Para entender un poco mejor lo que sucede hoy en Siria, y concretamente, un poco más acerca del grupo que lideró la ofensiva que derrocó al presidente Assad hace unos días, necesitamos echar una mirada al pasado. ¿Qué cosa era Al Qaeda en Irak? ¿Cómo era su relación con la matriz de Al Qaeda en Pakistán? ¿Qué era ISI (el Estado Islámico de Irak) que posteriormente cambió su nombre a ISIS (el Estado Islámico de Irak y Siria)? ¿Por qué intervino en Siria esa agrupación? ¿Cuál era la relación de Al-Golani (al-Jolani), quien actualmente está liderando al país, con Al Qaeda y con ISIS? Acá algunos recordatorios.

Mirando atrás

Podríamos decir que el Estado Islámico de Irak y Siria o Levante (conocido también como ISIS o ISIL por sus siglas en inglés, como Daesh o Da’ash por el acrónimo que forman sus iniciales en árabe, o simplemente como Estado Islámico—el nombre preferido por esta organización), es en realidad el producto de una serie de circunstancias y factores históricos y coyunturales. En este texto no se busca abordar a profundidad la historia de esta organización, pero sí es importante destacar, al menos, algunos elementos.

De acuerdo con Tønnessen (2015), se puede rastrear el origen del “Estado Islámico” al año 2000, cuando el jordano Abu Musab al-Zarqawi estableció un campamento de combatientes extranjeros de procedencia árabe en Herat, Afganistán. Años después, ya en Irak, aquel grupo fundado por Zarqawi sería el componente dominante de la filial iraquí de Al Qaeda o AQI, una organización islámica de denominación sunita que funcionaba como paraguas aglutinando en torno suyo a diversos grupos islámicos que operaban en ese país. Es solo a partir del 2006 que empezamos a leer acerca de uno de esos grupos, el llamado Estado Islámico de Irak o ISI, por sus siglas en inglés (Harmony Project, 2007), en referencia a dicha agrupación fundada por Zarqawi. AQI libró una cruenta lucha en contra de la ocupación estadounidense en Irak (además de que perpetró un gran número de atentados terroristas, principalmente en contra de musulmanes de denominación chiíta) hasta el 2011, cuando esta organización había sido casi completamente abatida (Michael, 2016).

AQI fue comandada por Al Zarqawi hasta el 2006, cuando ese líder murió en un ataque estadounidense. En los años que siguieron, muchos veteranos del grupo también perdieron la vida a raíz de la guerra con Washington, y alrededor del 2010, esos veteranos tuvieron que ser sustituidos por una nueva generación de líderes dentro de los cuales permanecieron solo unos cuantos miembros de la vieja guardia de AQI. Es ese el punto en el que comienza a aparecer dentro del liderazgo de la organización un sector de antiguos oficiales iraquíes, exmiembros del antiguo partido Baath, quienes habían sido retirados de sus posiciones cuando el ejército iraquí fue desmantelado en 2003 (Tønnessen, 2015).

Al actual líder de Hayat Tahrir al Sham (o HTS como hoy se le conoce), en aquel entonces era más conocido por su nombre de guerra Al Golani (pues su familia originalmente procede del Golan), aunque hoy se usa más Al Jolani, Julani o Jawlani. Él formaba parte de AQI y concretamente de ISI, una de las organizaciones que conformaba esa filial de Al Qaeda en Irak.

Muy mermada por su lucha contra Washington, a partir del 2012, AQI encuentra una oportunidad para recuperar fuerza en la guerra civil que estaba teniendo lugar en el país vecino de Siria. Es en este punto en el que empezamos a escuchar de una filial de Al Qaeda en Siria, conocida entonces como el Frente Al Nusra (Jahbat al-Nusra), la cual—dependiendo la versión que se leyera de ella—había sido formada, fundada y enviada a Siria por el líder de AQI (Al Bagdadi), aunque Golani siempre dijo que eso no era cierto, pues él había sido quien fundó el Frente Nusra.

