Hoy severas realidades recuerdan la frase atribuida a Yogui Berra y a varias personalidades: El futuro ya no es como era antes.

Ayer se iniciaron los trabajos de la 76ª Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, Secretario General, abrió la sesión con un mensaje en el que cada frase merece un libro y su planteamiento es revelador:

Estoy aquí para dar una señal de alarma. El mundo debe despertar. Estamos al borde de un abismo y avanzamos en la dirección equivocada. Nuestro mundo nunca ha estado más amenazado. O más dividido. Nos enfrentamos a la mayor cascada de crisis de nuestras vidas. La pandemia de Covid-19 ha sobredimensionado desigualdades flagrantes. La crisis climática está golpeando al planeta. La agitación de Afganistán a Etiopía a Yemen y más allá ha frustrado la paz. Una oleada de desconfianza y desinformación polariza a las personas y paraliza a las sociedades. Los derechos humanos están bajo fuego. La ciencia está bajo ataque. Y los salvavidas económicos para los más vulnerables llegan muy poco y demasiado tarde, si es que llegan.

Y advierte que: Las personas a las que servimos y representamos pueden perder la fe no solo en sus gobiernos e instituciones... Después de todo, las promesas no tienen valor si las personas no ven resultados en su vida diaria. No cumplir crea espacio para algunos de los impulsos más oscuros de la humanidad.

Es una llamada de atención a los dirigentes mundiales. Pero sobre todo es un llamado a la reflexión para reencontrar el cauce de los principios e ideales fundamentales de nuestra era, que se han desvirtuado.

La creación de la ONU abrió un gran capítulo de esperanza en el futuro de la humanidad. Paz, cooperación para el desarrollo, democracia, respeto a la dignidad, igualdad, justicia, derechos humanos y la erradicación de todas las formas de sometimiento entre países y personas, son los valores originarios de esta organización. En su momento, el presidente de México, Miguel Alemán fue el primer mandatario mexicano que participó en la naciente organización y declaró: La paz no es un equilibrio de conformismos, sino una determinación enérgica del espíritu, y precisó que: La interdependencia de las naciones constituye el hecho determinante de nuestro tiempo. La cooperación internacional, fundada en el respeto escrupuloso de los derechos de los estados, sea en la actualidad la aspiración suprema de nuestra convivencia. México… pondrá lo mejor de sí mismo al servicio de la fraternidad humana.

Ante los grandes retos del presente que ensombrecen el futuro, Guterres planteó puntos de urgente atención. La paz en los conflictos armados regionales, rechazó la explosión en las tomas del poder por la fuerza. Los golpes militares están de vuelta. Salvar la amenaza climática. Reducir la pobreza y la brecha de género, rescatar la confianza y reavivar la esperanza reduciendo la brecha digital de 1,800 millones de jóvenes que hoy no ven un futuro próspero.

No cabe duda de que hoy es prioritario el compromiso por la viabilidad sustentable y justa de la raza humana. La Asamblea General de la ONU no debe de ser una pasarela de vanidades, por ello Guterres deja una tarea a gobiernos y personas: No esperar a que otros den el primer paso. Haz tu parte.

Rúbrica. Sentidas condolencias. Mi abrazo a Emilio Gamboa Patrón por el deceso de su hermano, José Gamboa Patrón, y su cuñada, Ana Salcedo A. Descansen en Paz.

articulo@alemanvelasco.org

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