El riesgo de una guerra mayor entre Israel y Hezbollah es real y ha estado creciendo. Como sabemos, esa organización libanesa decidió intervenir de manera limitada en contra de Israel desde el 8 de octubre en adelante, en apoyo a Hamás. Los intercambios de fuego entre Israel y Hezbollah son diarios, y eso ha convertido a la frontera entre Líbano e Israel en un foco rojo. Hezbollah ha conseguido que Israel tenga que librar una guerra en dos frentes, distraer sus esfuerzos de Gaza y evacuar a decenas de miles de civiles de esa zona. Al mismo tiempo, sin embargo, ambos actores han intentando mantener el nivel de enfrentamiento en un rango controlable. Pero este tipo de espirales cobran sus propias vidas. El 6 de junio, Hezbollah declaró por primera vez que había empleado misiles de defensa antiaérea contra aviones de combate israelíes que estaban llevando a cabo maniobras simuladas en el espacio aéreo libanés. En las dos últimas semanas, Hezbollah ha derribado dos drones israelíes, incluido el avanzado Hermes 900. Además, en los últimos días, Hezbollah ha comenzado a utilizar cohetes pesados no guiados Falaq-2 (Rane, 2024). Es decir, a medida que han pasado los meses, la confrontación Hezbollah-Israel ha estado creciendo paulatinamente hasta el punto en que la posibilidad de una guerra mayor está siendo seriamente considerada por ambos. Una guerra así posiblemente arrastraría a Irán al conflicto y ello quizás también arrastraría a Washington por lo que, aunque parezca extraño, ambos están intentando cooperar para tratar de frenar la escalada. Hoy recupero el contexto, actualizo el análisis y explico por qué una guerra mayor Israel-Hezbollah, peligrosamente, haría palidecer lo que actualmente sucede en Gaza.

Un poco de historia y contexto

Hezbollah es el “Partido de Dios”, una organización política islámica libanesa de denominación chiíta que tiene una rama paramilitar, la cual fue fundada, armada, entrenada y financiada por Irán para contribuir a avanzar los objetivos estratégicos de Teherán y sus aliados tanto en Líbano como en otras partes de la región. En los años ochenta y noventa, Hezbollah luchaba contra la intervención israelí en el Líbano, así como en contra de los intereses estadounidenses y, en general, occidentales. No obstante, el retiro israelí de Líbano en el año 2000 no detiene la lucha de Hezbollah en contra de ese país, o en contra de sus intereses en distintas partes del mundo. Tampoco detiene su lucha en contra de cualquiera de los enemigos de Irán, entre quienes se encuentra por supuesto Washington.

Además de tener una impresionante capacidad armada en Líbano (lo que representa un poder militar más fuerte que el propio ejército de ese país), Hezbollah cuenta con presencia en Siria y en otras partes de Medio Oriente, siempre combatiendo a lado de Teherán y sus aliados. Adicionalmente, el ala política de Hezbollah compite en las elecciones en Líbano y se ha ganado una importante participación en el parlamento y el gobierno de ese país.

Distintas células de Hezbollah han cometido distintos ataques suicidas y otros tipos de atentados terroristas tanto en Líbano como en otros países del mundo desde hace décadas. Uno de los más sangrientos por el que miembros de esa organización tienen acusaciones formales (aunque el caso permanece irresuelto) fue cometido en 1994 en Buenos Aires en contra de la Asociación Mutual Israelita Argentina, el cual causó 85 muertes y cientos de heridos. Ese y otros atentados han resultado en la denominación de agrupación terrorista por parte de EU y de otros gobiernos. Pero como hemos comentado, el terrorismo no es sino una táctica de violencia que busca fines específicos, y Hezbollah no únicamente se ciñe a esa táctica.

Estamos hablando de una organización compleja, que además de utilizar el terrorismo, cuenta con una base electoral, política, económica y militar en Líbano y en otras partes de Medio Oriente, cuyas fuerzas de combate están entrenadas en tácticas de guerra frontal y en tácticas de guerrilla, que cuenta con un poderoso arsenal de misiles y a quienes pocos pueden restringir incluso en su propio país. Las prohibiciones de Naciones Unidas en cuanto a las transferencias de armamento de Irán y Siria a esta organización han sido imposibles de llevarse a efecto. Hezbollah ha sostenido distintos enfrentamientos con Israel, el mayor de ellos en 2006, año en el que incluso a pesar de haber penetrado Líbano nuevamente, el poderosos ejército israelí fue incapaz de derrotar a la agrupación islámica.

