que este lugar se puede conservar de manera adecuada, que puede ser un centro de estudios para la biodiversidad, las enfermedades de corales y el impacto de especies invasoras; pero también, lugar donde pescadores industriales y ribereños trabajan coordinadamente para recuperar las poblaciones pesqueras en declive.
Esperamos que las Áreas Naturales Protegidas que faltan por decretarse en este sexenio y los que vienen, sigan este buen camino.
Miguel Rivas Soto. Doctor en Ciencias por el Instituto de Ecología de la UNAM y director de santuarios marinos en Oceana para México.