El reto competitivo del futuro radica en la innovación tecnológica sustentada en la investigación científica. El día de ayer asistí a dar la plática inaugural del Foro Innovation Day de la Sociedad de Amigos de la Universidad de Tel Aviv en México.

El modelo de desarrollo económico de Israel tiene como un objetivo impulsar la investigación científica y los avances tecnológicos que están revolucionando todos los órdenes del modo de vida contemporáneo, en virtud de las limitaciones de territorio y por ende de recursos naturales. Y los resultados son sorprendentes.

Basta mencionar que una cuarta parte de todos los Premios Nobel otorgados a la fecha son personajes que comparten la religión judía, al igual que los inventores de múltiples aplicaciones de uso mundial. En el cine, moda, medicina, finanzas, telecomunicaciones, música, cosméticos, alimentos, industria militar, de defensa, aeronáutica y miles de especialidades más, el hilo conductor de una cultura sustentada en la religión judía es la fuente de soporte de una actitud creativa, innovadora y profundamente analítica para transformar problemas complejos en soluciones accesibles a toda la población.

En México, la contribución de la comunidad de origen judío es encomiable. Nuestro país apoyó con armamento al movimiento de independencia de Israel, bajo el liderazgo de Ben Gurión, y fue de los primeros países en dar reconocimiento internacional a la creación del Estado de Israel, el 11 de mayo de 1949, durante el mandato del presidente Miguel Alemán Valdés.

Previamente, durante la Segunda Guerra Mundial, mi padre, como Secretario de Gobernación, reconoció el derecho de asilo para miles de migrantes perseguidos por razones religiosas, raciales o ideológicas, procedentes de los países invadidos por el Tercer Reich y les otorgó la nacionalidad mexicana, muchos de ellos procedentes de puertos de los Estados Unidos, donde fueron rechazados. Así, las aportaciones y compromiso de esa comunidad de distinguidos mexicanos han contribuido al progreso de México. Algunas de ellas son el fomento de las labores de intercambio académico, investigación científica y misiones comerciales entre ambas naciones.

En estos tiempos donde la exclusión, la discriminación, la xenofobia y la intolerancia religiosa, ideológica o de género están resurgiendo como estrategia clientelar de líderes políticos de diversas tendencias, es imperativo insistir en la nobleza de la inclusión, la tolerancia y la aceptación de las diferencias para contener esas actitudes reprobables.

Entre mis queridos amigos de la comunidad judía en México hemos comentado la importancia de tener un proyecto estratégico compartido que impulse la creatividad, la innovación y la creación de nuevos conocimientos que ofrezcan servicios y beneficios a la sociedad en general.

Hoy debatimos apasionadamente acerca de los recursos presupuestales para la ciencia y la investigación cuando vemos que el éxito de esta tarea es una combinación de recursos y estrategias de colaboración entre el gobierno, la sociedad y las empresas que unen sus fuerzas para patrocinar y promover los nuevos diseños que revolucionen la industria, los servicios y la forma de vida contemporánea. Quizá sea oportuno vincularnos con los liderazgos tecnológicos que se desarrollan en Israel y otros países de Asia y Europa, más allá del horizonte económico de Norteamérica.

Si esa es la receta de éxito, es momento de superar diferencias y desechar confrontaciones para dar juntos un paso innovador de alta competitividad y que promueva el progreso social sostenido.

Rúbrica. “¡Fuchi y Guácala!” La ilegalidad y la violencia merecen rechazo total; cada quien a su manera, pero el día que a la autoridad se le acabe la paciencia, no se vayan a quejar.

Político, escritor y periodista. @AlemanVelascoM

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