En las últimas semanas he compartido algunos textos que buscan aportar elementos para centrar la discusión acerca de Gaza, Palestina-Israel y Medio Oriente en general. Cuando se habla de cese al fuego, o se apoya la desocupación israelí de territorios palestinos, o se apoya el surgimiento de un Estado Palestino, hay que entender que, en lo general, hay mucha menos polémica de lo que la confusión en medios y redes sociales aparenta. En donde hay un océano de diferencias es en los aspectos específicos, en los cómos, en las prioridades, en los cabos sueltos y en los detalles. Hoy dedico este espacio a elaborar algunos planteamientos y cuestionamientos acerca de esas especificidades. Repito lo que dije la semana pasada. Escribo esto con profundo pesar por cada una de las víctimas de este conflicto y lo hago precisamente porque entender varios de los puntos que señalo resulta crucial para construir una paz estable y duradera.

1. Los aspectos que abajo refiero forman parte de un sistema integral, en el que cada uno de los componentes abordados está interconectado con los demás. No pueden leerse sino en conjunto. Aún así, los coloco por subtítulos por si se desea revisar un tema específico.

2. Cese al fuego. Es obvio que cuando existe un conflicto armado, la mayor parte de la gente desea un cese al fuego. Pero cese al fuego es justo lo que había entre Hamás e Israel hasta el 6 de octubre. Hamás—y más concreto—un sector específico de Hamás, optó por romper ese cese al fuego el 7 de octubre mediante tres medidas que no pueden obviarse de la discusión acerca de un nuevo cese al fuego: (a) el envío de 4 mil misiles en solo 4 horas en contra ciudades y poblaciones de todo el territorio de Israel. Todos los misiles fueron lanzados desde Gaza, y la mayor parte desde zonas densamente pobladas de la franja, esto junto con una declaración de guerra contra Israel (líderes de Hamás expresaron pocas semanas después que buscaban un “estado de guerra permanente” y que “repetirían esas acciones una y otra vez hasta acabar con Israel”); (b) la penetración de territorio israelí desde Gaza por parte de miles de sus miembros (así como de otras organizaciones como la Jihad Islámica) para perpetrar masacres, asesinatos y violaciones a tantas personas como les fue posible hasta que llegó el ejército; y (c) el secuestro de más de 240 personas, la mayoría civiles tanto de Israel como de otras nacionalidades (incluidos dos ciudadanos mexicanos ajenos al conflicto).

Pensar en un cese al fuego no temporal, sino permanente, el cual no resuelva los tres aspectos señalados, parece poco viable y difícil de materializarse. Al mismo tiempo, si finalmente se logra ese cese al fuego, pero éste no encamina el proceso hacia la resolución de los factores subyacentes del conflicto, también terminará por romperse eventualmente. Por tanto, una discusión productiva acerca de la solución debería preguntarse acerca de cómo lograr: (1) un cese total de las hostilidades, (2) las garantías de la liberación de los rehenes, (3) las garantías materiales y jurídicas del desarme de grupos militantes en Gaza, y un camino para la restitución del orden oficialmente reconocido a través del gobierno de la franja por parte de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) o bien, un nuevo orden que sustituya el esquema existente, (4) las medidas para que todo ello resulte finalmente en al menos el inicio de un proceso de negociación integral que garantice la paz, la seguridad, el desarrollo y los derechos económicos, sociales y políticos de todas las personas de la región. El cese al fuego es, en otras palabras, apenas un primer y mínimo paso, pero que requiere de mucho más.

