Como lo explicamos acá, un aspecto fundamental de los sucesos en Rusia consiste en el impacto que éstos pudieran tener al respecto de la intervención rusa en Ucrania. Queda claro que si el levantamiento de Prigozhin, el líder del grupo privado de contratistas militares o mercenarios Wagner, se hubiese prolongado más (con todas sus consecuencias como mayores choques armados, con la toma cuando menos temporal de edificios e instalaciones en Moscú, o bien, en otros temas como la prolongación de la ley marcial), los efectos sobre la guerra hubiesen sido mucho mayores por muchas razones. Justo eso es parte de lo que Putin intentó evitar mediante negociaciones que, por lo que sabemos, activó desde el mismo viernes 23. A pesar de que la insurrección se detuvo, el tema de la guerra es crucial y no escapará a los efectos. Pero para poder entender bien el panorama, es necesario revisar en qué fase se encuentra la guerra y qué características presenta la situación actual:
1. La guerra vive hoy su quinta fase. Como recordatorio, en la cuarta fase que inició entre noviembre y diciembre pasados, Rusia reposicionó sus líneas de defensa hacia atrás, enviando a decenas de miles de tropas para la defensa de esas líneas, cavando trincheras, construyendo barricadas y apostando por el desgaste invernal que dificultaba cualquier operación. Paralelamente, Rusia se mantuvo bombardeando la infraestructura civil y energética de Ucrania. Se esperaba que la quinta fase—en la que llegarían ofensivas por parte de ambos ejércitos intentando romper las líneas que se estancaron durante el invierno—iniciara a inicios de primavera. Lo que sucedió fue que Rusia si lanzó ofensivas desde fines del invierno en varios puntos, y hace unas semanas logró finalmente ganar la larga batalla de Bakhmut (justamente para la cual el Grupo Wagner fue crucial). Pero la contraofensiva ucraniana tardó más en llegar.
2. Posteriormente, hace poco más de tres semanas, empezamos a detectar (a) el uso de vehículos blindados de fabricación occidental por parte del ejército ucraniano, los cuales no habían participado en operaciones ofensivas importantes en Ucrania. Esto implicaba ya el involucramiento de unidades de las brigadas ucranianas entrenadas en Occidente, de las cuales muchas permanecen en reserva, y (b) el aumento de la actividad ofensiva del ejército ucraniano; esto comprende ataques simultáneos tanto en el sur y el sureste como en la región de Luhansk al norte.
3. Tras las primeras semanas de contraofensiva, los resultados para Kiev han sido escasos y lentos. Zelensky ha tenido que recordar que “esta no es una película de Hollywood”, y que esos resultados van a tardar. El propio jefe del Estado Mayor Conjunto en EU, el general Milley, ha dicho que los avances ucranianos podrían tardar varios meses. Si recordamos las filtraciones de inteligencia en EU, varios actores en Washington incluso consideran que dichos avances serían limitados.
4. De acuerdo con Dara Massicot de la RAND Corporation, el ejército ruso es hoy una compleja red que entreteje tropas en muy buen estado y con altas capacidades de combate, con otras que pueden ser calificadas como medianamente capaces, y otras con entrenamiento de apenas unos días o semanas. Las primeras componen apenas el 15% de las fuerzas rusas, mientras que las últimas, las menos capaces, son alrededor del 40% de las mismas. Lo que ha intentado hacer el ejército ucraniano es detectar en donde están ubicadas estas fuerzas de bajas capacidades, atacarlas y romper las líneas cuando le es posible.
5. Sin embargo, durante los últimos meses, Rusia ha efectuado ajustes importantes. Recupero esto que ya he compartido acá:
Según un análisis de The Economist, basado en una investigación publicada por Jack Watling y Nick Reynolds del Royal United Services Institute, un centro de pensamiento en Londres el ejército ruso ha ido ajustando sus tácticas en estos ámbitos:
a. Las tácticas de infantería básica. Rusia está enviando pequeños grupos de infantería que son tratados como "desechables", unos pocos hombres a la vez, a menudo, de acuerdo con los autores, bajo la influencia de anfetaminas, para "librar escaramuzas hasta que sean eliminados". Esta táctica revela las posiciones ucranianas y agota las municiones ucranianas. Luego, grupos rusos más grandes de infantería de asalto, mejor entrenados, avanzan, respaldados por blindaje, morteros y artillería. Si se toma una posición, ésta tiende a ser fortificada en un plazo de 12 horas. La rapidez con la que la infantería rusa cava, fortifica y asegura las posiciones que toma, es notable.
b. La artillería rusa también está mejorando. Aunque la cadencia de disparos ha disminuido, según estos autores, la puntería rusa está mejorando, y sus drones de reconocimiento son cada vez más efectivos.
c. Los tanques rusos ya no están intentando romper las líneas enemigas con choque y velocidad, sino que lanzan fuego desde una distancia segura.
d. La guerra electrónica (EW por sus siglas en inglés). Rusia ha desplegado sistemas de EW para bloquear las comunicaciones y radares ucranianos. Esto dificulta la coordinación de las operaciones ucranianas y el seguimiento de los movimientos rusos. La EW rusa, cada vez más eficaz, también se utiliza para atacar drones ucranianos, limitando su uso para reconocimiento y vigilancia.
e. Las defensas aéreas rusas también están mejorando.
f. Los autores concluyen que, si bien estos hallazgos podrían dar la impresión de que la contraofensiva de Ucrania está condenada, eso está lejos de ser correcto. La clave, según concluyen los expertos, no es tanto el armamento nuevo como las tácticas que utilicen: “Si Ucrania puede perturbar las defensas rusas e imponer una situación dinámica, es probable que las unidades rusas pierdan rápidamente su coordinación”. Es decir, retomando el análisis de Massicot, en la medida en que Ucrania detecte y explote los puntos débiles rusos, su ejército podría avanzar.
