Las principales prioridades de Joe Biden estarán mucho más adentro de su país que afuera. Una simple lectura a su discurso de toma de posesión lo puede confirmar. Y no es para menos, la pandemia , la crisis económica y las tensiones internas , tendrán sin duda su mente ocupada la mayor parte del día. No obstante, por la importancia de la superpotencia que comanda, hay paralelamente una amplia agenda internacional que será imposible de eludir. Más aún, varios de esos asuntos tendrán que abordarse pronto. Enlisto acá algunos de esos asuntos.
Además de la cooperación multilateral en temas ambientales que Biden ya arrancó, en lo nuclear, el nuevo presidente enfrenta retos inmediatos, pues el 5 de febrero vence el Nuevo START, el único tratado que queda entre EU y Rusia para controlar su armamento nuclear . De no conseguir una extensión, este tema quedará completamente desregulado. Asimismo, Biden tendrá que abordar quizás antes de lo que hubiese querido, su posible reingreso al acuerdo nuclear con Irán que Obama firmó en 2015 (y parte del propio equipo de Biden negoció), y que Trump abandonó en 2018. No solo Irán sigue caminando firmemente para enriquecer uranio y armar una bomba si decide dar el paso, sino que las tensiones en su región se han calentado justo como preámbulo ante las posibles negociaciones nucleares . El programa nuclear norcoreano tendrá también que ser atendido eventualmente pues a pesar de las distracciones que la pandemia ha provocado, nada de lo que ha detonado crisis previas entre EU y ese país, ha sido resuelto de fondo.
Hay otros temas en Asia que no pueden esperar demasiado. Biden buscará responder ante la mano dura de Beijing sobre Hong Kong , los riesgos sobre Taiwán, el expansionismo chino sobre sus mares colindantes, o la agenda de derechos humanos en regiones como Xinjiang .
De hecho, las rivalidades de EU en esas y otras cuestiones con China y Rusia seguirán creciendo. Por tanto, el nuevo presidente tendrá que dar pasos inmediatos para reconstruir o reforzar las alianzas de EU con actores estratégicos de la OTAN (sobre todo Canadá y Europa), y con países clave en Asia (como Australia , Japón e India , quienes también tienen importantes problemas con China), a fin de definir su estrategia para atender desde cuestiones tecnológicas, comerciales y territoriales, hasta las ciberguerras y las guerras informativas que las agencias de seguridad estadounidenses atribuyen a esos rivales. No obstante, y también pronto, Biden intentará abrir puertas al diálogo tanto con Moscú como con Beijing pues hay intereses y problemas comunes que no se pueden resolver sin su colaboración. En estos meses veremos señales al respecto.
En otras regiones, Biden tiene que responder ante pendientes que fue dejando Trump. Por ejemplo, los acuerdos de normalización de relaciones entre Israel y varios países árabes pasan por autorizaciones en Washington que tendrán que ser refrendadas o rechazadas. Es el caso de asuntos como la aprobación de un acuerdo multimillonario de armas entre EU y Emiratos Árabes Unidos , la remoción de Sudán de la lista de países que apoyan al terrorismo o el reconocimiento de la soberanía de Marruecos sobre el Sahara Occidental . Otros asuntos como las negociaciones entre Palestina e Israel , los conflictos en Libia , Siria o Yemen , tendrán que ser igualmente considerados.
El combate al terrorismo internacional, aunque menos prioritario que en otros tiempos, también está en la agenda de la Casa Blanca. Hay señales muy preocupantes de la actividad terrorista de grupos vinculados a Al Qaeda e ISIS en África , Medio Oriente , y en partes de Asia como Afganistán , en donde hay un proceso pendiente de negociaciones entre el gobierno y los talibanes , y en donde Biden tendrá que definir si los retiros de sus tropas continúan o se detienen.
Hay que decir que México no aparece entre las mayores prioridades de Biden. Sin embargo, los temas migratorios y los temas de seguridad , para los cuales se requiere de un diálogo fluido y una relación colaborativa con nuestro país, sí están presentes en su agenda interna. Por lo tanto, a pesar de las muchas tensiones que existen y seguirán existiendo en nuestra relación bilateral —a las que ahora habrá que añadir temas laborales, ambientales o de derechos humanos—esperamos que habrá un esfuerzo importante para reforzar la cooperación y la comunicación entre nuestros gobiernos. De igual forma, la región latinoamericana estará en la mira de Biden para atender cuestiones como Cuba o Venezuela, probablemente con un enfoque menos conflictivo y más colaborativo que su antecesor.
En fin, los temas son demasiados y el espacio escaso. Solo recalcar que a pesar de todos los problemas internos que Biden buscará priorizar, la situación internacional le obligará a mirar hacia afuera quizás más de lo que quisiera.
Analista internacional
Twitter: @maurimm