El pasado domingo 7 de marzo falleció un mexicano de gran valía, el Dr. Luis Rafael Moreno González. Médico cirujano especializado en las ciencias forenses y criminalística de merecido prestigio en México y a nivel internacional. A lo largo de su vida fue un luchador por la justicia. Fue un defensor incansable de las víctimas más vulnerables. Sus conocimientos permitieron que muchas víctimas, de manera figurada, volvieran a la vida a delatar a su agresor.
Académico de renombre, escritor prolífico de artículos y libros de referencia obligada en el estudio de esta delicada profesión.
Sus investigaciones lo hacen un pionero de la criminalística en México y mentor de profesionistas de esta delicada tarea de soporte a la investigación del delito e impartición de justicia.
La lista de reconocimientos es tanto o más prolífica que las aportaciones a su profesión. Basta recapitular en su trayectoria profesional.
Profesor Emérito; Doctor Honoris Causa y Director Adjunto del Instituto Nacional de Ciencias Penales (Inacipe); Director General de Servicios Periciales de la PGJ del Distrito Federal y de la PGR; profesor de Medicina Forense, Criminalística y Criminología en la facultad de Derecho de la UNAM; Expositor en foros de la Fundación Miguel Alemán; Fundador y presidente vitalicio de la Academia Mexicana de Criminalística; miembro de la Academia Mexicana de Ciencias Penales; la Academia Mexicana de Ciencias Forenses; de la American Academy of Forensic Sciences y de la Association of Firearm and Tool Mark Examiners.
Incansable modernizador de procedimientos periciales en la Procuraduría de la República y del Laboratorio del Instituto Nacional de Ciencias Penales Inacipe, que lleva su nombre.
La criminalística es la ciencia del pequeño detalle, repetía. Era un investigador e innovador incansable que incorporó avances en laboratorios de grafoscopía y polígrafo, genética forense, odontología legal, antropología física, microscopía electrónica, fotografía de alta definición, inventario de fármacos, catálogo químico de sustancias tóxicas, absorción atómica, microscopía eléctrica en balística y muchas más.
En el ámbito profesional, lo recuerdan por un principio de la investigación pericial, que también es una norma de vida: “La regla es no precipitarse”, y el postulado fundamental de las fuentes y evidencias: “El caso se gana o se pierde en la escena del crimen”.
Quienes tuvimos la fortuna de conocerlo en el ámbito personal y profesional lo recordamos ante todo como una persona impecable en su actuar, decir y vestir. Amoroso esposo de mi apreciada colaboradora de más de 6 décadas, “la China” Victoria Eugenia de Moreno, con quien construyó un matrimonio de amor y entrega.
Recuerdo con detalle las conversaciones en mi periodo como Senador de la República, en relación a su responsabilidad histórica al encabezar el dictamen pericial del asesinato de Luis Donaldo Colosio.
En su nombre y su memoria se habrán de conservar sus peritajes como referentes obligados que dieron evidencias contundentes en la lucha permanente en la investigación de los delitos y la impartición de justicia.
La diferencia entre una muerte violenta y una vida ejemplar es que en lugar de una autopsia, hoy en su memoria se ofrece este respetuoso homenaje. Descanse en paz.
Rúbrica. Un año de COVID. Hemos aprendido a vivir una nueva vida que poco tiene de normalidad y mucho de revalorizar lo fundamental.
Político y escritor.
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