Pero entonces, empezamos a observar cómo algunos portales de noticias, además de hablar del Frente Al Nusra como una filial de Al Qaeda en Siria, y que, además del liderazgo procedente de Irak, estaba originalmente compuesta principalmente por combatientes sirios, narraban la llegada o penetración de otros jihadistas procedentes de Irak y de algunos países del norte de África a esta guerra civil (Sanger, 2012; Schem, 2012).

El nombre propiamente de ISIS o ISIL—el cual añadía una S o L al antiguo ISI, en referencia al Estado Islámico de Irak y Siria o Levante—no comienza a aparecer en los medios sino hasta que en 2013 se empieza a gestar el distanciamiento y posterior ruptura entre Abu Bakr Al Bagdadi, entonces líder de AQI y Al Zawahiri, sucesor de Bin Laden y líder de la rama matriz o central de Al Qaeda en Pakistán. (ver Barnard y Schmitt, 2013). Incluso ya entrado el 2014, el grupo sigue siendo denominando como Al Qaeda en Irak o como “jihadistas ligados a Al Qaeda” (ver, por ejemplo, AFP, 2014; AP 2014).

La ruptura llega entre 2013 y 2014. Una vez que AQI penetra de lleno en la guerra civil siria, el líder de esa organización, Bagdadi, decreta su fusión con el Frente Al Nusra. El líder de Nusra, Al Golani, desconoce la fusión. Al Zawahiri, el dirigente de la red de Al Qaeda, desde la matriz en Pakistán, declara la fusión como ilegal y ordena a AQI regresar a Irak. Bagdadi, decide desconocer la autoridad de Zawahiri, y éste le expulsa de Al Qaeda a él y a toda su agrupación (Michael, 2016). Poco tiempo después, reclamando que él es el verdadero sucesor de Bin-Laden, Bagdadi se autoproclama Califa del “Estado” que él mismo funda en los territorios que ese grupo había conquistado dentro de Siria e Irak.

Por eso, en la visión de varios autores como Michael (2016), hay un antes y un después en la génesis de la organización que hoy conocemos como ISIS. El punto de inflexión es el establecimiento de un “Califato” en junio del 2014, circunstancia que no puede entenderse sin la guerra civil siria y las subsecuentes ofensivas de ese año en Irak en las que esta organización toma posesión de importantes porciones de la provincia de Anbar en aquel país, así como las ciudades de Tikrit y Mosul.

En otras palabras, el ISIS que hoy conocemos, es el resultado combinado de:

  1. Los remanentes de la rama de Al Qaeda en Irak (AQI), organización que nunca fue derrotada del todo.
  2. La alianza de lo que quedaba de esta organización, con exfuncionarios y exmilitares iraquíes del partido Baath de tiempos de Saddam Hussein.
  3. Las circunstancias de inestabilidad y conflicto que prevalecían en Siria a partir del 2011.
  4. La ruptura política entre AQI (posteriormente ISIS) y el Frente Al Nusra comandado por Golani y, por tanto, con la matriz de Al Qaeda ubicada en Pakistán.
  5. La puesta en marcha de las estrategias primigenias de Zarqawi a través del establecimiento formal de un “Califato” o “Estado Islámico”,
  6. La capacidad de esa organización para posicionarse como una alternativa distinta y viable para el jihadismo global tanto ideológica (Michael, 2016) como materialmente y, por tanto, su eficacia en competir contra Al Qaeda, su organización madre, y, como consecuencia de ello,
  7. El influjo de decenas de miles de combatientes de diversas partes del mundo quienes deciden sumarse a su causa.

El Frente Al Nusra, Al Qaeda e ISIS

Ya desde 2014 empezamos a observar que ISIS mostraba una proyección mucho más global que el Frente Al Nusra, quien parecía más concentrado en Siria. Pero con los años, esa diferencia se fue intensificando. Ambas agrupaciones combatieron entre ellas en incontables ocasiones, pero, sobre todo, en aquellos años, competían por territorio, por recursos y por combatientes.

