La presencia de Putin en Corea del Norte nos recuerda primero, que todo está conectado, que la guerra en Ucrania y la conflictiva de Moscú con la OTAN no está desvinculada de otros temas globales; segundo, que el conflicto en la península coreana permanece irresuelto y que el hecho de que no le pongamos atención no implica que la situación en esa parte del mundo no haya seguido evolucionando estos años; tercero, que el Kremlin cuenta con una serie de herramientas para seguir escalando la situación (global) en caso de que Occidente siga considerando que la superpotencia rusa puede y debe ser derrotada. Para Putin el mensaje tenía que ser claro y tenía que ser comunicado precisamente en este momento, tanto así que incluso corre el riesgo de colocar los intereses de China en segundo plano. En los siguientes apuntes explico por qué:

1. Lo primero siempre es mirar el panorama completo. Esto nos regresa al desarrollo del conflicto en Ucrania que, en los últimos meses, puede resumirse así: (a) el fracaso de la contraofensiva ucraniana del 2023 sumado al congelamiento en el Congreso de EU del apoyo de Washington a Kiev durante meses, dio pie no solo a que Kiev no hubiese conseguido avances mayores, sino a que Rusia estimara que era el momento de recuperar parte del territorio que Moscú había perdido en Ucrania; (b) así, Rusia presiona con relativo éxito al ejército ucraniano en al menos 11 puntos del territorio en el este de ese país; (c) esto contribuye a que Rusia lance hace algunas semanas, además de lo anterior, una ofensiva desde su propia frontera en el noreste consiguiendo importantes avances.

2. Esta serie de condiciones en Ucrania ocasionaron que en los países miembros de la OTAN se empezara a hablar (también desde fines del año pasado hasta la fecha) de que Ucrania podría “no ganar la guerra”, generando al menos dos tipos de posturas en Occidente. La primera consiste en que el apoyo de Occidente a Kiev no puede ser eterno y por tanto Zelensky debería ya negociar seriamente con Rusia, incluso al costo de tener que cederle parte de su territorio. La segunda, sin embargo, es una posición opuesta que ha consistido en que se necesita redoblar esfuerzos para apoyar a Kiev, lo que ha implicado un escalamiento en el lenguaje. Desde Macron hasta los países Bálticos se está sugiriendo que las tropas de la OTAN deben, ahora sí, ingresar a Ucrania para respaldar a Kiev.

3. Washington, opuesto a esta última postura, ha tomado lo que considera una posición intermedia: no la presencia de tropas de la OTAN en Ucrania, pero sí autorizar a Kiev que utilice las armas provistas por EU para atacar a Rusia en su propio territorio. Esto inicialmente, se dijo, podría ocurrir solo en la zona fronteriza, pero la semana pasada la Casa Blanca indicó que la autorización no está limitada a ninguna zona del territorio ruso. El solo hecho de permitir a Kiev bombardear a Rusia en su propio territorio fronterizo, ha sido un factor esencial que contribuyó a detener, por ahora, la ofensiva del noreste arriba señalada. Adicional a esto, en la cumbre del G7 se autoriza utilizar los intereses de fondos congelados de Rusia para respaldar a Ucrania con un paquete de 50 mil millones de dólares sumado a nuevas sanciones contra Moscú.

4. Las respuestas de Rusia ante esta serie de hechos han sido muchas, lo que incluye, por ejemplo, la activación de ejercicios con armas nucleares tácticas, simulando que éstas serían empleadas en el territorio en Ucrania para ayudar a los combates de Moscú. Esto, aunado a una cantidad de medidas de guerra híbrida en contra de distintos países de la OTAN (incluidos los Bálticos) en las que no me detengo. Lo que sí tenemos que entender es que la visita de Putin a Corea del Norte se inserta justo en el contexto que describo y forma parte de las acciones escalatorias de Moscú precisamente ante ese panorama. Esto, por varias razones:

5. Primero, Moscú consigue sellar acuerdos para recibir armamento que le es indispensable en su larguísima guerra en Ucrania. En el pasado, esto ha incluido el suministro de artillería por parte de Pyongyang. Se estima que ahora, esto incluirá, además, distintos tipos de misiles. Habrá que ver.