3. Terrorismo. Tengo mucho material escrito del tema. Lo resumo así:

a. El terrorismo no es una “etiqueta” o un “insulto” o algo similar, sino una categoría muy específica de violencia que se emplea como táctica porque es eficaz para efectos de los perpetradores. No es “más terrorista” el que más personas mata o más miedo causa, y “menos terrorista” el que lucha por una “causa justa”. El terrorismo es una táctica de violencia que se diferencia de otras (muchas de las cuales pueden causar muchas más muertes que el terrorismo) por factores específicos a la misma.

b. Hamás y la Jihad Islámica emplean tácticas terroristas desde hace décadas porque en sus respectivos procesos de radicalización llegaron a la conclusión de que esa es la única forma de conseguir sus metas de erradicar a Israel y conseguir un estado islámico para Palestina.

c. Sin embargo, el terrorismo NO se combate eficazmente mediante invasiones masivas con ejércitos numerosos, bombardeos o castigos colectivos. La investigación al respecto es elocuente y refleja que, lejos de reducir ese tipo de violencia, ese tipo de tácticas militares y masivas tienden a favorecer nuevos procesos de radicalización, mayor reclutamiento y, por tanto, mayor frecuencia y cantidad de atentados terroristas. Así que, si hubiera una discusión productiva al respecto, no es acerca de si Hamás es una organización terrorista o si es una que “lucha por la libertad”. La discusión sería más productiva si se orienta hacia: ¿qué nos dice la investigación acerca de CÓMO SÍ se combate al terrorismo? ¿Qué alternativas eficaces se pueden implementar que no incluyan represalias masivas, desplazamiento forzado, crisis humanitarias y otros factores que funcionan como caldo de cultivo para alimentar la violencia terrorista futura? O bien, temas como las correlaciones existentes entre terrorismo y falta de paz estructural en una sociedad o región.

d. Al mismo tiempo, ¿cómo se pueden mitigar los efectos psicosociales, el trauma extendido y las respuestas que proceden del estrés colectivo en el seno de sociedades como la israelí, que ha vivido olas y olas de atentados terroristas en su historia? ¿Cómo se detiene el propio proceso de radicalización y crecimiento de posiciones extremas, normalmente aceleradas por atentados o campañas de atentados? ¿Cómo, en otras palabras, se rompe el círculo de los extremos que se alimentan mutuamente?

4. El Estado Palestino. El actual conflicto ha dejado claro a una gran parte del mundo que el surgimiento del Estado Palestino es impostergable. Ojalá y esos actores hubieran visto y entendido esa necesidad un poco antes, y hubiesen actuado con más eficacia cada vez que ha estallado la guerra en esa región, o cada vez que se estuvo a punto de lograr acuerdos mayores. La propuesta de dos estados (Israel y Palestina) se formuló en realidad desde 1947 (e incluso antes) y fue votada favorablemente en la ONU. Habrá que estudiar la historia y entender por qué en ese entonces no se llevó a cabo, o por qué en otros momentos no se logró llevar hasta su consecución. Pero acá, para efectos del presente, la discusión productiva podría intentar clarificar una serie de temas. Comparto solo algunos: ¿Cuáles son las fronteras que ese estado debe tener? Escribo esta pregunta a propósito. Quienes piensen que es imposible llegar a acuerdos acerca de las fronteras, o que éstas son “inamovibles” podrían revisar el proceso de negociaciones de Annapolis (2007) en donde la cantidad de acuerdos al respecto es considerable. ¿La propuesta de que solo exista un estado, Palestina, que abarque desde el río (Jordán) al mar (Mediterráneo) es viable? ¿Qué han pensado históricamente las sociedades involucradas al respecto? ¿O, la propuesta es “expulsar a los judíos” de la zona como lo propusieron tantos líderes árabes el siglo pasado? ¿Cuál es la propuesta histórica de Hamás acerca de un estado islámico en Palestina? ¿Cómo ha evolucionado esa propuesta y en todo caso, qué piensa el liderazgo de Hamás—en Gaza, no en Doha—al respecto de “pragmatizar” el ideario de esa organización? Y entonces, ¿cómo es que los atentados del 7 de octubre operan a favor de su idea básica y fundacional: la eliminación de Israel? Y al mismo tiempo, ¿qué piensa el sector más radical en Israel (actualmente en el gobierno)? Si no favorecen la propuesta de dos estados, ¿cuál es la propuesta de “Un Estado” que sí favorecen? ¿La anexión de territorios actualmente ocupados, y la incorporación de todos esos millones de palestinos al sistema político israelí? ¿O lo que pretenden es un solo estado con las actuales fronteras y el territorio palestino bajo ocupación perpetua? Fuera de que la guerra actual sin duda altera actitudes y opiniones, ¿cuál es la posición histórica de la gran mayoría de la sociedad israelí al respecto?

