Se han iniciado las audiencias del Comité del Congreso de Estados Unidos para analizar el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021. Acto que ya ha sido definido como un intento de Golpe de Estado. Ese día, el orden constitucional, la paz social y la vigencia de la democracia en ese país estuvieron en severo riesgo.
Recordamos que en esa fecha el presidente Donald Trump arengó a sus seguidores con un discurso incendiario y los conminó a marchar al Capitolio para defender hasta “el infierno” el supuesto fraude electoral en su contra, del cual nunca dio evidencias.
Aquel discurso buscaba —y lo logró— enardecer a una turba que desde diversas partes del país ya venía equipada con atuendos de tipo militar; cascos, bates, gases y otros artículos hostiles. Desde su convocatoria no era una manifestación pacífica.
Ingresaron a golpes al Capitolio para impedir que se celebrara la sesión en la cual se reconocería la victoria electoral de Joe Biden a la Presidencia y agredir a los pocos policías que infructuosamente trataron de contener la agresión y a los legisladores de oposición, en un ánimo de posible linchamiento, según declararon varios de los vándalos arrestados. El saldo fue de cinco personas muertas y cuatro más que murieron después del enfrentamiento, así como diversos heridos y múltiples daños materiales al inmueble.
El hecho es grave. Las declaraciones muestran la manipulación de la información por el presidente Donald Trump y confirman su intención de alterar los resultados electorales a su favor, pero no comparecerá.
Este Comité está integrado por dos congresistas del Partido Republicano y siete del Partido Demócrata, y tendrán seis audiencias este mes, en donde se presentarán los resultados que durante once meses de investigación han recabado con más de mil testimonios, miles de documentos y citatorios a diversos funcionarios de alto nivel de la administración anterior.
Se han hecho revelaciones graves acerca del grado de autoritarismo, desapego a la realidad y rechazo a las recomendaciones de diversos colaboradores cercanos, entre ellos Ivanka, hija del presidente Trump.
De acuerdo a los especialistas, estas sesiones tendrán una trascendencia política del nivel del caso Watergate (1972) o del escándalo Irán-Contra (1985).
El clima político de Estados Unidos es incierto. El debate sobre control de armas por los asesinatos en serie, los más altos precios de gasolina de la historia que son causa y efecto de la más alta inflación en décadas, aunado a la imposibilidad de resolver el conflicto militar de Ucrania, someten al gobierno de Biden a serios reclamos.
Todo ello influirá en las elecciones de noviembre próximo, cuando se renuevan la Cámara de Representantes y un tercio del Senado, así como otros cargos locales. Habrá que ver si el resultado de toda esta difusión les otorga ventajas electorales a los demócratas o le hacen el favor gratuito de mantener a Donald Trump en la primera plana.
Este comité, a pesar de su sesgo partidista, propondrá iniciativas que fortalezcan los contrapesos al poder presidencial. Quizá les pueda ser de utilidad adoptar uno de los preceptos más poderosos de nuestro sistema político: el principio de no reelección.
Rúbrica. ¿Una mujer que habla marciano? Desde los años del famoso “chupacabras” no veíamos tal nivel de ficción en los medios.