Gobernar es el arte de decidir entre lo deseable y lo posible para construir acuerdos y tomar las decisiones adecuadas en el orden conveniente.

Las tres mujeres que han gobernado la Gran Bretaña son miembros del Partido Conservador.

La primera mujer en el cargo de Primer Ministro fue Margaret Thatcher, recordada como “La Dama de Hierro” por sus férreas reformas económicas de corte neoliberal, reducción de subsidios, así como la crisis en Irlanda del Norte y por su sólida defensa militar de las islas Falkland o Malvinas, invadidas por un viejo reclamo territorial argentino, que derrotó a la débil dictadura militar del general Videla.

En 2016 una corriente de políticos populistas de derecha, mediante una campaña de medias verdades, propuso la salida de Gran Bretaña del mercado común de la Unión Europea, conocida como Brexit. La crisis de esta decisión obligó al Primer Ministro David Cameron a renunciar y nombrar a Theresa May, quien de 2016 a 2019, duró en el cargo 3 años y 11 días, uno de los mandatos más cortos de la historia reciente de ese país.

En 2022, como resultado del agotamiento de excusas y deterioro de la confianza y credibilidad en Boris Johnson, llegó al poder Liz Truss en condiciones críticas. Su primer acto fue la audiencia obligatoria con la Reina Isabel II, para recibir el beneplácito para formar un nuevo gobierno. Veinticuatro horas después la reina murió. Para muchos este fue un presagio negativo de lo que el nuevo gobierno habría de enfrentar.

Es evidente que el sistema parlamentario británico es uno de los modelos políticos más robustos de las democracias modernas. Su larga tradición política ha sido una garantía de estabilidad. No obstante, hoy las fuerzas políticas, económicas y sociales que durante décadas han garantizado la solidez de su sistema político cuestionan con impaciencia el mandato de Liz Truss.

El ministro de Finanzas recién nombrado por Truss duró en el cargo 38 días. Su mini plan económico causó reacciones negativas en los mercados financieros. La libra esterlina tuvo su más bajo valor desde 1971, lo que obligó al Banco de Inglaterra a intervenir para prevenir el colapso de los fondos de pensiones. El nuevo ministro de Finanzas, Jeremy Hunt (el cuarto en cuatro meses), ha declarado dar vuelta en U en los cambios fiscales propuestos sin que ello logre apaciguar la incertidumbre.

La viabilidad del gobierno encabezado por la Primera Ministro Liz Truss ha sido atacada con una serie de críticas devastadoras. La más cáustica fue comparar que la vida de anaquel de una lechuga es de nueve días y los opositores se preguntan quién duraría más si la lechuga o la Primera Ministro.

Los males británicos de estos tiempos turbulentos no terminan con la posible salida de Liz Truss, pues hay quienes proponen el regreso de Boris Johnson.

El problema no es el vaticinio de una posible renuncia más, sino la importancia que la Gran Bretaña, uno de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, enfrente una crisis de gobernabilidad mientras se recrudece la confrontación entre Rusia y los países que defienden la soberanía de Ucrania.

Y si se piensa que la crisis británica es difícil, no perdamos de vista lo que puede suceder en Francia.

Rúbrica. Pasarela de talentos. Y cuando el PRI despertó… el PRI todavía seguía ahí.

Político y escritor
 @AlemanVelascoM
articulo@alemanvelasco.org

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