6. Acá entra el análisis acerca de la insurrección de Wagner. Desde hace semanas, esa agrupación que resultó fundamental para algunas de las victorias rusas como la de Bakhmut, se replegó hacia sus bases para poder descansar, reponerse, y recuperar sus bajas mediante nuevos reclutas. Este es el período en el que el enfrentamiento entre Prigozhin y las instituciones rusas, que ya venía desde meses atrás, escala a su máximo nivel. No obstante, cuando la contraofensiva ucraniana inicia, Wagner ya no estaba en el frente.
7. No cabe duda de que las tensiones vividas el fin de semana pasado, distrajeron a Moscú, y desconcentraron su atención de la guerra hacia su situación interna. Sin embargo, pasada la crisis inmediata, es de esperarse que, al menos un sector importante del ejército, se reenfoque en Ucrania y deje al Kremlin la tarea de recomponer la situación interna. Rusia se mantiene bombardeando ciudades ucranianas, incluida la infraestructura civil de dichas ciudades, buscando enviar el mensaje de que nada ha pasado o cambiado.
8. Considerando la serie de ajustes en las tácticas rusas arriba mencionados, la realidad es que Ucrania, por ahora, se está topando con dificultades para avanzar, las cuales no se van a disipar simplemente por causa de la conflictiva interna en Rusia. Ahí están las trincheras, las fortificaciones, los vastos campos minados, la masiva presencia de tropas rusas en el frente, y su artillería defensiva. Todo esto está causando dolores de cabeza al ejército ucraniano y es de esperarse que lo seguirá haciendo.
9. Dicho lo anterior, también es de esperarse que las tensiones en Rusia tengan algunos efectos. Está por un lado el ministerio de defensa se encuentra en plena ebullición, prevalece la expectativa de arrestos, remociones y golpeteos internos. Esto sacudirá al liderazgo, afectará quizás la planeación estratégica, la cadena de comando, el orden, probablemente la moral entre las tropas, entre otras cosas. Influirá también el cómo se resuelva el futuro del Grupo Wagner, dada su eficacia en el frente. Más allá de lo que pase con Prigozhin, si las fuerzas de Wagner son dispersadas y no se reincorporan, cuando menos en algún formato distinto, al combate en Ucrania, ello tendrá un efecto negativo para Rusia. Pero si Moscú encuentra cómo aprovechar esas fuerzas a pesar de todo lo sucedido, el efecto podría ser menor.
10. Por ahora lo que se puede observar, es que Ucrania sí está incrementando su ofensiva, intentando aprovechar el momento. Las tropas ucranianas, lanzando múltiples ataques paralelos, han conseguido recapturar varios kilómetros cuadrados, incluidas algunas poblaciones en el este y el sureste del país (lo que abarca zonas que anteriormente estaban en manos de los separatistas prorrusos desde 2015). Kiev se está lanzando, por ejemplo, nuevamente sobre Bakhmut, ciudad que ahora sin Wagner a la cabeza, será más difícil de defender para Rusia. Hasta el momento, el ejército ucraniano está logrando avances limitados en esa zona, buscando esencialmente rodear la ciudad.
11. Aún así, hasta este momento, Ucrania no ha logrado victorias mayores. El objetivo inmediato de Moscú será defender las posiciones que actualmente controla y prolongar la situación todo lo que pueda desde acá hasta el próximo invierno. Se podría esperar que las tácticas que Rusia ha implementado para plantarse en el terreno continuarán dificultando los avances ucranianos. Los días y semanas que vienen son cruciales para entender si Ucrania logra realmente romper las dinámicas actuales, o si sus avances siguen siendo moderados.
12. En términos políticos, hay un juego paralelo operando en estos momentos: (a) Del lado ruso, Putin busca proyectar que guarda absoluto control de su país, y está tomando las medidas necesarias para sellarse de deserciones o futuras amenazas internas. Si lo consigue pronto, es probable que los efectos en el terreno ucraniano para Rusia sean relativamente contenidos y entonces todo dependerá de la capacidad de combate que tengan las brigadas ucranianas que se estarán incorporando al frente en estas semanas. En cambio, si el poder de Putin se sigue debilitando o se siguen exhibiendo fisuras en Rusia, los efectos en las capacidades de Moscú se irán sintiendo cada vez más; (b) Pero del lado ucraniano también hay presión. Kiev necesita convencer a los aliados que le han armado y financiado—y para ello no cuenta con tiempo eterno—de que sí tiene capacidad de reconquistar si no todo, al menos vastas capas de su territorio, antes de sentarse a negociar. Los tiempos militares son lentos, pero la paciencia política sí se agota y opera contrarreloj.
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