En 2019 advertimos la crisis del fentanilo y pedimos incrementar las sanciones a quienes falsifican medicamentos, hoy la sanción sigue siendo de 3 a 15 años de prisión, mucho menor a la que corresponde al tráfico de otras drogas, también alertamos de la problemática sobre armas de fuego que vienen de los EUA, sin embargo, hoy las penas, que solicitamos que se incrementaran, siguen siendo de 5 a 15 años de prisión para quienes las adquieran ilícitamente y las consecuencias las seguimos viviendo. Advertimos igualmente un incremento en los casos de dengue y que con el paso del huracán Otis, especialmente en Acapulco podría causar un alza en el número de casos. De igual forma, con diversas iniciativas, puntos de acuerdo, excitativas hemos llamado a tomar en serio la voz de alerta sobre el cambio climático que sigue haciendo daño a nuestro hábitat. Durante el 2023 señalamos incrementos de temperatura sin precedente que generaron una serie de fenómenos asociados a esto, tales como el huracán categoría 5 denominado “Otis” que devastó al puerto de Acapulco, acarreando consecuencias como pérdida de vidas, daños materiales y una población que exige reactivar la economía, reconstruir inmuebles y evitar riesgos sanitarios. En efecto, el 2024 no parece romper con esta tendencia de aumento de temperatura porque no se han modificado las condiciones que la provocan. En el “Global Risk Report 2024”, publicado por el Foro Económico Global, se dio a conocer que el segundo riesgo más alto que enfrentará la humanidad este año consiste en fenómenos naturales de alto impacto provocados por el calentamiento global, que pueden causar el colapso de ecosistemas como el Amazonas o los arrecifes de coral, la destrucción de infraestructura y la pérdida de vidas humanas. Todo esto desafía la capacidad de las comunidades de adaptarse a los cambios a tiempo, ya sea generando alternativas a las actividades que provocan altas emisiones o aumentando la capacidad de respuesta ante los desastres naturales a los que nos enfrentaremos. Prueba de ello son las sequías que se han manifestado a lo largo y ancho del país y que han provocado problemas para las comunidades rurales productoras de alimentos, lo que nos deja vislumbrar que la escasez de agua puede volverse un riesgo permanente y de mayor intensidad. Podemos ver los casos de Monterrey y del lago de Cuitzeo que reporta una disminución del 70% de manto acuífero, lo que ha provocado que el acceso al agua sea cada vez más limitado. Se reconoce que las condiciones generadas por el calentamiento global tienen el potencial de ser permanentes, esto quiere decir que una vez que el planeta llegue a cierto nivel de calentamiento se pueden desencadenar procesos autosustentados que mantengan o intensifiquen esas condiciones a largo plazo y de manera irreversible. Desafortunadamente, ante estos escenarios cada vez más cercanos, lo que hemos hecho como países han sido respuestas esporádicas y con miras al corto plazo, lo que resulta insuficiente, sin mencionar que existen limitaciones a la capacidad de los gobiernos para hacer cumplir las disposiciones necesarias para conservar el planeta. De volverse permanentes los efectos del calentamiento global, nos veremos frente a frente con problemas que tienen la capacidad de acabar con eras y destruir civilizaciones. El tiempo apremia, los problemas se acumulan y el cambio climático sigue pasando factura.

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