El bloque BRICS+: algunos apuntes sobre su expansión
No cabe duda de que seguimos viviendo historia. En el entorno geopolítico global las piezas se mantienen en movimiento. La decisión del grupo de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) de invitar a seis países a formar parte de ese bloque tiene una gran cantidad de dimensiones a analizar. Me concentro en lo siguiente: primero, la discusión interna acerca de invitar a o no a nuevos miembros, y en todo caso, a cuántos; segundo, las dimensiones económica y política de la decisión tomada, y tercero, algunos aspectos relativos a las peculiares características de las relaciones entre determinados países que fueron invitados; esto último por la posibilidad de que sus propias diferencias geopolíticas pudiesen resultar en obstáculos para el funcionamiento del bloque.
1. Quizás hay que empezar por señalar que el de los BRICS es un bloque particular. Se trata de países que han podido trabajar en agendas concretas y que en ciertas instancias ofrecen posturas conjuntas al respecto de temas determinados. Sin embargo, es difícil hablar de que el bloque constituya una “alianza” como tal. Como muestra, considerar la rivalidad y confrontación existente entre India y China, países que siguen a la fecha protagonizando conflictos violentos por disputas fronterizas, entre muchos otros temas que les enfrentan. Incluso si pensamos en China y Rusia, estamos hablando de países que hoy comparten ciertas visiones y agendas, pero que también son rivales geopolíticos importantes. Aún así, como dije, la decisión de operar de manera conjunta y colaborativa al respecto de temas diversos, les ha funcionado para avanzar agendas e intereses importantes.
2. China es quien más ha promovido la inclusión de nuevas membresías, pues ello fortalece el peso económico y político del bloque, además de que contribuye a promover la visión de un mundo multipolar, del cual EU y sus aliados son solo una parte. En una línea similar, aunque no idéntica, Rusia concibe la expansión como una oportunidad de mostrar que no se encuentra aislada, y que existen países que no solo se niegan a participar de las sanciones en su contra, sino que están dispuestos a trabajar con Moscú para impulsar agendas comunes. En cambio, India o Brasil, por ejemplo, temían que su peso relativo se pudiera diluir si es que se integraba a un número considerable de las decenas de países que expresaron su deseo de sumarse al BRICS.
3. Por eso, la decisión de invitar a seis nuevos miembros—Arabia Saudita, Argentina, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Etiopía e Irán—puede ser interpretada desde dos ángulos: por un lado, una victoria de la influencia china en el grupo; pero también por otro lado, un término medio entre cerrar la puerta a nuevas membresías y la propuesta de haber invitado a un número mucho mayor de países a formar parte del bloque. Seis fue el número que les pareció adecuado. Aún así, no cabe duda de que China y Rusia hicieron sentir su influencia en la decisión.
4. En ese sentido, la expansión del BRICS tiene una importante connotación política a nivel global, pues el grupo busca ser un mayor contrapeso frente a bloques liderados por Washington como el G7. Esto es particularmente relevante considerando que, como lo plantea esta semana Ikenberry en Foreign Policy, el G7 se está convirtiendo en un actor de poder. En la visión occidental, y de manera notable tras la invasión de Rusia en Ucrania o ante el creciente desafío que esos países perciben por parte de China al orden internacional, el G7 se ha convertido en una poderosa coalición, ubicada en el epicentro político de los esfuerzos globales para proteger lo que sus líderes denominan el "orden internacional fundamentado en reglas".
5. Por tanto, el BRICS+ busca operar no solo en el ámbito económico, sino también en lo político. Se trata de una importante muestra de la multipolaridad existente, de la inclusión de países que eligen no “pertenecer” a ninguno de los bloques rivales, sino que se proyectan como capaces de colaborar con Estados Unidos, con Rusia y con China al mismo tiempo. Esto es válido para naciones que ya formaban parte del BRICS como Brasil o India con importantísimos intereses tejidos con Washington y sus aliados, así como países que ahora se integran, tales como Arabia Saudita y EAU, cuyos intereses estratégicos a lado de EU no son, a decir de ellos, puestos en cuestión, pero que también han ido creciendo en lazos con China y con Rusia.
