Uno de los instrumentos de política económica más importante, en cuanto a planeación y propiamente ejecución se refiere, es el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF).
La Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria establece que el proyecto de PEF deberá enviarse a más tardar el 8 de septiembre a la Cámara de Diputados, la que a su vez deberá aprobarlo como máximo el 15 de noviembre y publicarse en el Diario Oficial de la Federación a más tardar 20 días naturales después.
Más allá de un documento y una simple obligación, se trata de la presentación misma del análisis que el Ejecutivo federal realiza del entorno y de las herramientas con las que pretende atender las diferentes problemáticas y necesidades del país.
El PEF también tiene el objetivo intrínseco de ofrecer a los diferentes actores económicos, políticos y sociales certeza sobre las prioridades que el Ejecutivo tiene en materia de crecimiento, desarrollo regional, en la generación de inversiones públicas en infraestructura y gasto asociado al bienestar social.
Tenemos referencias sobre las prioridades en el paquete económico: serán los programas sociales, la inversión en seguridad y el rescate de Pemex y CFE.
Recordemos que los recursos son limitados, por lo que de no llevarse a cabo una estrategia adecuada, podrían quedar sin la cobertura suficiente otras áreas igualmente importantes como educación y salud, que requieren también atención especial. Además de que, reiteradamente, desde Presidencia se ha transmitido que no habrá aumento en los impuestos ni financiamiento a través de deuda.
Este 2020 será un año especialmente complejo, enmarcado por un contexto internacional adverso y una economía interna con inercia lenta y poco fluida. De hecho, estos elementos están considerados como riesgos en los Precriterios de Política Económica, tales como: mayor desaceleración a la anticipada de la economía mundial sobre todo de Estados Unidos, nuestro principal socio comercial, el agravamiento de las tensiones geopolíticas, mayor volatilidad en los mercados financieros internacionales, debilitamiento de la inversión privada en México mayor de lo anticipado, el retraso en la aprobación del T-MEC, y un mayor deterioro de la calificación crediticia de Pemex.
En principio, la mitigación de estos riesgos y el desarrollo de estrategias para fomentar un cambio de rumbo económico debieran ser las prioridades en el PEF. Para ello, se requiere absoluta eficiencia, mucho más que nunca, y precisión quirúrgica en la ejecución del gasto. La evaluación de los retornos de cada peso invertido y el análisis a detalle de la distribución de los recursos marcarán el éxito o fracaso de este instrumento.
En cuanto a crecimiento y desarrollo económico, es imprescindible dar un impulso a la inversión productiva, de manera eficiente y ordenada. Para ello, resulta necesario tener claridad absoluta sobre los proyectos productivos prioritarios que van a desarrollarse y sobre su viabilidad técnica y financiera.
En este sentido, es importante que se den pasos precisos en cuanto a coordinación con entidades federativas y municipios, principalmente en lo referente a evaluación y fiscalización, asimismo, avanzar con mayor claridad ahora que se han definido las funciones y atribuciones de los delegados y su estructura.
En lo referente a desarrollo social, lo más importante es que se dé claridad y transparencia sobre los apoyos que se otorgan a los diferentes grupos vulnerables y, por supuesto, que haya una garantía de que estos se designan de manera efectiva.
Debe recordarse que este es uno de los campos con mayores críticas, ya que plantea una solución al problema de carencias económicas familiares, mediante la posibilidad de atender necesidades urgentes pero sin fomentar la independencia económica.
Coincidimos en la necesidad de grandes inversiones en cuanto a seguridad se refiere; del mismo modo, evaluamos positivo que Pemex y CFE sean prioritarios. Sin embargo, es importante que se permita y fomente la inversión privada para mejorar los servicios y la producción de ambas empresas, pero también que sea un mecanismo para disminuir los enormes costos que representa para el erario.
Los retos en materia presupuestaria son amplísimos. Si bien por definición se trata de un ejercicio anual, es importante que se desarrollen cambios significativos en los procedimientos, considerando el mediano y largo plazos, por ejemplo, dar entrada a una verdadera política industrial que incorpore la implementación de tecnología propia de la Industria 4.0.
Esta administración federal tiene una nueva oportunidad de generar confianza en el cambio institucional que está desarrollando; esa es una expectativa que prácticamente todos compartimos.
En nuestra siguiente edición abordaremos la alineación de este PEF 2020 con el Informe de Gobierno que se presentó el domingo; el objetivo deberá ser el de las verdaderas prioridades nacionales, aquellas que generan desarrollo y, con ello, bienestar a todos los mexicanos.
Vicepresidente de Consultores Internacionales S.C.