Esta pregunta se la hace José Carioca al pato Donald en repetidas ocasiones en la famosa película “Los Tres Caballeros” de Walt Disney. Este largometraje animado y musical estrenado en 1944 tiene tres personajes: el famoso pato Donald, un charro mexicano, caracterizado por un gallo llamado Pancho Pistolas y José Carioca un elegante perico brasileño.
Estos tres protagonistas de dibujos animados viajan por el continente con inserciones de escenas reales de Pátzcuaro, Acapulco, Veracruz, Bahía, en Brasil, y otras regiones, así como una variedad de personajes, estereotipos, tradiciones que muestran el mosaico y la diversidad cultural que caracterizan cada etapa de su travesía.
La intención de esta cinta en la parte más crítica de la Segunda Guerra Mundial no tiene las pretensiones propagandísticas del momento, pero sí intenta sembrar entre el público infantil de varias generaciones una visión de integración hemisférica con un hipotético liderazgo compartido entre Estados Unidos, México y Brasil.
En esos años gobernaba en Estados Unidos. Franklin D. Roosevelt, y en México, Manuel Ávila Camacho. En el resto de la región, salvo limitadas excepciones, los frágiles sistemas políticos estaban gobernados por una larga lista de dictadores, golpes militares o caudillos: Fulgencio Batista en Cuba; un triunvirato militar a cargo de Federico Ponce Vaides en Guatemala, en Honduras, Tiburcio Carias Andino; en El Salvador, Maximiliano Hernández Martínez; en Nicaragua, Anastasio Somoza; en Ecuador, José María Velasco Ibarra; en Bolivia, Gualberto Villarroel López; en Brasil, Getulio Vargas; en Venezuela, Isaías Medina Angarita, derrocado por un golpe de Estado; en Paraguay, Higinio Nicolás Morínigo Martínez, y en Argentina, Juan Domingo Perón.
La caída del Muro de Berlín inició una corriente de democratización en los rígidos sistemas de Europa del Este y Latinoamérica en la década de los años 90, que dio paso a gobiernos civiles sustentados en procesos electorales libres y confiables.
Hoy, 78 años después, los infantes de aquellos años son los adultos que dirigen Latinoamérica, una región que por primera vez en la historia se distingue por la coincidencia de gobiernos de una tendencia progresista de diversas tonalidades de izquierda, lo que permite suponer que están dadas las condiciones para dar un paso más en el viejo anhelo de integración y unidad en la región que fortalezca la economía, la democracia y supere las barreras proteccionistas que a lo largo de estas décadas han impedido lograr este ideal.
Ante la incertidumbre por la crisis bélica entre Rusia y Ucrania que ha causado la escasez en la producción y distribución de granos básicos y energéticos, Latinoamérica tiene las bases necesarias de compatibilidad, idioma, cultura, recursos naturales y sincronía en sus gobiernos para consolidarse como un bloque económico de fuerza global. Las oportunidades de la historia suceden una sola vez.
Rúbrica. ¿Señor Putin, me da mi calaverita? Ucrania reclama la devolución de los restos óseos del Príncipe Serenísimo Grigori Potemkin, sustraídos ilegalmente por el ejército ruso de la Catedral de Santa Catalina en Jerson. Por la importancia histórica de este personaje, la marina rusa bautizó con su nombre el más importante buque acorazado de su tiempo, el cual quedó inmortalizado en el título de la memorable película de Sergei Eisenstein de 1925.
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