lanzado esta semana por cinco agencias y programas de Naciones Unidas, (FAO, FIDA, PMA, OMS y UNICEF) presenta un cuadro contrastante de la seguridad alimentaria mundial. Mientras que el hambre global se ha mantenido alarmantemente alta, afectando al 9.1% de la población mundial en 2023, América Latina emerge como una historia de éxito relativa. En esta región, especialmente en América del Sur, 5.4 millones de personas menos padecieron hambre en 2023 en comparación con 2021.

Este avance se atribuye a la recuperación económica tras la pandemia. Los niveles de gasto social en América del Sur, los más altos en toda América Latina y el Caribe como porcentaje del PIB, han jugado un papel crucial. Esta inversión ha permitido no solo reducir el hambre, sino también mejorar indicadores clave como la pobreza, la desigualdad de ingresos y el empleo.

A pesar de este progreso, la desigualdad en la recuperación es evidente. Mientras que las naciones de ingresos altos y medios-altos han visto una reducción en la incapacidad de sus ciudadanos para costear una dieta saludable, los países de bajos ingresos enfrentan los niveles más altos de inseguridad alimentaria desde 2017. Es por tanto imperativo que se continúe apoyando a los países con menos acceso a financiación, promoviendo soluciones innovadoras y equitativas.

Una de las razones detrás del éxito en América Latina ha sido la capacidad de mantener altos niveles de gasto social, incluso durante períodos de desaceleración económica. Esta inversión ha sido fundamental para asegurar que los más vulnerables no cayeran en la trampa del hambre y la malnutrición. Además, la región ha mostrado una notable capacidad de recuperación, aliviando las presiones inflacionarias en la mayoría de los países.

A pesar de estos logros, no debemos bajar la atención o reducir los recursos dedicados al Objetivo de Desarrollo Sostenib;e n. 2, hambre cero, ya que la lucha contra el hambre es un desafío continuo que requiere esfuerzos sostenidos y una atención constante. La FAO subraya la necesidad de una mayor coordinación y colaboración entre los actores públicos y privados para asegurar que los recursos se utilicen de manera efectiva y se dirijan a las áreas más necesitadas.

El informe también destaca la importancia de adoptar soluciones innovadoras y equitativas para aumentar la financiación en los países donde el hambre y la inseguridad alimentaria son más alarmantes. Esto incluye la implementación de nuevos enfoques y herramientas de financiación que puedan adaptarse a las necesidades específicas de cada país.

América Latina ha demostrado que con políticas adecuadas y un compromiso sostenido, es posible avanzar hacia la erradicación del hambre. Sin embargo, es crucial que los éxitos de esta región se utilicen como modelo para otras áreas del mundo, especialmente aquellas que enfrentan mayores desafíos.

En conclusión, aunque el informe SOFI 2024 presenta un panorama global alarmante, los logros en América Latina ofrecen esperanza. La clave para el éxito reside en la capacidad de los países para mantener y aumentar la inversión en programas sociales y de seguridad alimentaria, y en la adopción de soluciones innovadoras que puedan ser replicadas en otras regiones. Solo así podremos avanzar hacia un mundo libre del hambre.

Economista Jefe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO)

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