Turquía y Siria están viviendo una de las mayores tragedias relacionadas con eventos naturales en este siglo. Por supuesto que lo primero que hay considerar al respecto son las lamentables afectaciones humanas, las decenas de miles de pérdidas de vidas, las personas heridas y damnificadas. Sin embargo, esta tragedia es aún más seria al entender que golpea una zona particularmente vulnerable—una zona que incluye a Turquía, a Siria, y a la frontera entre ambos países—debido a más de una década de guerra (civil, inter y transnacional) que sigue viva con conflictos armados paralelos; debido a la presencia justo en esa zona de millones de personas refugiadas y desplazadas, y debido a los momentos políticos y geopolíticos que se viven tanto en Turquía y Siria como en el planeta entero. Esa serie de factores no solo construye un contexto complejo que se necesita entender, sino que también nos da algunas pistas acerca de posibles repercusiones en esos rubros a causa de los terremotos. Imposible sintetizar todo en un solo texto, haremos apenas un esfuerzo para señalar algunos de los aspectos a los que me refiero.

Turquía
1. Las elecciones.
Estamos en año electoral en Turquía, y ante los riesgos que ya desde mucho antes de los terremotos Erdogan percibía para su continuidad y para garantizar el control del parlamento, decidió adelantar esas elecciones de junio a mayo buscando acortar las posibles ganancias opositoras. Ahora con los terremotos, la vulnerabilidad política de Erdogan se acaba de potenciar considerablemente; el presidente turco tiene apenas dos meses para mostrar una gestión eficiente de esta tragedia y a la vez, mantener viva su agenda nacionalista y toda la serie de intereses que ha tejido alrededor de ella.

2. Su toma de decisiones de las próximas semanas estará sin duda orientada por el interés de conservar el poder. Esto puede incluir desde la dispersión de recursos o ayuda humanitaria de manera selectiva, hasta el combate interno (a través de los medios que considere necesarios, como lo ha hecho desde hace años) en contra de opositores que perciba como amenazas. Por ahora, el presidente ya ha declarado el estado de emergencia por los próximos tres meses, lo que le permite apropiarse de suministros, vehículos, tierra y medicamentos, así como restringir el movimiento de personas (Hurriyet, 2023).

El riesgo de no solo perder el control del parlamento, sino de perder el poder completamente, nunca había sido mayor que ahora. Y si esto llega a pasar, veremos repercusiones multiplicadas en muchos otros rubros de la región y del planeta.

3. Pensemos por ejemplo en la guerra en Ucrania, en la que Erdogan ha jugado un papel de mediación (debido a factores como los que describo abajo en el tema sirio y a muchos otros que hemos explicado en otros textos. Ver ). Turquía, país miembro de la OTAN, se ha distanciado de Washington y de las sanciones impuestas a Rusia por los aliados occidentales y en lo general, además de no estar completamente alineada hoy con esa alianza militar, está condicionando su indispensable voto para el acceso de Suecia y Finlandia a dicha alianza. ¿Qué pasaría con todos esos temas (y varios de los que abajo señalo) si alguien más—como el actual alcalde de Estambul—gana las elecciones?

Pero también en otro sentido, e incluso asumiendo que Erdogan mantenga el poder, hace unas semanas explicábamos en este espacio que Turquía parece estar en todos lados al mismo tiempo. La cantidad de intereses globales que esa potencia ha venido construyendo es enorme. Dadas las nuevas circunstancias y la dimensión del desastre que el país vive, ¿será posible sostener esa complicada agenda regional y global?

Justamente el caso sirio nos ofrece una mirada ante los retos que Turquía tendrá que enfrentar bajo las circunstancias actuales.

Siria y conflictos paralelos

1. Es necesario partir de la siguiente base: la guerra siria no es una, sino muchas guerras simultáneas, pero entretejidas, y, a pesar de que, en algunas de ellas, los ganadores hayan asomado la cabeza desde hace tiempo, hay otras que persisten y otras que emergen con mayor fuerza. Ello resulta en espirales violentas que, aunque no jalen la atención de medios ya fatigados del tema, son enormemente delicadas. Podemos hablar, por lo pronto, de al menos cuatro frentes de combate: (a) Assad contra lo que aún queda de la rebelión; (b) Turquía contra las milicias kurdas; (c) EU y su coalición contra el ISIS actual (un ISIS que sigue vivo, que ha encontrado medios de adaptación y resiliencia y que, entre otras cosas, hoy es uno de los mayores productores y traficantes de drogas de la zona); y (d) Israel contra Irán y las milicias financiadas, armadas y entrenadas por este país.

