Alain Delon fue uno de los más venerados sex symbol de la era de oro del cine europeo.
Alain Delon fue el ícono insuperable del cine francés de su tiempo, con una filmografía de más de 80 películas, con los más apasionantes argumentos, con las más bellas mujeres, los mejores directores y los más emblemáticos personajes.
Bajo el lente incisivo de la cámara, Delon interpretó diversos personajes y argumentos aderezados con una voz suave y certera, y una mirada expresiva y firme. Bastaba un instante en la pantalla para cautivar y dejar sin aliento al público femenino. Y su imagen varonil selló un estereotipo de la masculinidad moderna de posguerra.
Su expresión, a veces osada y en otras melancólica, era quizá el reflejo de la soledad emocional de su infancia por un hogar destruido.
Junto a las radiantes estrellas europeas, Delon surgió como una de las grandes figuras de la poderosa producción artística, conceptual y fílmica de un cine europeo y sin censura, que en aquel tiempo Hollywood no llegó a superar.
Precisamente en estos días los obituarios por la muerte de Alain Delon recuerdan su visita memorable al Festival Internacional de Cine de Acapulco (FICA), creado por Víctor Sotomayor en 2009, al cual me invitó como Presidente Honorario, para conmemorar el 50 aniversario de las Reseñas Internacionales de Cine de Acapulco que yo organizaba.
Este festival celebraba el resurgimiento del cine mexicano por la producción de cintas con argumentos, directores y fotografía de calidad internacional.
En la edición del año 2011 invitamos a dos figuras de fama mundial: Sophia Loren y Alain Delon, para recibir un merecido homenaje a sus carreras artísticas, y en una cena privada, cada uno expresó inolvidables remembranzas de su vida artística y de sus vivencias personales.
Delon había venido a México en los años 50 y en 1964 se filmaron aquí dos películas: “La tulipe noire” (El tulipán negro) y “L’insoumis” (La muerte espera en Heraclión).
Delon pertenece a una generación de actrices y actores agraciados por una belleza natural que cautivó a generaciones. Directores de la talla de Luchino Visconti, Pierre Melville o Michelangelo Antonioni, se complacían porque la imagen visual de sus protagonistas en la pantalla era de un prodigioso equilibrio estético.
Entre más cerrada la toma del close up más llenaba la pantalla y más profunda era la huella que dejó en millones de corazones. Su fascinadora expresión seducía sin sonreír.
Fuera de la vida artística, sus declaraciones personales o posiciones políticas fueron motivo de críticas severas de una nueva generación que quizá no fue deslumbrada por sus actuaciones.
Inquieto de sus pasiones, y apasionado por sus amores, Alain Delon dejó capítulos inconclusos de sus incontables romances, sobrevivió a sus inolvidables amores y en el ocaso de su tiempo disfrutó a su familia al lado de la fidelidad de sus mascotas caninas.
Como muchos de su estirpe, Delon no muere del todo; estará presente en la memoria eterna de la imagen en movimiento a 24 cuadros por segundo.
Descanse en paz Alain Fabien Maurice Marcel Delon Arnold, el monstruo sagrado del cine francés.
Rúbrica. 76 días y la moneda de la democracia está en el aire. ¿Podrá Kamala Harris consolidar el entusiasmo de su nominación presidencial o Trump preservará la ofensiva retórica que le dio la ventaja inicial a su campaña?
Político y escritor.
@AlemanVelascoM