A 14 meses de continuar en la montaña rusa de la pandemia, del avance disparejo de la vacunación, pero sobre todo de la presentación de una iniciativa indo-sudafricana en el seno de la Organización Mundial de Comercio (OMC) para una exención de los derechos de propiedad intelectual (PI) con el fin de hacer frente a la Covid-19, había mucho interés en las discusiones que del 30 de noviembre al 3 de diciembre se darían en la duodécima Cumbre Ministerial (MC12).Desafortunadamente, la llegada de ómicron trajo consigo la decisión de, una vez más, posponerla.
La propuesta de India y Sudáfrica trascendió por mucho a la OMC. El tema puso a la PI en el ojo del huracán. Por supuesto hubo apoyo y rechazo inmediatos, tanto en el ámbito público —nacional e internacional— y privado, encabezado por laboratorios farmacéuticos y las asociaciones y cámaras afines, como en el social, a través de organizaciones no gubernamentales.
A nivel macro, hubo países que de inmediato suscribieron la moción. Del lado opuesto y, como era de esperarse, la administración del entonces presidente Donald Trump la rechazó. Igual lo hizo la Unión Europea (UE), no obstante la división de opiniones en sus altas esferas, sobre todo en su Parlamento.
Hasta ahora el clímax del tema ha sido la decisión de la administración de Joe Biden de, en cierta manera y con limitaciones, apoyar la propuesta. Este giro radical no lo fue en su totalidad, pues puso en el reflector a las patentes, dejando de lado a otros derechos de PI que en la propuesta original estaban contemplados.
De mayo de 2021 a la fecha, el reflector no ha dejado de iluminar a las patentes. Discusiones de muy alto nivel, entre organizaciones internacionales, entre éstas y los gobiernos de sus estados miembros y con la industria, han tenido verificativo. No había duda, la alfombra roja de la MC12 estaba lista para las patentes, sobre las cuales se había preparado una versión revisada y acotada de la propuesta para su discusión e —improbable— aprobación.
Si bien había interés en la MC12, pocas eran las expectativas de lograr consenso. Ciertamente, las patentes tienen un papel estelar, pero puede ser que el papel central lo tengan que compartir. A la fecha no se ha demostrado que con la exención propuesta se logre mayor fabricación, distribución y aplicación de las vacunas. De igual manera, no se ha logrado demostrar que los mecanismos ya existentes sobre las limitaciones de patentes, como lo es la licencia de utilidad pública, resultan insuficientes para librar la batalla.
A la par de la propuesta de liberar patentes, se discutiría en la MC12, una propuesta de la UE por cuanto a utilizar los mecanismos ya contemplados en el Acuerdo sobre Derechos de PI administrado por la OMC, máxime que las condiciones y circunstancias excepcionales para aplicarlos están dadas.
Así, y aun cuando la MC12 fue pospuesta, hagamos eco a no sólo a la propuesta europea, sino a la postura que México ha mantenido y que concuerda con lo manifestado por la bióloga y diplomática mexicana, Alicia Bárcena, en su participación en la cumbre de la Cepal el pasado septiembre en Palacio Nacional: utilizar los mecanismos que sobre limitaciones de patentes ya tenemos, y de no ser suficientes, entonces sí, explorar otros caminos.
Posdata: Deseo a Enrique Díaz todo el éxito en su gestión como nuevo presidente de la Asociación Interamericana de Propiedad Intelectual. ¡Felicidades!
Consultor especialista en protección de innovación y propiedad intelectual
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