Concretamente, ¿la propuesta es de un estado o de dos estados? Si es un estado, ¿se trata de un estado binacional? ¿Una confederación? Si se habla de un Estado Palestino coexistiendo con Israel, ¿qué características tendría ese estado y qué debe negociarse para que ello ocurra?

Eso nos lleva a otras preguntas: ¿Qué es lo que sí se ha negociado acerca del tema entre los actores involucrados (Israel y la representación oficial de Palestina)? ¿Qué es lo que de esas negociaciones sí ha funcionado? ¿Qué es lo que ha fallado? ¿Qué tan viables son los acuerdos que ya se habían alcanzado acerca de intercambios territoriales?

5. Las medidas internacionales más eficaces para impulsar el nacimiento del Estado Palestino. ¿Qué nos dice la literatura sobre negociaciones y procesos de paz acerca de qué funciona más: presionar y aislar, o negociar con actores involucrados? ¿Y qué funciona cuando esos actores están indispuestos a negociar? ¿Cómo tienden a responder los actores aislados? ¿Qué medidas son las que deberían implementarse para retomar las negociaciones desde donde se han dejado inconclusas’ ¿O acaso debemos empezar desde cero? Yo todavía agregaría una pregunta más: ¿qué factores internacionales, regionales y locales son los que han resultado en que todo el mundo hubiese tenido a este conflicto en un franco olvido y que no fue sino hasta la perpetración de los ataques del 7 de octubre que el tema resurge en la agenda global? ¿Qué tendríamos que hacer para evitar que el olvido no vuelva a ser el protagonista de esta historia?

6. Una vez resueltas algunas de esas interrogantes, hay que preguntarse quién sería la representación palestina que debe participar en el proceso que señalo. Las últimas elecciones palestinas se llevaron a cabo hace casi dos décadas tras las cuales surgió un conflicto violento entre Hamás (que había ganado la mayoría parlamentaria) y Fatah (el partido del presidente Abbas). La Autoridad Nacional Palestina (liderada por la OLP) es el órgano oficialmente reconocido, y quien designa a la representación palestina por ejemplo ante organismos internacionales. Sin embargo, tras su disputa, Hamás expulsó a la ANP de Gaza y gobierna la franja de facto (y sin reconocimiento oficial). Por otro lado, la ANP es

un cuerpo débil, con amplias acusaciones de corrupción, que no goza de legitimidad interna. Entonces, repito, una discusión productiva incluiría responder: En caso de decidir negociar, ¿cómo se dota de representatividad y legitimidad a una potencial delegación palestina? ¿Cómo se garantiza la cohesión interna en esas negociaciones?

7. El mismo tipo de preguntas cabe para la parte israelí, como ya dije, producto también de un propio proceso interno en el que el extremismo, el ultranacionalismo y la radicalización han crecido entre ciertos sectores de esa sociedad. La discusión más productiva, por tanto, no parece estar en ver cómo se legitiman las respuestas extremas o violatorias de la legalidad interna y/o internacional; la discusión está más bien en cómo se transita hacia una sociedad más plural y democrática, cómo se balancea el poder que hasta ahora ha tenido un solo hombre (sobre el que obran tres procesos de corrupción internos y ahora la posibilidad de procesos internacionales)—Netanyahu—y su coalición, cómo se detiene ahora esta nueva fase de efectos psicosociales devastadores que han sido detonados por los atentados terroristas (un tercio de la sociedad israelí está exhibiendo síntomas de PTSD, una cifra elevadísima) y la guerra actual, y cómo se reinserta a Israel dentro de un proceso de construcción de paz regional. Esto pasa por preguntarse acerca de inventivos y penas, y acerca de espacios para la creatividad en las negociaciones a fin de reducir los juegos suma cero y tejer juegos de suma positiva.

