¿Cómo se perciben los impactos de la victoria de Trump a nivel global? ¿Qué sigue para Ucrania: la negociación, las concesiones, la derrota o la “victoria total”? El Foro de Seguridad Internacional de Halifax es un espacio en el que participamos 300 militares, exmilitares, funcionarias/os en activo, exfuncionarias/os, ministras/os, académicas/os, periodistas, y activistas, al respecto de los temas de la agenda de seguridad global. Esta vez, como los dos últimos años, vino una robusta delegación ucraniana encabezada por el presidente de la legislatura o Rada. También estuvo la presidenta de Taiwán que acaba de dejar el gobierno, Tsai Ing-wen y otros jefes o ex jefes de estado. Además, nos volvió a acompañar una comisión bipartidista-bicameral del Congreso de EU, varias/os comandantes, empresarias/os y tomadores de decisiones de ese y otros países, dirigentes y funcionarios de la OTAN, y varias/os ministras/os y líderes de 80 países, quienes hoy tienen en sobre sus mesas decisiones que aparecen en nuestras primeras planas a diario. En estos apuntes resumo algunas de las conversaciones.
Primero, la agenda: Ucrania y Trump en el centro
1. A lo largo de las 11 ocasiones en que he participado en este foro, la agenda global se ha movido desde el terrorismo de Al Qaeda a ISIS, la Primavera Árabe y la guerra en Siria, la rivalidad entre las superpotencias con especial énfasis en China y el COVID, hasta la guerra en Ucrania que marcó los foros del 2022 y 2023. Desde el año pasado percibo un objetivo en concreto: reposicionar a Ucrania como el conflicto central y de mayor relevancia en el planeta.
2. Así que la agenda estuvo nuevamente marcada por esa centralidad de Ucrania, conflicto que, desde esta perspectiva, vincula a todos los demás. Desde el año pasado, el acrónimo de los “CRINKs” (China, Rusia, Irán y Corea del Norte), fue presentado en varias de las discusiones, cosa que se repitió este año. Sin embargo, hubo interesantes cuestionamientos por varios participantes, buscando complejizar la discusión. No es falso que Irán y Rusia están colaborando cada vez más cerca. O bien, que, además del crucial respaldo económico que China aporta a Moscú, hay cada vez más evidencia de cómo las piezas o partes manufacturadas en China permiten el abasto de la industria militar rusa. Todo ello sin mencionar el reciente despliegue de tropas norcoreanas en Rusia para apoyarle en su guerra (y probablemente los despliegues que vienen). También es verdad que agrupaciones como Hamás, la Jihad Islámica o Hezbollah, quienes actualmente combaten contra Israel, son apoyadas por Irán. Asimismo, una última noticia publicada por el Financial Times, indica que los houthies, el grupo rebelde yemení apoyado por Irán que también está atacando a Israel y combatiendo contra EU y RU, están ahora reclutando combatientes para enviarlos a apoyar a Rusia en su guerra contra Ucrania. Así que, desde esta narrativa, la “victoria total” en Ucrania, es indispensable pues el no lograrla, enviaría los mensajes incorrectos tanto a Teherán como a China y a otros.
3. Aún así, las mesas de discusión matizaron esa narrativa varias veces. Desde el cuestionamiento al mismo acrónimo “CRINKs” hasta el cuestionamiento de las “alianzas” que puede haber entre esos actores, se necesita identificar en qué medidas y hasta qué grados esos países sí están colaborando y en qué aspectos más bien existe competencia o rivalidad entre ellos. Pero también hizo falta un análisis más a fondo de la conflictiva en Medio Oriente, la cual, si bien tiene lazos importantes con lo acá señalado, tiene también dinámicas propias que preceden con mucho a la situación en Ucrania y que, por tanto, no se resolverán con el fin de esa guerra.