Ahora bien, como dije, Hezbollah es una organización chiíta, aliada de Irán y del presidente sirio Assad, a quien ayudó a combatir en la guerra interna que éste ha librado desde el 2011. Por consiguiente, a medida que la pugna entre musulmanes sunitas y chiítas creció en diversos frentes, Hezbollah, naturalmente, como parte del eje chiíta, se ubica posicionado directamente en contra de organizaciones sunitas como Al Qaeda o como ISIS. Hezbollah llegó a estar enfrentada también con Hamás durante cierto período en la década pasada, aunque posteriormente se reconciliaron.

Entre otras cosas, Hezbollah lleva años intentando buscar aliados y establecer redes globales, lo que incluye a nuestro continente, no solo con estados como Venezuela, sino también con grupos como las FARC o redes de organizaciones criminales. Más allá de Venezuela y Colombia, una y otra vez han emergido reportes de la presencia o actividades de Hezbollah en otros países latinoamericanos, el nuestro incluido.

Hezbollah en el contexto del actual conflicto Hamás-Israel

1. Sin detenerme en los detalles de la compleja historia que existe entre Hamás y Hezbollah, solo afirmar que a medida en que Hamás fue restaurando sus relaciones con Irán tras un distanciamiento prolongado, también las relaciones entre Hamás y Hezbollah se fueron reconstruyendo.

2. Es muy probable que, tras sus ataques del 7 de octubre contra Israel. Hamás esperaba que Hezbollah se sumara a la lucha de manera más activa. Israel mostraba enormes vulnerabilidades y el tener que librar un conflicto en dos frentes ofrecía una oportunidad de oro para dañarle de manera histórica.

3. Como contexto, de todos los aliados de Irán, Hezbollah es la agrupación percibida en Israel como su mayor amenaza inmediata (toda vez que su patrón, Irán, se podía dar el lujo de evadir un conflicto directo con Israel mientras que contaba con brazos como Hezbollah para golpear a su enemigo). En 2006, el último enfrentamiento mayor entre Israel y esa organización, las hostilidades terminaron en una especie de empate (el cual en Israel fue percibido con sabor muy agrio, ya que las metas enunciadas, “la destrucción” de esa organización, no se consiguieron). Hezbollah tiene unas 10 veces la fuerza de Hamás, y una escalada mayor que involucre a esa agrupación sería no solo desastrosa para Líbano sino también para Israel.

4. Hasta hace un tiempo, Hezbollah había decidido calentar su frente con Israel solo mediante intercambios de fuego relativamente limitados, pero sí suficientes como para haber ocasionado la evacuación de decenas de miles de residentes israelíes del norte del país, y tener al ejército israelí distraído, considerando siempre la posibilidad de que dicho frente se encienda más.

5. Dicho eso, había otros factores que restringían las acciones de Hezbollah. Esto incluye la desaprobación que hay en Líbano acerca de la posibilidad de ser arrastrados a un enfrentamiento con Israel, o bien, otros como la disuasión que había ocasionado la presencia incrementada de Washington en la región, así como las amenazas de Biden.

6. Aún así, Hezbollah ha llevado a cabo más de 1200 ataques contra Israel desde octubre, causando 30 fatalidades y decenas de heridos. Israel de su parte ha respondido con más de 5,300 ataques contra esa agrupación causándole más de 330 muertes (INSS, 2024). Esto muestra no solo la disposición de Hezbollah a absorber un elevado costo por sus actos, sino, sobre todo, que las respuestas de Israel hasta este punto han sido incapaces de disuadirle.

