A escasos días de dedicar las 12 uvas de 2023, al fortalecimiento del sistema de propiedad intelectual (PI) mexicano, resulta conveniente repasar su trayectoria en este turbulento 2022.

Empecemos por los derechos de autor. Mientras que el Indautor ha demostrado que, pese a que los limitadísimos recursos asignados, las medidas adoptadas para hacer frente al rezago ocasionado por la pandemia han dado buenos resultados – al grado de tener un registro en 5 días hábiles – no consiguió siquiera un aumento a su presupuesto no solo para hacer frente a sus funciones tradicionales, sino para atender aquellas que le fueron añadidas por el T-MEC.

De igual manera, no se vislumbra que, en el corto plazo, el instituto autoral ocupe el lugar que merece en la agenda de su cabeza de sector, así como tampoco que se designe a su titular tras más de dos años de no contar con él.

Los anteriores “oscuros” son más notorios si tomamos en cuenta los “claros” de la Suprema Corte en materia autoral. Las sentencias de la Primera Sala en materia de violación y pago de daños por violación a obras musicales y audiovisuales y a su transmisión y comunicación pública son para presumirse a nivel mundial.

Frente a esos “claros” de la Corte, tenemos los “oscuros”. La demora en pronunciarse sobre la inconstitucionalidad interpuesta por la CNDH a las reformas respecto a la retirada de los contenidos de internet piratas y sobre la norma del etiquetado frontal y uso de personajes en alimentos, sigue dejando en la inseguridad jurídica a empresas, titulares de derechos y consumidores.

Siguiendo con la Corte, sin duda el tema en PI que más impacto ha tenido en 2022 es el pronunciamiento por parte del Pleno sobre la constitucionalidad del artículo 151 fracción primera de la ya abrogada Ley de la Propiedad Industrial – y cuyo texto se reproduce en la nueva ley – respecto a nulidad de registros de marcas. Ante una declaración de inexistencia de contradicción entre criterios sostenidos por las salas, existe un asunto en el Pleno que podría definir, de una vez por todas, el criterio imperante.

Y hablando de marcas, los “claros” del IMPI son notorios. El número de solicitudes y de registros va en aumento. Los tiempos de resolución, aun cuando no han igualado a los que se tenían antes de la pandemia, cada día se reduce el rezago existente. En patentes, el “claro” es el buen funcionamiento y eficiencia del sistema en línea; el “oscuro” no es del IMPI, sino de la poca cultura de PI de los mexicanos lo cual se traduce en que el nivel de solicitudes domésticas nada más no levanta.

El “oscuro” más sorpresivo, incomprendido y triste que se dio en el IMPI, y a escasos días de su 29 aniversario, fue la salida de su director general, después de 27 años de laborar en él. Esta salida sin duda sigue generando incertidumbre sobre el sistema, el cual espera que los segundos y demás mandos no sean removidos.

A nivel internacional, además del “claro” de la visita del director general de la Organización Mundial de la PI, no hay duda de lo que se llevó las palmas, fue la postura de México y Suiza ante la OMC respecto a que se debe demostrar que las patentes son las causantes de la falta de vacunas y su mala distribución.

Ante lo anterior, causa extrañeza la postura que sobre la PI se contiene en la iniciativa enviada por el ejecutivo para una nueva ley en temas de ciencia, tecnologías y humanidades. Si lo que se pretende es promover la innovación y creatividad, se debe tener presente que, para beneficio de todos los mexicanos, es necesario fortalecer el sistema de PI; que siga las tendencias mundiales, que sea administrado por quien tenga que serlo y que el estado intervenga única y exclusivamente cuando deba hacerlo.

Sin duda, 2023 nos depara criterios importantes y mucho trabajo para los queremos el fortalecimiento del sistema de PI mexicano.

Consultor especialista en protección de innovación y propiedad intelectual, socio en Pérez Correa González Asociados 
Twitter: @MA_Margain 

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