Ante el anuncio del aumento del salario mínimo (SM) -que comentamos la semana pasada en este espacio-, nuevamente se han desatado noticias falsas en redes sociales y medios de comunicación, promoviendo una idea equivocada sobre la inutilidad del aumento del SM. Por ejemplo, algunos artículos en sitios en internet incluso acusan que “los salarios suben, pero los precios suben aún más”. Esto es completamente falso.
Es por eso por lo que parece primordial aportar aún más datos para dejar clara la magnitud del beneficio real en los salarios en México, y cómo éste es de las mejores noticias que le han sucedido al país durante las últimas décadas.
Veamos con detalle cómo ha evolucionado el salario y la inflación durante los últimos años (con información de la ENOE). Entre los años 2006 y 2012, la inflación generalizada fue de 29%, mientras que el aumento nominal de los salarios promedio en el país fue de 14%. Muy similar, entre 2012 y 2018, la inflación fue de 27% y el salario aumentó sólo 21%.
Esto quiere decir que, en los últimos sexenios del PRI y el PAN, el aumento “nominal” del salario promedio siempre fue menor que la inflación. Por lo tanto, en términos reales (es decir, eliminando el efecto de la inflación) los salarios perdieron poder adquisitivo en dichos años.
Ahí sí, efectivamente, los precios subían más que los salarios, principalmente debido a una política errada donde gobierno y sector empresarial buscaban “contener la inflación” disminuyendo los salarios reales de la clase trabajadora. Una de las más grandes injusticias del país durante décadas recientes.
En cambio, entre 2018 y 2024 no sólo aumentó cerca 130% el salario mínimo en términos reales, sino que también aumentaron los salarios promedio de toda la clase trabajadora. De forma “nominal”, el aumento de los salarios promedio en el país fue de 55% (pasando de $6,017 mensuales en promedio a $9,329), mientras que la inflación generalizada en el mismo periodo fue de 35%. Es decir, por primera vez en varias décadas, el aumento de los salarios durante el sexenio pasado fue ampliamente mayor que el de la inflación acumulada.
Tratar de argumentar lo contrario, sea con entrevistas a modo o analizando la evolución de precios de un sólo producto, es simplemente una estrategia de difusión de noticias falsas, que podría (seguramente no en todos los casos) deberse a una intención del sector empresarial de frenar el aumento de los salarios, en perjuicio de los trabajadores y en beneficio propio.
En un análisis más detallado, el aumento de los salarios promedio fue mayor en zonas urbanas (57% más en términos nominales) que en áreas rurales (51%), y fue prácticamente de la misma magnitud para hombres y mujeres, por lo que la brecha salarial de género promedio no se ha movido se forma significativa. Por último, el aumento salarial ha sido mayor para los estratos más pobres, de acuerdo con los datos de la ENIGH.
Es cierto que la recuperación del poder adquisitivo de los salarios en México apenas comienza, y falta mucho, mucho camino por recorrer. También es cierto que seguramente tendrá un límite la estrategia de aumentos anuales en el SM muy por encima de la inflación generalizada, y se necesitarán estrategias más amplias para la recuperación de plusvalía hacia los trabajadores.
Pero no podemos permitir que se difunda la falsa idea de que la clase trabajadora no se ha beneficiado de los aumentos del salario mínimo durante los últimos años. Más bien, deberíamos celebrarlos, al tiempo que se exigen otras estrategias para la mejora del poder adquisitivo en México.