“Yo veo un México con hambre y con sed de justicia. Un México de gente agraviada, de gente agraviada por las distorsiones que imponen a la ley quienes deberían de servirla”.

Con esta frase recordamos el discurso histórico de Luis Donaldo Colosio en la explanada del Monumento a la Revolución el 6 de marzo de 1994. Lo recordamos junto a un episodio cruento de la política mexicana ocurrido hace 26 años, con la frase “Yo veo un México…” En ese memorable discurso Colosio describió su compromiso político. La historia tendrá siempre abierta la incógnita de su asesinato que cimbraría a México 17 días después.

En el análisis y evolución de nuestro sistema político, Colosio merece ser recordado tanto por su artero asesinato, pero es aún más valiosa la importante influencia de sus ideas y su proyecto político para México.

Dotado de una potencia retórica y una habilidad política sorprendentes para su tiempo, siendo presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, Colosio dio el primer paso en la alternancia política al reconocer por primera vez la derrota del PRI y la victoria del PAN en la elección a gobernador del estado de Baja California, el 6 de julio de 1989. Esa fue una elección simbólica por la importancia que Colosio prefería darle a la certidumbre electoral y no a los vicios y tentaciones inherentes al fraude en los comicios.

En su tiempo, luchaba en contra de los grupos de interés y de las ambiciones políticas que ensombrecían todo intento de apertura hacia una competencia democrática abierta y equitativa.

La decisión de reconocer esta derrota no estuvo ajena a la inconformidad de los grupos del partido, acostumbrados a cometer todo tipo de excesos, abusos y tropelías para obtener una victoria electoral. Situación que se había agravado con los controvertibles resultados de la elección presidencial de 1988.

En aquel memorable testimonio político destacan las definiciones de la misión del PRI en un escenario de competencia sin el respaldo del gobierno. Él veía al PRI como un partido que debería haber estado cerca de la ciudadanía para seguirla representando en el ejercicio del poder, y expresó una serie de definiciones en las que más que engolosinarse con la historia del partido, presentaba con audacia un nuevo capítulo de la política en nuestro país.

La muerte de Colosio dejó abierta una herida profunda en el proyecto político de México. En sus últimos días se confrontaba contra las presiones de grupos que se veían desplazados y le retaban su candidatura y su muy viable victoria electoral.

En el citado discurso Colosio inició diciendo: “Compatriotas. Aquí está el PRI con su fuerza... Aquí está el PRI con su recia vocación política. Aquí está el PRI para alentar la participación ciudadana. Aquí está el PRI para mantener la paz y la estabilidad del país, para preservar la unidad entre los mexicanos”.

Con estas palabras exhortó al PRI de entonces diciendo: “Nadie podrá asegurarnos un papel en la transformación de México si nosotros no luchamos por él, si nosotros no lo ganamos ante los ciudadanos”. Lo que entonces era una convocatoria entusiasta suena hoy a reclamo de una labor inconclusa y un partido ausente.

Luis Donaldo como amigo ausente, pero con sus ideas presentes veía un México con reclamos e ideales, solidario, plural y diverso, pero a fin de cuentas un solo México.

Ese México unido, fraternal y compasivo ante la crisis es el México que debemos rescatar de la división, del encono y de la polarización, para salir adelante victoriosos de las repercusiones económicas que están agravando aún más la inédita crisis humanitaria y de salud que hoy afecta a todo el planeta.

Rúbrica

El teorema de Schrödinger en la fase dos del aislamiento sanitario. Nuestra mente está confinada y libre simultáneamente.

Político y escritor. @AlemanVelascoM
articulo@alemanvelasco.org

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