4. El otro tema central fue, naturalmente, la victoria de Trump y lo que ello significa para el mundo. Podríamos decir, de hecho, que este asunto permeó todas las discusiones. Sin importar de qué se hablaba, el factor Trump yacía como el elefante en la sala. Desde los temas relacionados a Ucrania o la OTAN, el armamento, el financiamiento y la negociación del cese al fuego, hasta otros como los temas ambientales, de tecnología, inteligencia artificial o desinformación, todas las mesas llevaban el sello de Trump casi de manera natural
5. Más allá de estar de acuerdo en esa selección de temas, lo que me parece importante es comprender qué sí aparece y qué no aparece en la agenda. Por ejemplo, además de Ucrania, China y Asía también formaron parte de los temas, pero como dije, de Medio Oriente para ser honestos se habló muy poco, y siendo uno de los asuntos más relevantes en la agenda global, hizo falta entrar a fondo en ello como sí ocurrió el año pasado. También por supuesto, pero eso es más normal, faltó hablar de otros conflictos importantes como lo que sucede en Sudán o Afganistán entre muchos otros. América Latina estuvo muy poco presente, como usualmente sucede.
Segundo, los debates
1. Un debate central se generó no en una sino en varias mesas alrededor de los efectos de la victoria de Trump. Me pareció notar un intento en especial por parte de senadoras y senadores estadounidenses, demócratas y republicanos, para calmar el pánico global. Desde su perspectiva, EU cuenta con las instituciones y las personas para absorber lo que viene y también para establecer canales de comunicación con Trump a fin de mantener una política exterior coherente y unificada. Pero no todas las personas estaban de acuerdo con ello, y advirtieron que ni en lo interno ni en lo externo podemos hablar de una normalidad como si no estuviera pasando nada.
1a. Así que podríamos decir que de un lado de la discusión estaba un sector más institucional, o un grupo que podríamos denominar republicano-conservador-tradicional, que buscaba amainar los vientos de temor que se avizoran. Y del otro lado, otro grupo que expresaba preocupaciones fundadas al respecto de lo que viene con Trump 2.0, sus nominaciones como el secretario de defensa o la directora de la inteligencia nacional, y la aproximación que toda esta administración tendrá con los temas de Ucrania, la OTAN, o con líderes como Putin. A la vez, había muchas personas preocupadas por la democracia en EU, por el sistema de pesos y contrapesos, y por el embate que se viene en contra de aliados de Washington y en contra de instituciones internacionales.
1b. Dicho todo eso, lo que sí hubo fue muchas ideas e intentos constructivos para pensar creativamente en cómo trabajar con ese presidente y cómo comunicarse con él para que comprenda la relevancia de sacar adelante ciertos temas.
2. Otro debate se generó alrededor de Ucrania. Una parte de la comunidad de Halifax parece haber aceptado la idea de que, con la llegada de Trump, las negociaciones serán inevitables y, por tanto, Ucrania tendrá que adaptarse y aceptar de alguna manera efectuar concesiones, empezando por las territoriales. Lo más que se puede hacer, decían quienes así pensaban, es tratar de que Ucrania tenga las mejores condiciones para negociar, para que no tenga que acceder a que Rusia controle todo el territorio que actualmente ocupa sino solo parte, y no bajo un reconocimiento oficial. Y concediendo que Ucrania no entrará a la OTAN, ver cómo ofrecer a Kiev algunas garantías de seguridad.
2a. Acá lo que pasaba frecuentemente es que esto no era aceptado por la delegación ucraniana, que estaba encabezada por el líder del parlamento de ese país, pero que incluía miembros del cuerpo diplomático, del ministerio de defensa y personas de otros estratos como el mundo del activismo social. Pero la idea de negociar “bajo una capitulación” tampoco era el discurso de buena parte de otros participantes del foro, incluido por ejemplo un senador republicano Mike Rounds, quien hablaba, así lo dijo, a título personal, no a nombre de la administración que viene. Desde esta otra narrativa, no hay alternativa sino la “victoria total”: derrotar completamente a Rusia. Para ello se necesita armar más a Ucrania y permitirle que emplee ese armamento de manera libre. También se discutió acerca de si ello podía producir escaladas hasta incluso una escalada nuclear. No me meto más en ese tema porque acabo de escribir al respecto; solo decir que esas escaladas, en estos espacios, están desestimadas. A Putin, así se decía, no debe temérsele pues “no está mostrando signos de fuerza sino de debilidad”.
