En el año 1789 Martin Klaproth, para identificar un mineral de características singulares, tomó el nombre del planeta Urano para clasificar al uranio. Desde entonces una larga lista de afamados científicos hicieron aportaciones significativas donde demostraban que teóricamente los elementos radiactivos serían fuentes poderosas de energía.
En 1940 en la Universidad de Birmingham, en la Gran Bretaña, los científicos Otto Frish y Rudolf Peierls dieron a conocer su famoso Memorándum Rirsch-Peierls con sus primeros cálculos acerca de la masa crítica necesaria para la fisión nuclear, así como para su transporte por aire, sus características estratégicas y morales de su uso.
En julio de 1945 en Nuevo México, se hizo la primera prueba de una bomba nuclear, y el 6 de agosto de 1945 el gobierno de los Estados Unidos lanzó la primera bomba atómica en Hiroshima, Japón.
En 1951 el Presidente Eisenhower anunció el plan “Átomos para la paz”. A partir de entonces se impulsó la construcción de plantas generadoras de electricidad a base de reacción nuclear, independientemente de la carrera armamentista de las grandes potencias de postguerra.
El día de ayer, el Departamento de Energía de los Estados Unidos dio a conocer un avance científico de gran trascendencia. Los científicos del National Ignition Facility del Laboratorio Nacional Lawrence Livermore en California, que cuenta con el láser más potente del mundo, explicaron que mediante un proceso conocido como fusión por confinamiento inercial fue posible generar energía a partir de la fusión del hidrógeno, donde demostraron que se logró generar más energía de la que se aplicó.
De esta manera la fusión nuclear induce una reacción en la que los núcleos de dos átomos ligeros se unen y forman otro más pesado, lo que provoca que se liberen enormes cantidades de energía; sus residuos son de corta duración y los elementos que requiere son abundantes, tanto el litio como el deuterón que se encuentra en los océanos, lo que garantiza el suministro de energía por largo tiempo.
Este es uno de los positivos resultados de la inversión pública y privada en ciencia y tecnología que han aportado por muchos años a la búsqueda de fuentes de energía eléctrica no contaminantes y no radioactivas.
Este avance puede llegar a sustituir las fuentes de energía a base de carbón o energéticos fósiles que están afectando negativamente el clima en todo el planeta. La transición de un proceso controlado de laboratorio a un proceso comercial de gran escala tomará quizá una o dos décadas para modernizar o construir centrales eléctricas de gran capacidad con pocos metros cúbicos de estos reactivos que producirán de manera económica miles de mega watts. No obstante, este acontecimiento marca un hito en la historia de la ciencia y abre grandes horizontes a la investigación y al desarrollo de nuevas tecnologías.
Por ahora se analiza la fórmula para incentivar a la inversión pública y privada para el desarrollo de modelos de servicio con visión empresarial de esta gran innovación.
En el escenario mundial de guerra, inflación, degradación ambiental y confrontación social, los científicos nos dan noticias que nos llenan de esperanza y ánimo para el futuro.
Rúbrica. In memoriam. Un recuerdo de aprecio para el Dr. Octavio Rivero Serrano, afamado médico y Rector de la UNAM de 1981 a 1984. Descanse en Paz.