Francia tiene el legado de la revolución social más trascendente de la historia, sustentada en los principios inmutables de Libertad, Igualdad y Fraternidad. Una nación con un modelo político ilustrado, sustentado en leyes, instituciones y representación democrática, y que ha sido un referente obligado en la formación de todas las democracias modernas.

Las elecciones presidenciales del próximo domingo, en su segunda vuelta, han superado la diversa y confusa oferta que presentaron doce candidatos, para dejar a dos contendientes con dos visiones altamente contrastantes. Emmanuel Macron busca la reelección y Marine le Pen ha consolidado la segunda fuerza política, superando al partido de izquierda, Francia Insumisa, que dirige Jean Luc Melenchon que alcanzó el 20% de los votos en la primera vuelta.

Charles De Gaulle, en su histórica visita a México en marzo de 1964, describió cómo después de haber liberado a Francia del nazismo, él impulsó la restauración de la República para borrar la huella del fascismo, el racismo y el antisemitismo, para reconstruir un proyecto republicano de gran visión.

No obstante, esas ideas quedaron latentes y la derecha radical las retomó en la plataforma del Frente Nacional, un partido que desde hace más de medio siglo está en manos de la dinastía de la familia Le Pen, y que ha cambiado el nombre a Partido Asociación Nacional, con la intención de atenuar esas ideas.

Al igual que en 2017, ambos contienden nuevamente en la recta final de esta elección. Hoy se celebrará el último debate entre los candidatos contendientes a la presidencia francesa cuya segunda vuelta el próximo domingo definirá quién gobernará esa nación por los próximos 5 años.

Los sondeos indican que, para tranquilidad de muchos, Emmanuel Macron logrará la reelección a la presidencia por los próximos cinco años. Su mandato, no libre de críticas, es quizá la mejor opción que tiene Francia para prevenir la división ideológica.

Sin la figura histórica de Angela Merkel, Macron tiene la responsabilidad de encabezar el liderazgo europeo para contener las hostilidades de Putin en Ucrania, avanzar en la recuperación económica de su país y consolidar la fuerza política, económica y también militar de Europa.

Marine Le Pen, candidata por segunda vez del partido que su familia ha comandado durante tres generaciones, a pesar de que ella se ha esforzado por atenuar sus posiciones no ha logrado superar las sospechas que critican su visión xenofóbica, antiinmigrante y proteccionista, su distanciamiento de la Unión Europea, así como su simpatía previa con Vladimir Putin.

Hoy los contrastes ideológicos y las propuestas políticas dividen más que unen a la nación francesa. Sus candidatos plantean proyectos de nación con matices sociales y económicos excluyentes entre sí. El medio ambiente, las energías renovables o la generación nuclear, libertad de culto y sus expresiones de las mujeres musulmanas, restricciones migratorias selectivas, proteccionismo económico, así como mantener el liderazgo o la implosión de la Unión Europea, son algunas de las profundas diferencias que hoy dividen y decidirán el futuro de Francia.

El modelo político de Francia siempre es fuente de referencia en muchas partes del mundo. Por ello, hoy más que nunca se requerirá que se defiendan y fortalezcan las convicciones que garanticen la libertad, que se fomente la legalidad y la justicia para preservar la igualdad y se abran los criterios la tolerancia para que se viva en una plena fraternidad.

Rúbrica. Litio mexicano. Un recurso estratégico indiscutible, que requerirá de importantes inversiones en tecnología, investigación científica y capacitación universitaria para las próximas generaciones.

Político y escritor. @AlemanVelascoM articulo@alemanvelasco.org