La semana pasada fue trascendente para el gremio y sistema de propiedad intelectual, al haber tenido verificativo la reunión anual de la Asociación Internacional de Marcas (INTA, por sus siglas en inglés), la cual debió haberse celebrado en Singapur en mayo pasado y que, por obvias razones, tuvo que migrar a lo virtual. Ni el posponer la reunión, ni la migración referida, hicieron que dicho evento, que en los últimos años ha logrado reunir a más de 11 mil especialistas, perdiese su importancia.
En esta ocasión se presentaron tres importantes reportes producto de dos años de investigación y trabajo de sendos think tanks: “La Oficina Nacional de propiedad intelectual del futuro”, “El despacho de propiedad intelectual del futuro” y “El departamento de la empresa de propiedad intelectual del futuro”. Respecto al primero, el cual agrupó a titulares y extitulares de Oficinas Nacionales de propiedad intelectual (ONAPIs) alrededor del mundo, y en el cual tuve la oportunidad de participar, se analizaron y discutieron temas relevantes para lograr un compendio de buenas prácticas para hacer frente a los próximos 10 años en aras de alcanzar la excelencia en el funcionamiento y resultado.
La sociedad y economía del conocimiento, el consecuente ecosistema de innovación y creatividad; la globalización y el incremento en la importancia y el valor de los intangibles; situaciones como la actual (pandemia Covid); la disrupción, tanto en áreas tecnológicas y digitales, como en cuestiones de solución de controversias e incluso en la protección y defensa de derechos de propiedad intelectual por parte de particulares (por ejemplo las “inscripciones” y defensa de marcas en Amazon y Alibaba), pero sobretodo la inagotable actividad intelectual humana, y no humana, que implica el incremento cuantitativo y en complejidad de solicitudes por parte de los titulares, demuestran que el mundo ha cambiado, que así seguirá, y que las ONAPIs deben hacer frente sin dejar su rol tradicional de trámite y concesión de estos derechos.
No hay manera que las ONAPIs escapen a las herramientas tecnológicas; el blockchain y la inteligencia artificial llegaron para quedarse, y no sólo en conseguir la eficiencia y efectividad en el trabajo tradicional y no tradicional de aquellas, sino para robustecer el sistema al dar solución a casos que lo transformaran de manera radical, como pudiese ser el reconocimiento de autor, inventor o diseñador a una computadora.
Será más común ver a las ONAPIs interactuando entre ellas y con otros actores privados y públicos, nacionales e internacionales, no sólo en la promoción y protección de la innovación, sino en su transferencia, comercialización y explotación en aras de un sistema sumamente eficiente, efectivo y de calidad. Seguiremos siendo testigos de la participación cada día más activa de éstas en negociones internacionales de diversa índole, desde comerciales hasta de medio ambiente. El involucramiento en temas de salud pública será más frecuente. En la lucha contra la violación de estos derechos, su participación será cada día mayor.
México va en buena dirección. La nueva etapa que iniciamos con las negociaciones y tratados internacionales de esta segunda década del siglo 21, la mejora y modernización de nuestra legislación, al grado de contar con una nueva ley y una autoridad fortalecida, lo confirma. Aprovechemos el sistema al máximo para que sea dinámico y haga frente a lo que se viene.
innovación y Propiedad Intelectual.
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