El riesgo de una guerra mayor creciendo

1. Para Israel, el riesgo de Hezbollah dentro de todo este rompecabezas no es menor. Primero, por la cercanía geográfica. A diferencia de Irán, Hezbollah está posicionada en la frontera entre Líbano e Israel. Esto le brinda la oportunidad de enviar misiles contra Israel (miles de los cuales tienen capacidades similares a las que Irán puede enviar desde su territorio, dado que son provistos a Hezbollah precisamente por Teherán) los cuales alcanzan su objetivo en un lapso de tiempo mucho menor. Pero adicionalmente, el mayor temor de Israel tiene que ver con la posibilidad de que combatientes de Hezbollah penetren su territorio y lleven a cabo ataques similares a los que Hamás perpetró el 7 de octubre. Esa es una de las razones por las que Israel ha evacuado a decenas de miles de civiles de la zona.

2. Adicionalmente el arsenal de Hezbollah es realmente poderoso, pues cuenta con más de 100 mil misiles, varias decenas de ellos de alta precisión, y un número muy considerable de drones suicidas como los que ya están causando estragos para Israel. Es probable que si su guerra con Israel escala, Hezbollah bombardeará ciudades de ese país con miles de misiles y drones diariamente, y usará sus misiles de precisión para atacar infraestructura militar y civil. El daño que se espera para Israel sería muy superior al de cualquier otra de las guerras que ha vivido.

3. Pero eso, al mismo tiempo, activará una dinámica de acción reacción que también hará sufrir a Líbano un daño difícil de describir. Al igual que Hamás, Hezbollah tiene toda una infraestructura militar posicionada en zonas civiles, una táctica que empleó con brutal eficacia en su enfrentamiento con Israel en 2006. Con ello, cada vez que la aviación israelí bombardeaba los sitios “desde donde se lanzaban los misiles”, la cantidad de víctimas inocentes entre la población libanesa crecía dramáticamente. Esto, ya desde 2006 generó un fenómeno que actualmente nos es familiar: la imagen de Israel resulta enormemente vulnerada, y con ello las presiones políticas para detener su ofensiva—tal como ocurrió en 2006—aumentan.

4. En este último sentido, considere lo siguiente: según un informe de hace unas semanas, Hezbollah está viendo una gran oportunidad para erosionar la legitimidad de Israel en Occidente, y así asestar “un golpe fatal” a la “entidad sionista”, según expresó su líder Hassan Nasrallah (Daoud, 2024). La estrategia consiste en insertar las metas de Hezbollah, tal y como lo ha hecho eficazmente Hamás, en el lenguaje de la lucha de resistencia en contra de un “estado de colonos blancos europeos racistas”, dentro de lo cual, cualquier actor que pelea en contra de ese estado, forma parte de la resistencia global contra el colonialismo, el racismo y la discriminación. “Todavía necesitamos tiempo hasta llegar a la etapa del golpe mortal”, dijo Nasrallah, “pero mientras tanto estamos ganando”.

5. Esto aporta entonces a Hezbollah una múltiple eficacia: Primero, una capacidad de daño material que supera con mucho a Hamás, que en ciertos casos puede incluso superar la capacidad de Irán para penetrar el escudo antimisiles israelí (dado que cuenta con un arsenal provisto justo por Irán); segundo, una capacidad operativa que le brinda el haberse entrenado como una guerrilla con grandes habilidades (que además de todo tiene reciente experiencia de combate en la guerra civil siria). Y tercero, una capacidad de enorme daño simbólico, psicológico y político en contra de Israel.

6. Por todos esos factores, un sector importante en Israel se opone rotundamente a escalar la situación con Hezbollah, al menos en este punto en el cual la guerra en Gaza continúa. Otro sector, sin embargo, de manera cada vez más vocal, argumenta que la confrontación con esa agrupación libanesa es inevitable y que es mejor dejar de evadirla.

7. A nivel internacional, no obstante, los esfuerzos para detener una escalada como la que señalo son enormes. El mundo no ve solo lo que puede pasar entre Israel, Hezbollah y Líbano, sino el potencial involucramiento de Irán, y la obligación de Biden—en plena campaña electoral—de cumplir con las amenazas que hizo a esos actores si es que intervenían directamente contra Israel.

Esa combinación de factores está orillando a Washington y Teherán (además de muchos otros actores como Francia) a cooperar para contener la situación actual. Es importante observar la evolución de esta otra dimensión del conflicto en Medio Oriente.

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