6. Segundo, Rusia y Corea del Norte firman un acuerdo militar que incluye transferencia de armamento sofisticado y tecnología por parte de Moscú a Pyongyang, y un pacto para asistirse militarmente de manera mutua en caso de un ataque a cualquiera de las dos. No queda claro qué implicaciones pueda tener este acuerdo en términos de la guerra actual de Rusia contra Ucrania, pero definitivamente esto pone a temblar a Corea del Sur, a Japón y a toda la región asiática puesto que, ante cualquier eventualidad de una guerra en la península coreana, Pyongyang podrá activar ese acuerdo y recibir el respaldo de Moscú (cuya dimensión tampoco queda clara, pero que aún así genera el efecto político deseado por Putin).

7. Tercero, Moscú consigue con todo ello, añadir un elemento adicional a los muchísimos temas que hoy hay en la mesa de Washington, lo que le obligará poner atención en un asunto—el tema norcoreano—que en este momento no estaba siendo atendido con la misma prioridad que Medio Oriente o la guerra en Ucrania. Esto ocupará (y quizás tendrá que desviar) recursos humanos, económicos y militares que, como sabemos, son escasos, por parte de EU.

8. Cuarto, Putin consigue lo anterior a través de exhibir su capacidad disruptiva. Es decir, devuelve a Washington y sus aliados lo que él considera un pago con la misma moneda. Sus discursos al respecto son elocuentes. Parafraseando: Hasta donde tengo entendido, dice Putin, Corea del Sur no está pensando en atacar a Corea del Norte, por lo tanto, no tiene de qué preocuparse; o bien: La OTAN afirma—sigue Putin—que ellos entregan armas a Ucrania y eso no significa intervenir pues ellos ya no deciden qué hará Ucrania con esas armas; pues acá podemos decir lo mismo, si nosotros entregamos armamento a Pyongyang, también podríamos afirmar que “no sabemos” lo que Kim Jong-un vaya a hacer con esas armas. Además, para el tema norcoreano, Putin elige sus prioridades estratégicas incluso (si es que los suministros de tecnología y armamento se concretan) ante potenciales violaciones a resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que han contado con su propia aprobación y la de China.

9. Quinto, mirando un panorama más amplio, y si ligamos esto con hechos como los ejercicios navales de Rusia en las costas cubanas, Putin está enviando el mensaje de que puede actuar en todo el planeta para golpear intereses occidentales, y que tiene aliados en muy distintas partes del mundo para conseguir ese objetivo.

10. Esto nos devuelve otra vez a la misma lógica que acá venimos explicando desde hace tiempo: Putin cree y comunica continuamente que una superpotencia como Rusia no puede ser derrotada, que los esfuerzos de Occidente son vanos y solo prolongan la situación y el inevitable desenlace: eventualmente todos esos actores se van a tener que sentar a negociar con Moscú.

11. Todo lo anterior, no obstante, presenta un importante talón de Aquiles: China. Recordar que Beijing es el sostén, el mayor pilar económico y político sobre el que Corea del Norte descansa, pero que no está en los intereses chinos el que Pyongyang siga creciendo como amenaza ante Occidente al nivel que ha crecido. China no respalda la carrera nuclear en la península, ni el progreso en los misiles norcoreanos, pues todo ello representa el incremento de la presencia estadounidense en su zona de seguridad e influencia. EU ya tiene 30 mil tropas en la península coreana y una presencia naval importantísima. Los últimos pasos de Putin obligarán a Washington a recalcular esta presencia y probablemente esto atraerá aún más buques, más armas y más tropas de EU hacia las puertas de China, en una zona con la temperatura ya muy elevada por otras situaciones como Taiwán o ahora mismo Filipinas.

12. Esto último no es ignorado por Putin, pero probablemente el mandatario ruso está considerando que la rivalidad entre Beijing y Washington es actualmente de tal tamaño, que Xi Jinping se verá obligado a desestimar la relevancia de lo que acaba de pasar. No obstante, esto no es seguro y hay un escenario en el que el presidente chino, más preocupado por la estabilidad en su zona que por proteger los intereses rusos, podría repensar su relación “sin límites” con Moscú.

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