6. Concretamente, el caso ruso en el contexto de su guerra contra Ucrania, es particularmente relevante puesto que la expansión del BRICS no solo contribuye a mostrar la señalada visión multipolar, sino que ofrece una más amplia plataforma para reproducir la narrativa de Moscú en torno a la guerra y en torno a su capacidad de resiliencia frente a sanciones en las que buena parte de los países del globo optan por abstenerse de participar. Ello impulsa también un contrapeso a la visión que le proyecta como un estado paria, lo que, sin duda, permite a Rusia fortalecer sus esfuerzos para resistir una guerra de larga duración en la que tiene a todo Occidente en contra.
7. Ahora bien, las metas de varios de los países invitados sí se ubican de manera especial en el ámbito económico. Argentina, Egipto, Etiopía o Irán encuentran en el BRICS, en su banco de desarrollo y en su agenda común, oportunidades para contribuir a reducir sus muchos problemas económicos. Si bien, todavía falta un acuerdo o un plan definido para establecer una moneda común que pueda funcionar como alternativa al dólar o al euro, la idea de presentar un bloque unido con sus propias metas financieras y de desarrollo, resulta atractiva también como acto de balance económico ante otros esquemas y bloques liderados por Occidente. En especial para países que se encuentran altamente sancionados.
8. Dicho todo eso, no obstante, la decisión de incluir a miembros tan diversos y con intereses a veces enfrentados entre sí, es muy delicada y será necesario observar su comportamiento con el correr del tiempo. Coloco acá mismo dos ejemplos concretos:
a. Arabia Saudita e Irán son dos rivales geopolíticos regionales cuyas posturas enfrentadas a lo largo de los años, han contribuido a la prolongación de conflictos muy importantes como Yemen o Siria. En el pico de su confrontación hace pocos años, Irán atacó de manera directa instalaciones petroleras saudíes y Riad demandaba a Washington que interviniera militarmente para defenderle. Hoy, algunas cosas han cambiado: Riad y Teherán se encuentran en un proceso de acercamiento, el cual ha sido gestionado precisamente por China. No obstante, este acercamiento es demasiado reciente, y hay muchos temas de fondo que les siguen enfrentando (como el proyecto nuclear iraní, por poner solo un caso), lo que podría traducirse en obstáculos para avanzar la agenda de un flamante BRICS+.
b. Una rivalidad que ha venido creciendo es la de Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita, dos países que hasta hace poco operaban de manera muy coordinada y conjunta en diversos temas. No obstante, ambos países están chocando en distintos rubros como la competencia económica y energética, las demandas de EAU de incrementar sus cuotas petroleras en el seno de la OPEP+, el apoyo a aliados rivales que hoy están peleando en conflictos como Yemen o Sudán, y especialmente la pugna personal que se ha venido construyendo entre los príncipes herederos Mohammed Bin Salman y su mentor, el presidente emiratí Mohammed Bin Zayed, anteriormente muy cercanos. Cuando Bin Salman ni siquiera respondió a la invitación de Bin Zayed a la reunión de los estados del Golfo en Abu Dhabi en enero, y después de eso evitó asistir a dos foros en los Emiratos, fue imposible ocultar las grietas. Así que, posteriormente, Bin Zayed también omitió su presencia en la última reunión de la Liga Árabe en Jeddah, Arabia Saudita. Por consiguiente, una pregunta natural será cómo operará esta relación en el contexto de su nueva membresía en BRICS. No significa que estos países no puedan colaborar, por supuesto, lo que pasa es que llama la atención que su integración al bloque ocurre justo cuando su confrontación ha sido objeto de primeras planas en todo el globo.
En fin, podríamos hablar también del rol que jugarán Egipto o Etiopía dada su propia relación, o el rol que podría seguir jugando el potencial crecimiento de la rivalidad entre India y China. Los obstáculos que este bloque enfrentará no solo incluyen el de las relaciones que se han mencionado, sino otros como las dificultades por las que pasan la economía rusa o la china, por no mencionar el cómo evitar los complejos regímenes de sanciones existentes contra varios de los países del bloque (justamente como Rusia, pero también Irán). Pero por ahora, se ha tomado la decisión de poner todos esos temas de lado y enfocarse en construir un sistema financiero y político que pueda reducir el dominio estadounidense y que reconozca el mayor peso que tienen otros polos en el planeta.
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