“Estamos preocupados porque quizá la democracia haya sido dañada permanentemente en los últimos 4 años… por ello, debemos nutrir democracia diario y defender las instituciones del poder corrosivo de los contenidos de odio, desinformación, fake news y la incitación a la violencia”, declaró ayer la Presidente de la Comisión Europea Úrsula von der Leyen, en el Foro Económico Mundial de Davos, Suiza, que este año se celebra de manera virtual.
En su análisis del “lado obscuro del mundo digital” criticó el abuso de los contenidos no veraces de las redes sociales, y advirtió acerca de los riesgos que implica para la democracia el “inmenso poder de grandes empresas digitales”, que por medio de un algoritmo deciden la emisión, selección, difusión o restricción de información seis veces más rápido que las noticias reales.
Por ello describe la importancia de contar con un acta que regule la industria digital y en su caso aplique las normas y sanciones del mundo real en el mundo digital.
Durante la pandemia las redes sociales son el instrumento fundamental de comunicación de la sociedad contemporánea, y por eso son usadas de diversas formas por los actores políticos y sociales.
A la fecha no hay normas que obliguen a candidatos y gobernantes a ser veraces en sus declaraciones y promesas; de ahí la dificultad de exigir que las plataformas digitales se conviertan en vigilantes o censores de la verdad en el mundo digital. Son muchos los elementos del debate acerca de la garantía de la libertad de expresión en todos los espacios, así como la responsabilidad de quien emite sus comentarios.
En los años 60 en el programa de televisión “Chucherías” los cómicos Héctor Lechuga y Chucho Salinas hacían un sketch muy gustado titulado “La entrevista”; en un episodio, Chucho Salinas entrevistaba a Lechuga como un inventor de un aparato que, según él, podía rescatar del aire las palabras dichas en el pasado y ponía como ejemplo una letanía de los dichos comprometedores que los políticos habían dicho en el pasado, y en ese momento Chucho Salinas interrumpía abruptamente la entrevista.
Hoy ese invento ficticio está vigente en las redes sociales. Lo que se dijo es fuente de evidencia y el pasado de todo usuario de redes sociales está presente en su huella digital, que en el caso de personalidades se utilizan con fines cómicos o para desprestigio de un producto, empresa, gobierno o partido político.
Ante la tentación de regular en exceso la estructura y contenidos de la industria digital que es una herramienta fundamental es pertinente contemplar la defensa de la libertad de expresión y en su caso definir con claridad la responsabilidad del emisor, situación que hoy se complica entre quienes utilizan su nombre o un seudónimo para garantizar su anonimato, o peor aún son bots sin personalidad jurídica real.
Ante la tentación de regularlo todo es necesario hacer compatible el respeto irrestricto a la libertad de expresión con las responsabilidades de los usos indebidos y hasta peligrosos de los mensajes en redes sociales.
La sociedad no debe pagar por los abusos de uno que incitó a una turba a atacar el Capitolio, pero todos somos corresponsables de observar las reglas que nos permitan preservar y fortalecer nuestra democracia.
RÚBRICA
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Político y escritor. @AlemanVelascoMarticulo@alemanvelasco.org