2. Concentrémonos en el conflicto original entre el gobierno sirio y los rebeldes. Lo que inicialmente surge como efecto de réplica de la Primavera Árabe y que se manifiesta como una lucha esencialmente política por derechos y libertades, se entreteje rápidamente con una conflictiva sectaria-religiosa muy honda e intensa, y con factores internacionales que rebasan, con mucho, las fronteras sirias. Así, esta guerra tiene al menos tres niveles. En el nivel interno, Assad combatió y combate a milicias que podríamos denominar laicas o no-religiosas, a milicias islámicas, y a organizaciones terroristas transnacionales como Al Qaeda o ISIS. En el nivel regional, los países sunitas, encabezados por Arabia Saudita, Qatar y Turquía, originalmente apoyaron a la rebelión mientras que Irán, y las milicias chiítas que ese país entrena, arma y financia—Hezbollah es un ejemplo—apoyaron al gobierno de Assad y lucharon a su lado. En un plano global, EU y sus aliados europeos respaldaban a la rebelión mientras que Rusia apoya, arma y defiende militarmente a su añejo aliado, el presidente sirio. La cuestión es que esta lucha no es solo a dos bandos. Dentro de la misma rebelión, las diversas milicias combatieron entre sí durante años, e ISIS peleaba contra todas ellas. Arabia Saudita y Qatar mantienen desde hace tiempo un serio conflicto político que terminó en ruptura diplomática hoy en recomposición. Turquía ha preferido negociar sus intereses con Rusia y con Irán, aunque esto le aleje de Washington. La Casa Blanca hizo de la lucha contra ISIS su mayor prioridad, aún si esto desdibujaba sus diferencias con Irán o con el propio Assad, y le distanciaba de sus propios aliados. Entre otras medidas, EU se hizo de una alianza estratégica con las milicias kurdas—quienes demostraron desde el inicio, su destreza para combatir a ISIS—al costo de su relación con Ankara.

3. La provincia de Idlib. Gracias al apoyo de Rusia, de Irán y de las milicias proiraníes, el presidente Assad, tras varios años de combate, logró recuperar la mayor parte del territorio que había perdido. Sin embargo, la rebelión subsiste y la mayor parte de sus fuerzas se alberga en la provincia de Idlib. Esto incluye a milicias laicas, a milicias islámicas, y a las milicias que en su momento estuvieron afiladas a organizaciones transnacionales como Al Qaeda o ISIS, varias de las cuales fueron apoyadas por Turquía.

4. La posición turca. No obstante, la posición turca fue evolucionando. Como dijimos arriba, al darse cuenta que los actores que Ankara había apoyado estaban perdiendo la guerra, Erdogan eligió negociar, ya no pensando en la victoria de estas milicias rebeldes, sino en que la nueva situación no produjera más millones de refugiados que nuevamente irían a parar a su territorio. Aunque no sin obstáculos, y, sobre todo, gracias a los delicados equilibrios logrados entre Ankara y Moscú, se consiguió una serie de ceses al fuego que en su mayor parte se han sostenido. Pero el estatus definitivo de Idlib y de las milicias que la controlan, permanece sin resolver. La rebelión sigue viva, y sigue viva ahí, en esta zona golpeada no solo por estos años de guerra y desplazamiento humano, sino también por los años de pandemia, y hoy por este fenómeno natural.

5. El tema kurdo. A lo anterior, se añade el conflicto turco-kurdo. Las milicias kurdas, que fueron entrenadas y armadas por Washington precisamente para combatir a ISIS, hoy controlan aproximadamente el 25% de territorio sirio, algo que es inaceptable para Turquía, quien tiene su propia conflictiva kurda en casa y quien considera que la militancia kurda en Sira es la misma que la que hay en Turquía. Por si fuera poco, Washington había propuesto estacionar una fuerza de 30 mil efectivos, casi todos kurdos, en la frontera sirio-turca, a fin de asegurar que ISIS no recuperara terreno. Por tal motivo, hace años, Ankara inició una ofensiva militar en territorio sirio para arrebatar a los kurdos diversas posiciones clave y hace unos meses, Erdogan amenazó con expandir incluso más esa ofensiva. Este enfrentamiento, que ya ha producido mucha sangre, coloca a Turquía y a EU, dos aliados militares tradicionales, en bandos opuestos. En el pico de esta conflictiva, Ankara amenazó que atacaría posiciones kurdas, incluso si había presencia militar estadounidense en ellas, por lo que demandaba que Washington se retirara de esas zonas.

6. Los terremotos. Al golpear justo a estas muy complejas zonas (entre varias otras), además de las afectaciones humanas que no se necesitan mencionar, se pueden observar al menos los siguientes elementos: (a) Turquía seguía negociando y estaba buscando que un importante monto de los 3.5 millones de refugiados que hay de su lado de la frontera, regresase a Siria. Esto, hoy se ve mucho más complicado; (b) El gobierno sirio considera a la mayor parte de Idlib como territorio rebelde “controlado por terroristas”. Esto no solo tendrá un impacto por lo que no fluirá de ayuda humanitaria a través de Siria, sino que podría resultar en consecuencias de alto impacto para efectos de lo que queda de la guerra, considerando la destrucción, las posibles afectaciones a las milicias insurgentes y la forma como Assad podría buscar ventaja de este nuevo contexto; (c) Así
que Turquía no solo tiene el reto de gestionar su propia tragedia, sino el reto de conseguir, con la ayuda de Putin—hoy inmerso en la guerra con Ucrania—que se pueda sostener el cese al fuego,
y no haya un mayor flujo de refugiados hacia sus fronteras; (d) Por el otro lado, considerando que también una de las zonas afectadas por el terremoto es la zona donde confluyen el Kurdistán turco con el sirio, así como algunas de las zonas sirias controladas por Turquía, será indispensable monitorear cómo es que Ankara actúa en los próximos meses para mantener vivos todos sus intereses.

En suma, este terremoto tiene la particularidad de impactar brutalmente en una zona que ya viene de demasiados años de afectaciones severas. Esto, lamentablemente, entreteje a esas historias de tragedia humana—que siempre son las más importantes—con otra serie de temas y repercusiones, tanto para la región, como para el mundo. Visualizar y evaluar todo el panorama, no es una tarea sencilla, mucho menos cuando el espacio es limitado como acá, pero no por ello, se trata de una tarea que se puede evadir.

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