Vivir un siglo es toda una vida, pero cambiar la historia es un don que pocos han logrado. El pasado sábado 27 de mayo, Henry Kissinger cumplió 100 años de edad.
Conocí al Dr. Kissinger en los años de su trabajo cercano y decisivo junto a Richard Nixon, donde tuvo una responsabilidad internacional que cambió la historia de la postguerra y abrió un capítulo nuevo de recomposición de los equilibrios geopolíticos de la Guerra Fría. Kissinger fue el artífice de la reapertura de relaciones diplomáticas de los Estados Unidos con la República Popular China.
En la Asamblea General de la ONU celebrada el 25 de octubre de 1971, se votó la resolución que dio reconocimiento y aprobación para el ingreso de China en esa organización. En esa ocasión el presidente mexicano, en su intervención, planteó la inclusión de la nación “que alberga la cuarta parte de la población del mundo”. En abril de 1973, como parte de la comitiva de periodistas acompañé al presidente Echeverría a su memorable visita a China y presencié la entrevista con Mao Zedong, en el Palacio Chun Nan Hai en la Ciudad Prohibida.
De nuestras primeras reuniones nació una relación de aprecio y admiración de mi parte, que nos ha permitido compartir memorables ocasiones, una de ellas, la recepción en su viaje de bodas con su esposa Nancy en mi casa de Acapulco. Además de coincidir en Davos y otros eventos internacionales, Kissinger fue el conferencista principal en una de las primeras ediciones de México Cumbre de Negocios, y años después fue un honor recibir un reconocimiento de la Américas Society en la ceremonia donde de igual manera reconocieron sus logros de vida.
Muchos de los episodios decisivos de la historia y el modelo de naciones que hoy tenemos han sido analizados, escritos, gestionados o protagonizados por Henry Kissinger.
En mi opinión, él ha sido congruente en la defensa de los intereses geopolíticos de los Estados Unidos en Indochina, Israel, el mundo árabe, Europa del Este, Asia, África y Latinoamérica. Lo ha hecho con una clara noción de que el ejercicio del poder exige decisiones que trascienden en el tiempo.
Los hechos históricos se juzgan en relación con las circunstancias y a la información de su tiempo. Hay críticos de sus decisiones de política internacional, muchos de ellos nacidos décadas después de los hechos que le reprochan. Pero es indiscutible su influencia decisiva en la contención de la expansión soviético-marxista, y sus negociaciones para la limitación y prevención del uso de armas nucleares.
Ha conocido a una larga lista de jefes de Estado, ha sido entrevistado por los principales periodistas del mundo, ha presentado sus ideas en los más altos foros internacionales, ha dado conferencias en las más importantes universidades, ha inspirado carreras y publicaciones de profesionistas y académicos. Al cumplir 100 años de vida sigue activo como consejero de gobernantes, divulgador de ideas, escritor de testimonios históricos, pensador activo con visión de futuro.
Con o sin cargo público, Kissinger ha sido asesor, consejero, comentarista o amigo de gobernantes, candidatos, monarcas, legisladores, intelectuales, académicos, empresarios, científicos y personajes de diversos países y de varias generaciones, entre los cuales algunos tenemos ese gran honor.
Rúbrica. Popocatépetl, la montaña que humea. Las fumarolas son advertencias.