En los momentos de incertidumbre es cuando más valiosa es la fe y la fraternidad.
El 24 de diciembre el Papa Francisco encabezó la celebración de la apertura de la Puerta Santa en la Basílica de San Pedro con motivo del inicio del Año del Jubileo que la iglesia católica dedica para el año 2025. Con el mensaje «Spes non confundit» (la esperanza no defrauda), se fundamenta el texto de la bula de convocatoria que se emitió el pasado mes de mayo, donde se expresa que: “…será un Año Santo caracterizado por la esperanza que no declina.”
En una silla de ruedas, pero con la lucidez y la entereza que le han caracterizado, el Papa Francisco continúa en la tarea de reformar la iglesia para consolidar los valores fundamentales. Su pontificado se ha distinguido por la delicada tarea de modernizar la forma cómo la sociedad expresa su espiritualidad, al tiempo que no ha escatimado en ejercer su autoridad en la disciplina y el rigor en el clero.
Uno de los grandes retos es la evangelización de las nuevas generaciones, donde la importancia de la transmisión de los valores éticos y morales en el seno del hogar es cada día más relevante.
En los próximos días, debido a esta ceremonia de apertura de las Puertas Santas en los templos más importantes de Roma, la Basílica de San Juan de Letrán, Santa María Mayor y San Pablo Extramuros, el Vaticano estima peregrinaciones de más 30 millones de católicos de todo el mundo.
La Navidad es la celebración religiosa del cristianismo y de la fe católica más importante de la civilización occidental. Como en otros años, el Papa Francisco subraya la importancia de la fraternidad, y en este año en particular la reiterada convocatoria a la paz, a la tregua de las hostilidades militares, a la reconciliación y a la caridad humana con quienes viven las vicisitudes de la guerra, el desplazamiento, la persecución y la exclusión. Uno de los párrafos más importantes de dicha bula merece la cita: “Que el primer signo de esperanza se traduzca en paz para el mundo, el cual vuelve a encontrarse sumergido en la tragedia de la guerra. La humanidad, desmemoriada de los dramas del pasado está sometida a una prueba nueva y difícil cuando ve a muchas poblaciones oprimidas por la brutalidad de la violencia. ¿Qué más les queda a estos pueblos que no hayan sufrido ya? ¿Cómo es posible que su grito desesperado de auxilio no impulse a los responsables de las naciones a querer poner fin a los numerosos conflictos regionales, conscientes de las consecuencias que puedan derivarse a nivel mundial? ¿Es demasiado soñar que las armas callen y dejen de causar destrucción y muerte?”
La importancia de las palabras pontificias habrá de resonar en la conciencia de los líderes mundiales y de toda la sociedad ante el escenario de tensión política que amenaza al comercio internacional y la recurrente narrativa bélica en un mundo donde las disputas territoriales pueden escalar notablemente.
Estimados lectores, que estas líneas sean motivo de reflexión para que esta Navidad sea un momento de compartir la dicha y el amor con sus seres queridos, con la esperanza en que nuestros actos puedan contribuir a hacer un mundo mejor.
Rúbrica. Elon Musk. ¿Dentro del rediseño administrativo tajante que se propone el hombre más rico del mundo, tendrá pensado que el escritorio de la Oficina Oval lo compartan dos personas?
Político y escritor.
@AlemanVelascoM