El movimiento social en Irán liderado por las mujeres está perdiendo fuerza. En el texto de hoy, recojo algunos análisis que han sido publicados al respecto, añadiendo algunas perspectivas que desde este espacio hemos venido revisando. Ahora bien, el hecho de que se esté produciendo un entorno que ha permitido al régimen ir paulatinamente sofocando al movimiento, no implica que sus causas motoras hayan desaparecido. En Irán, las manifestaciones sociales han sido muy frecuentes a lo largo de las últimas décadas. La combinación de factores económicos con otros políticos y sociales (como lo es la violencia estructural de género) sigue toda ahí, y seguramente terminará por explotar de nuevo. Algunos apuntes:

1. Sajjad Safaei (Foreign Policy, 2023), recupera un modelo que el sociólogo político Bashiriyeh desarrolló hace varios años para analizar el otro gran movimiento social en Irán, el del 2009. De acuerdo con éste, para que un movimiento social logre romper con la estabilidad de un régimen y alcance la dimensión de “revolucionario”, debe haber al menos ocho condiciones o factores combinados: (a) que exista una crisis de legitimidad en el país, (b) que exista una fractura en la cohesión de las élites gobernantes, (c) que haya también una crisis de la eficiencia administrativa por parte del gobierno, (d) que se rompa la unidad o se ponga en cuestión la capacidad o eficacia de las fuerzas coercitivas para sostener el control del país. Hay en este modelo otros cuatro factores relativos a la oposición o al movimiento que cuestiona al poder: (e) que exista un descontento masivo, (f) que haya un catalizador o detonante específico, (g) que el movimiento social cuente con elevada capacidad organizativa, y (h) que exista una relativa coherencia ideológica en el movimiento que pueda mantenerle cohesionado.

2. Empleando ese modelo, Safaei analiza las condiciones del presente iraní y llega a la conclusión de que el movimiento actual no se encuentra “ni siquiera cerca de ser revolucionario” (entendiendo, probablemente, el término “revolucionario” como una situación que produzca transformaciones de fondo en las estructuras del poder material de esa sociedad). En otras palabras, pasados los meses y a pesar de la enorme dimensión de la protesta social liderada por las mujeres en ese país, el régimen ha mostrado enormes signos de recuperación, resiliencia y estabilidad.

3. Por supuesto que algunas de las condiciones que señala el sociólogo Bashiriyeh sí se cumplen, pero no todas, o no las suficientes como para poner en riesgo el dominio que el régimen tiene del país. Sintetizando algunos de los elementos que se señalan tanto en el texto de Safaei como en otros, o los factores que acá mismo hemos venido analizando, podríamos decir que:

(a) A pesar de una real y prolongada crisis de legitimidad que existe en Irán, a pesar de las fracturas que sí se han producido en la élite política desde hace años (como por ejemplo, entre reformistas y conservadores), o a pesar de otros elementos como un verdadero descontento masivo con la situación social, económica y política del país; incluso considerando que sí hay un detonante o catalizador específico—en este caso, la muerte de Mahsa Amini a manos de la Policía de la Moral tras haber “violado el código de vestimenta”—y asumiendo que todo lo anterior encendió el mayor movimiento social en ese país desde al menos 2009, ello no cumple con todas las condiciones para lograr transformaciones de fondo.

(b) Del lado del gobierno, las fuerzas coercitivas, hasta ahora, se han mantenido sólidamente unidas y han conseguido finalmente un relativo éxito a través de sus tácticas represivas. No hemos visto (como ocurrió en Siria entre 2011 y 12) fracturas o deserciones mayores en los cuerpos de seguridad. Tampoco se ha observado (como ocurrió en Egipto en 2011) que las fuerzas armadas o, en este caso, las Guardias Revolucionarias Islámicas, estén intentando quitar de en medio al presidente Raisi, a su gabinete, o al líder supremo, el Ayatola Alí Khamenei. Salvo muy contadas y menores excepciones, la cohesión de estas fuerzas es muy evidente.