Lo que pasa es que, en el camino, sucedieron dos cosas: Una, la enemistad de ISIS con todos los actores locales e internacionales de la guerra, le enfrentó paralelamente con dos coaliciones mayores—una liderada por EU y la segunda, liderada por Irán y Rusia—que terminaron por mermar a la organización y arrebatarle el territorio que había conquistado. El segundo factor fue que el Frente Nusra se fue paulatinamente acercando más a otras agrupaciones islámicas locales que también estaban combatiendo en Siria.

Ya para 2016, Golani dio un golpe maestro: abandonó la red transnacional de Al Qaeda para concentrarse en la lucha local (es ese punto en el que su organización deja de llamarse el Frente Al Nusra y, eventualmente adopta su nombre actual: Hayat Tahrir al Sham [HTS], agrupando a una coalición de grupos islámicos rebeldes locales que combatían en la insurrección contra Assad).

Esto tuvo dos efectos inmediatos: el primero fue que, al ya no formar parte de Al Qaeda, EU podía justificar el dejar de atacarle dentro de su “lucha contra el terrorismo global”. Pero no solo eso, el segundo efecto fue que, a pesar de seguir siendo denominada como “grupo terrorista” por EU, su mutación facilitó un número de negociaciones de Golani con el gobierno de Obama, pues para Washington, la prioridad mayor era combatir a ISIS. En otras palabras, las circunstancias habían colocado del mismo lado a Tahrir al Sham, a EU y a varios de sus aliados. Pero sus momentos de colaboración no impidieron que EU les siguiera considerando terroristas o que les atacara ocasionalmente.

No obstante, Rusia, que había penetrado a la guerra siria de lleno en 2015, junto con el ejército de Assad, el apoyo de Irán y todas las milicias proiraníes—principalmente Hezbollah—siguieron combatiendo ferozmente contra HTS y terminaron por reducir a esa y a todas las otras milicias de la rebelión.

Aún así, nunca le derrotaron del todo. Tahrir al Sham se concentró en la provincia de Idlib y desde ahí siguió gobernando esa provincia y operando.

Como expliqué hace unos días, un cese de hostilidades fue negociado por Rusia, Turquía e Irán. Sin resolver la situación de raíz, el alto al fuego permitió, a ratos, al menos mantener la calma relativa: Rusia se comprometía a asegurar que Assad no intentaría recuperar Idlib por la fuerza; a Turquía se le permitía conservar algunos puestos de control en esa provincia a cambio de garantizar que los rebeldes respetaran el cese de hostilidades, y todas las partes se comprometían a entrar a un próximo proceso de negociaciones donde se resolvería el futuro del territorio y de los rebeldes. Sin embargo, la realidad es que ni el presidente Assad, ni los rebeldes estaban completamente de acuerdo con los términos de ese cese al fuego, por lo que las hostilidades nunca se detuvieron en su totalidad. Estas hostilidades incluso llegaron a enfrentar a tropas turcas con el ejército sirio en 2020 y también con Rusia. Posteriormente Turquía desocupó varias de sus posiciones, pero el conflicto permaneció latente desde entonces.

En una próxima entrega hablaremos de lo que ahora se espera de esa agrupación. Solo mencionar que, al momento de este escrito, escucho, directamente desde Siria, voces encontradas. Por un lado, hay esperanza de que realmente Golani esté viviendo una fase más en su proceso de desradicalización, y se comporte pragmáticamente hacia una reconciliación de todos los actores y sectores en el país. Hay otras voces prominentes con quienes tuve contacto directo esta semana, que están mucho menos optimistas. Lo que ellas dicen es que, además de conocerlo muy de cerca por su pasado, la narrativa construida acerca de la desradicalización de Golani no corresponde con los primeros pasos que el líder está dando en el país. De nuestro lado, y considerando la velocidad con la que todo esto se está desarrollando, más que predecir tendremos que seguir trabajando con distintos escenarios y monitoreando los eventos día con día.

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