El pasado 16 de octubre, el Papa Francisco publicó un tuit pidiendo a los grandes laboratorios tener un gesto de humanidad y “liberar” las patentes para facilitar el acceso a las vacunas. Las respuestas no se hicieron esperar: desde la defensa férrea de las patentes, hasta la satanización de éstas, pasando por propuestas de que los recursos del Vaticano se utilizaran para apoyar la causa.

Lo solicitado por el Sumo Pontífice en su calidad de jefe de la Iglesia Católica no es nuevo; han sido varias las ocasiones en que, de una manera u otra, esto ya lo había inferido e incluso dicho. Su postura es congruente con el contenido de su Carta Encíclica Fratelli Tutti, por cuanto a que el bien común sobre la propiedad privada es uno de los pilares de la fraternidad.

Si bien la mención a “liberar” patentes puede prender focos en el sistema de propiedad intelectual (PI), del mensaje papal se desprenden más aspectos positivos que preocupantes. En una lectura detenida, se aprecia y deduce que el Papa reconoce y les da importancia a las patentes, al sistema que las protege y al beneficio que representan para la humanidad. Si no lo pensara así, no hubiese necesidad de pedir que el sistema se flexibilice.

Pasando al ámbito terrenal, el mensaje del jefe de Estado de la Santa Sede –uno de los 193 estados miembros de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual– fue confirmado en varias ocasiones por el delegado del Vaticano en Ginebra. En diciembre pasado, Monseñor Jurkovič, tras reconocer los derechos de PI y al sistema que los protege y administra, no sólo manifestó que lo que se patenta contribuye a la sociedad por el invento en sí y por la información técnica que se divulga, sino que pugnó por el mejoramiento del sistema de patentes en aras de eficiencia, transparencia y el justo equilibrio entre titular y usuarios.

El reconocimiento y apoyo al sistema de PI por parte del Vaticano no es algo que deba sorprendernos. La Santa Sede es gran usuaria del sistema; si de marcas hablamos, ha registrado diversas de ellas alrededor del mundo: CARITAS, VATICAN NEWS, IHS PONTIFEX MAXIMVS FRANCISCVS y los escudos del Vaticano y del Papa Francisco, entre otras.

Ahora bien, y confirmado que la PI es importante para el Vaticano, son las palabras y frases utilizadas las que tenemos que cuidar para no convertir a las patentes en las malas del cuento. El sistema actual contiene excepciones, como lo son las licencias de utilidad pública, que confirman lo que desde hace ya 20 años señaló el entonces secretario de Salud del Vaticano, el Cardenal mexicano Javier Lozano, por cuanto a que la propiedad privada –patentes– tiene una hipoteca social. No hay necesidad de liberar, hay que usar las herramientas con las que ya se cuentan.

Santo Padre, gracias por reconocer al sistema de patentes que ha traído vacunas en tiempo récord. Echemos mano de él y, de ser necesario, de las excepciones que se contemplan, en el entendido de que las patentes no son las únicas en la batalla. ¿De qué serviría, por un lado, lograr la licencia de utilidad pública, sin tener por el otro la capacidad técnica para la fabricación y distribución de las vacunas? El funcionamiento correcto del sistema permite el balance entre la salud pública, la PI y el comercio, lo cual encuadra y contribuye a lo deseado por usted: la fraternidad de todos.

 
Consultor especialista en protección de innovación y propiedad intelectual
Twitter: @MA_Margain
 

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