(c) Del lado del movimiento social, se puede apreciar un impresionante número de manifestaciones lideradas por mujeres, protestas muy extendidas en el tiempo y el espacio geográfico, muy de base y horizontales, pero que no exhiben una cohesión organizacional e ideológica, lo que ha facilitado la efectividad de la represión del gobierno en las últimas semanas. El movimiento está mostrando algunas fracturas en la continuidad, en la resiliencia y en las respuestas por parte de las personas manifestantes. Tampoco hemos visto, hasta este momento, que, tras la represión del gobierno, como por ejemplo ocurrió en Siria, Libia o ahora mismo en Myanmar, se estén formando milicias armadas que opten por lanzarse a una guerra civil que amenace la capacidad que el régimen tiene para seguir controlado el país.

(d) Bajo ese esquema, las acciones del gobierno y sus diferentes aparatos de seguridad no solo han herido a miles de personas y matado a cientos durante las manifestaciones, sino que han conseguido propagar el terror a través de la tortura y posterior ejecución pública de figuras altamente simbólicas que han emergido en el movimiento.

(e) A todo lo anterior hay que añadir el entorno internacional. Las negociaciones nucleares entre Irán, Estados Unidos y las otras potencias se encuentran estancadas, y aunque Teherán no ha descartado la posibilidad de retomarlas eventualmente, el gobierno de Raisi ha asumido que el país tendrá que seguir operando bajo un complejo esquema de sanciones impuestas por Occidente, las cuales Irán parece ya haber aprendido a sobrellevar. Adicional a ello, Teherán cuenta con un convenio estratégico de 25 años firmado con China en 2021, el cual incluye una asociación económica de miles de millones de dólares y una cooperación militar sin precedentes entre esos dos países que abarca transferencia de tecnología china a Irán y colaboración para fabricación de armamento. Paralelamente, a raíz de la guerra en Ucrania y la transferencia de drones y misiles iraníes a Rusia, Teherán está tejiendo un compromiso de apoyo por parte de Moscú, cuya dimensión apenas se está comenzando a revelar. Esto, sin mencionar a otros aliados, como Venezuela, con los que cuenta Irán.

4. Esa combinación de factores ocasiona al menos dos efectos paralelos: El primero es que el régimen se siente fuerte y lo suficientemente confiado, adentro y afuera, como para seguir adelante con sus prácticas represivas y ejecuciones públicas, y la probabilidad es que continuará apostando por el desgaste del movimiento social. Eso nos lleva al segundo efecto: un importante sector de las mujeres y en general, de las personas que se han
manifestado en el país a lo largo de meses, temerosas, cansadas y frustradas, están calculando que por ahora no existen condiciones para conseguir cambios de fondo
; algunas personas simplemente están ya exhaustas y dejan de salir, otras personas temen por su vida o su integridad física y consideran que en el entorno actual, el sacrificio es demasiado alto como para ponerse en riesgo considerando los escasos resultados que se esperan. Muchas personas están evaluando que posiblemente es tiempo de repensar los tiempos y las estrategias.

5. El resultado es que en las últimas semanas se percibe una notable disminución del movimiento en términos de convocatoria y en términos de los sitios en donde hasta hace pocas semanas podíamos observar continuas y enérgicas manifestaciones.

No obstante, termino con lo que señalé arriba. Irán es un país en donde las manifestaciones son muy continuas. Algunas de esas manifestaciones emergen como resultado del impacto económico por las sanciones, especialmente sumado a la situación global. Otras protestas son causadas por otros factores como la frustración acumulada por la falta de libertades y derechos, la corrupción y la alta represión por parte del régimen, además de la violencia estructural de género que ahí existe. Por lo tanto, posiblemente estamos ante un capítulo más para sumar a la lista de ocasiones en las que el régimen ha sido eficaz para extinguir temporalmente la mecha de un movimiento social en ese país. Pero muy probablemente no se trata del final de esa historia.

Instagram: @mauriciomesch
Twitter: @maurimm




para recibir directo en tu correo nuestras newsletters sobre noticias del día, opinión, y muchas opciones más.

Google News

TEMAS RELACIONADOS