En todas las luchas de independencia y las revoluciones hay caudillos y pensadores, idealistas y ejecutores, combatientes y pacifistas. La independencia de México no fue la excepción.
El próximo jueves 14 de septiembre se cumplirán 210 años de la presentación de José María Morelos y Pavón de su histórico documento titulado “Sentimientos de la Nación”, que hasta la fecha es uno de los textos de lectura obligada, que debe ser parte de la formación de todo mexicano.
El impulso libertador de Miguel Hidalgo para encabezar una insurrección de trascendencia para toda Hispanoamérica tuvo el soporte, entre otros, de la reflexión política y la audacia militar de José María Morelos y Pavón.
Sacerdotes ambos que asimilaron las ideas de la ilustración y, sobre todo, percibieron la amenaza de la expansión napoleónica hacia el nuevo continente. Morelos, en su misión parroquial conoció y compartió las ideas independentistas de Miguel Hidalgo y Costilla. Los dos decidieron cambiar la sotana por el uniforme militar para la consecución de sus ideales.
La corta carrera político-militar de Morelos fue suficiente para quedar plasmado como ese gran personaje que combinó una terna de características en una persona, como sacerdote, militar y pensador político.
En su texto memorable se define el carácter independiente de la nueva nación que rechazó la monarquía como forma de gobierno, y se propone la creación de un Estado con un sistema republicano y liberal donde la estructura del poder público se divide en tres poderes: Legislativo, Ejecutivo y “Judiciario” (sic).
Se define el criterio de soberanía como una delegación de responsabilidades que emanan del pueblo mediante un sistema representativo y que la ley sea producto de los términos que se debatan en un Congreso en función de la expresión de su mayoría y “pluralidad de votos”.
Destaca la declaración de la igualdad del individuo ante la ley, se da por abolida la esclavitud, la tortura y la división social que imponía el sistema de castas.
En su mente religiosa, Morelos define la obligación de que la religión católica sería la única imperante en el país, así como el reconocimiento de la jerarquía Papal quizá como un elemento preventivo de la expansión de la religión protestante en muchas regiones de Europa y en los Estados Unidos.
Su genio intelectual quizá no fue del nivel de la reacción militar del Virrey Calleja que buscó de manera radical y en algunos casos sanguinaria sofocar la rebelión.
Morelos fue derrotado, apresado, acusado por la Inquisición y fusilado en 1815.
Su vida quedó trunca, pero sus ideales han trascendido y deberán seguir inspirando y fortaleciendo nuestra identidad.
Si bien Morelos e Hidalgo no vieron culminada su gesta independentista, sus ideas y sus actos son hoy la semilla de una identidad diversa y contrastante que a lo largo de un par de siglos nos une y nos permite superar nuestras diferencias.
En estos tiempos donde nuevamente se vislumbra la búsqueda de una visión de futuro para México, es recomendable revisar las ideas de nuestro origen patrio, que son imprescindibles para fortalecer los valores que nos unen y nos distinguen ante el mundo.
Rúbrica. Tiempos de la democracia. A partir de mañana, corren 270 días para conocer y decidir la opción que mejor defina qué futuro queremos para nuestro país.