3. Una discusión interesante se daba cuando muchos de nosotros poníamos en contraste este discurso de “victoria total”, con la realidad más pragmática que inevitablemente vendrá con Trump. Las respuestas más institucionales que escuché, consistieron en que, a pesar de la retórica, con Trump siempre hay formas de conversar y negociar.
Las interconexiones y lo que falta entender acerca de esas interconexiones
Como dije, las discusiones en el foro plantearon que las arenas europea y asiática se encuentran cada vez más vinculadas. Pero en ese sentido, nuevamente, falta la visión en espacios como este acerca de las interconexiones que hay entre todo ello y el sur global. Siempre hacemos nuestro esfuerzo por traer esos temas a esas discusiones, pero me parece que reflejan algo más profundo. No solo a ellos les falta entender este pensamiento más sistémico, sino que a nosotros—por ejemplo, a los países latinoamericanos—nos falta más presencia para hacer la tarea de explicarlo y dialogar al respecto. Por poner un caso, hablar acerca de los nexos entre terrorismo y crimen organizado transnacional, o acerca del rol del sur global en los conflictos internacionales mayores.
Debo decir que sí hubo una interesante mesa con activistas por la democracia en sus distintos países (y en ella estaba Leopoldo López de Venezuela o Masih Alinejad del movimiento de las mujeres en Irán). Pero mi visión sigue siendo que hace falta más presencia de nuestros países en estas discusiones para impactar en la percepción que existe acerca de nuestros países como fuentes de problemas de seguridad o inmigración, y dialogar más desde los retos y oportunidades con una óptica integral acerca del sistema global.
Información falsa, y desinformación: ¿qué pasa cuando ya no creemos en nada?
Hubo mesas muy interesantes acerca de otras cuestiones como inteligencia artificial, u otras como la lucha por el ártico. Destacar quizás los temas de información falsa, desinformación, e información maligna, temas vinculados, pero no idénticos. Acá, además de señalar la relevancia de la desconfianza en instituciones y medios tradicionales, comprender que, desde la visión de una comunidad como la que acá se presenta, una cosa es el fenómeno orgánico de compartir información no verificada porque “nos parece verdadera”, y otra muy distinta son los intentos de distintos actores en el globo (los hay internacionales pero también los hay al interior de cada uno de nuestros países) para influenciar la mente de sus adversarios y alterar con ello sus opiniones y sus conductas. Esto abarca no tanto esparcir mentiras que parezcan poco creíbles, sino información que pueda ser plausible o verosímil y que por tanto “parezca” verdadera, como, por ejemplo, una versión alternativa de la historia acerca de quién es realmente dueño del territorio ucraniano, o bien, la idea de que una guerra así “se puede resolver en 24 horas” como lo ha dicho Trump, ya que eso genera confianza en ciertas audiencias, y permite que la información penetre y se difunda.
En el fondo, el problema de la desconfianza en las instituciones y medios nos hace ya no creer en nada. Y cuando no creemos en nada, cualquier cosa es posible, y las grietas se abren para que las teorías de conspiración, o la información errónea o mal intencionada, penetre con facilidad.
En fin, acá lo dejo. De mi parte decirles que a pesar de los temas complicados que se tocaron, sí me quedo con algo de esperanza, veo que hay personas con posiciones clave no solo en EU sino en muchas otras partes, realmente interesadas en pensar hacia adelante, seguir estableciendo canales de diálogo y comunicación y conectar para trabajar colaborativamente hacia el nada fácil futuro que se avecina.
Instagram: @mauriciomesch
TW: @maurimm