Cuando descubrimos un mundo lo hacemos parte de nuestra historia. La atención que genera la copa mundial de futbol, más allá de lo que sucede entre veintidós jugadores y un balón, es un fenómeno de profundo significado social.
El encuentro con la vida cotidiana de Qatar, donde la religión islámica predomina y establece restricciones respecto a la bebida, los derechos de la mujer, las libertades, la democracia y hasta la prohibición de la carne de cerdo, han sorprendido a la numerosa afluencia de turistas de nuestro país.
Hace un siglo Qatar era una zona árida de pequeñas aldeas nómadas dedicadas a la pesca y la recolección de perlas. En 1939, el descubrimiento de petróleo y años después de gas natural, fueron las fuerzas económicas de este joven país que declaró su independencia en 1971.
Es un país de casi tres millones de habitantes donde sólo el 12% es de nacionalidad qatarí, que tiene altos niveles de ingresos que provienen de las exportaciones de energéticos fósiles. Las autoridades han reconocido la importancia de transitar hacia una economía de servicios, turismo, alta tecnología y energías renovables. Destacan las grandes obras de infraestructura, puertos marítimos, un aeropuerto, metro, edificios inteligentes, museos innovadores, telecomunicaciones avanzadas y un sistema financiero de clase mundial.
Es una economía abierta con incentivos al desarrollo empresarial y al comercio internacional, donde la inversión extranjera goza de estímulos fiscales y la ley garantiza explícitamente que no podrá ser expropiada o sujeto de alguna acción similar por el Estado.
Conforme a las arraigadas creencias de las familias conservadoras, una mujer menor de veinticinco años requiere de un tutelaje masculino sin el cual no puede matricularse en la universidad, estudiar fuera, viajar, casarse o divorciarse. No obstante, la participación laboral de las mujeres es alta y el empoderamiento femenino registra niveles de avance en los últimos años.
Amnistía Internacional ha registrado las quejas y muertes de los trabajadores migrantes por una exigencia laboral excesiva y condiciones de vida que dañan los derechos humanos.
Para muchos visitantes quizá es la primera experiencia en una nación donde las costumbres y la religión contrastan profundamente con el modo de vida de nuestro país y podrán descubrir las raíces históricas, lingüísticas y culturales de origen mozárabe que forman parte de nuestro rico mestizaje y así abandonar los juicios preconcebidos en contra de una cultura milenaria.
En comparación se reconoce que en México se renuevan los gobernantes por métodos democráticos, con competencia de partidos y una institución reguladora. Tenemos libertades de expresión, equidad de género, de comportamiento personal, tolerancia religiosa y pluralidad política, que aún se pueden mejorar.
Al regreso de Qatar esperamos que nuestros compatriotas reconozcan las cualidades que tiene nuestro país, los grandes retos a superar, la fuerza de nuestra identidad, y poder disfrutar de unas deliciosas carnitas de cerdo con su correspondiente dosis de cerveza y tequila.
Solo el tiempo nos dirá si la influencia en el ánimo e ingenio característico de nuestros turistas dejó alguna huella en ese país. Y si nuestro equipo gana o pierde, eso es otro asunto.
Rúbrica. Protestas en China con una hoja en blanco. Nada escrito lo dice todo.