8. No nos sorprendamos, en todos los procesos de transición y negociación hay “spoilers” o actores que buscan sabotear esos procesos. El arte está en cómo se puede neutralizar o transformar e incluir a esos spoilers para que no echen por tierra los esfuerzos positivos al respecto.

9. La discusión sobre genocidio. La guerra actual ha producido decenas de miles de víctimas inocentes, la gran mayoría de ellas en Gaza. Esto, además de una crisis humanitaria, desplazamiento forzado, hambre, enfermedad y destrucción. La pregunta, no que yo me hago, sino la que se están haciendo las cortes internacionales, es si todo lo anterior constituye base suficiente para hablar de un genocidio. Y la siguiente pregunta es, en todo caso, ¿por qué sí importa el hablar de genocidio, de crímenes de guerra, o crímenes contra la humanidad, si al final del camino, las víctimas son las víctimas y la crisis humanitaria existe más allá de esa discusión? La cuestión es que este no es un tema de opiniones personales y no especializadas para ser dirimido en espacios como las redes sociales, sino un tema que amerita absoluta seriedad, rigor y debido proceso. Más allá del enorme efecto que todo esto tenga en términos de narrativa, imagen y aislamiento de Israel, hay que entender que actualmente hay dos cortes internacionales considerando esta cuestión. La Corte Internacional de Justicia juzga disputas entre estados miembros y, a petición de Sudáfrica, está evaluando las acusaciones de genocidio contra Israel. Hasta ahora ha ordenado una serie de medidas preventivas, ninguna de las cuales incluye el cese total de hostilidades, aunque sí incluye el fin inmediato de la ofensiva israelí sobre Rafah, incluye el mandato de que Israel facilite el ingreso de ayuda humanitaria que la crisis amerita, e incluye la facilidad para que personas encargadas puedan acceder a Gaza y recabar evidencia al respecto. También un llamado inmediato a la liberación incondicional de los rehenes secuestrados por Hamás. Por otra parte, el fiscal de la Corte Penal Internacional ya anunció que está buscando órdenes de arresto en contra de Netanyahu, Gallant (el ministro de defensa) y tres líderes de Hamás. El tema es que dentro de las muchas acusaciones que el Fiscal Karim Khan efectúa, la de genocidio no está incluida. Esto puede cambiar, pero lo que nos dice es que, hasta este punto, al menos en la visión de la Corte Penal Internacional, no hay evidencia suficiente al respecto de lo que distingue al genocidio de otras clases de crímenes. Esto es, evidencia acerca de que—independientemente de la devastadora cantidad de palestinos muertos—exista una clara intención de matar a esas personas por pertenecer a un grupo nacional, étnico, racial o religioso, y no por otras causas como el uso desproporcionado de la fuerza o la negligencia, o por otras razones. Si esas cortes llegan a juzgar que sí existe dicha evidencia para determinar esa intencionalidad que caracteriza al genocidio, esto, tras el debido proceso y los actos de acusación y defensa de las partes, la discusión no estará en ver cómo se deslegitima a esas cortes, sino en ver de qué formas es posible prevenir y erradicar ese tipo de crimen. Mientras tanto, no obstante, la discusión que frecuentemente se procesa en espacios no especializados, sería más productiva en términos de pensar formas eficaces para inmediatamente detener las muertes (independientemente de cómo se clasifique a esas muertes) y parar la guerra, pero intentando cumplir con los aspectos y procesos que arriba menciono.

Hay muchísimos otros temas, pero ya me extendí, para variar. Seguiremos comentando.

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