Para ser un tema en el que la sociedad estadounidense supuestamente “no está interesada”, la política exterior ocupó bastante espacio en el debate presencial entre Trump y Harris. Sin embargo, además de que en todo el mundo ello nos interesa por el natural impacto que tendrá la política exterior con Trump o con Harris en varios de nuestros países, los temas internacionales resultan relevantes por varios factores. Si bien no son el asunto prioritario o lo que terminará decidiendo el voto de la mayor parte de las personas, de acuerdo con encuestas a lo largo de todo este año, lo internacional ha estado muy presentes en la agenda y por tanto, en las percepciones de los electores. En particular, la política exterior de Biden ha sido muy mal valorada por entre 6 y 7 de cada 10 votantes. Por ello Kamala Harris camina por un terreno escabroso cuando tiene que definirse al respecto de asuntos como la política estadounidense para Medio Oriente. Esta situación en especial puede resultar crucial para decenas de miles de electores en estados como Michigan y Wisconsin, estados que podrían terminar por decidir la elección. Asimismo, las cuestiones migratorias están muy presentes entre las prioridades del electorado, y aunque este es normalmente considerado como un asunto de política interna, la realidad es que hay componentes de política exterior íntimamente conectados con el tema. Unas notas al respecto:

1. En principio, este debate era acerca de la definición de Kamala Harris. Esto es esencialmente porque Trump es ya un personaje muy conocido y hay muchas cosas que se pueden extraer de la experiencia previa con él, tanto dentro como fuera del gobierno. No obstante, esta vez veremos a un Trump recargado. Su exasesor Bannon lo pone así: “Esta vez Trump viene en modo de guerra total”. Por tanto, es necesario intentar revisar qué es lo que este debate mostró acerca de la política exterior de ambos.

2. Kamala Harris: continuidad y ambigüedad. Harris no tiene una enorme experiencia en asuntos internacionales. De hecho, su mayor experiencia en el área procede de su trabajo como vicepresidenta de Biden. Fuera de grandes líneas mayores—lo suficientemente ambiguas como para no tener que distanciarse de Biden y al mismo tiempo poder proyectarse como diferente más adelante—lo que se pudo apreciar en el debate es una postura de continuidad con la administración Biden. Entrando más a fondo, vale la pena revisar la trayectoria de dos de sus mayores asesores Philip Gordon y Rebecca Lissner. Si estos personajes tienen el peso que se asume podrían tener, quizás veremos una política externa de EU más dura en ciertos temas, pero también más cargada al pragmatismo en otros como Medio Oriente, menos ideológica, y en ciertos rubros más dispuesta a negociar y compartir la carga con aliados regionales y locales. Pero esas son suposiciones, nada de ello se asomó en el debate.

3. Trump 2.0. El debate proyectó algunas pistas de lo que se espera con Trump al mando. Partiendo de una mirada pesimista de su país y del mundo, incluso catastrofista en algunos momentos (“Nos están llevando a la tercera guerra mundial”, o “Israel va a desaparecer si no gano yo”), un Trump recargado va a volver a impulsar con vigor lo que se conoce como su aislacionismo transaccional. Aranceles y guerras comerciales al por mayor, demandas a los “aliados” para compartir la carga bajo el riesgo de quedarse sin el escudo protector estadounidense, campos de concentración y deportaciones masivas de inmigrantes (millones de “criminales de todos los países del mundo”, “violadores”, “malas personas” y “devoradores de mascotas”, entre otras características). Eso sí, después de las medidas de altísima presión, todo es negociable. Todo es una transacción, lo mismo con aliados que con adversarios. America First, pero en serio. Como explica Bannon, esta vez Trump se rodeará de personas leales a estas visiones, no de personas que puedan contenerlo o detenerlo como en la administración previa.

4. Ucrania. Si bien Harris mostró, sin mayores detalles, una continuidad de la política de Biden en torno a Ucrania y la OTAN, Trump dejó claro que se propone terminar, rápidamente, con esa guerra mayor, empujando a ambas partes a negociar. Se puede revisar un plan más detallado de la propuesta de Trump para Ucrania en un texto escrito por su exsecretario de Estado Mike Pompeo junto con Urban, o en las declaraciones de J.D. Vance el candidato a vicepresidente. La idea será cortar la ayuda a Ucrania (sustituida por esquemas mediante los que Kiev consiga préstamos) y forzar a Zelensky y a Putin a un acuerdo negociado (que, por supuesto implicará que Ucrania efectúe concesiones territoriales a Putin, aunque éstas no sean formalmente reconocidas por Kiev). Pompeo dice que la OTAN será fortalecida, pues se forzará a los países miembros a elevar su presupuesto militar. Otras fuentes como los exasesores de Trump (leer a Bolton, entre otros), o lo expuesto por el expresidente en el debate, más bien levantan dudas sobre si Washington permanecerá en la alianza o si defendería a sus aliados en caso de un ataque ruso. Dependiendo de cómo evolucionen las cosas, no nos sorprenda que, en los próximos años, Moscú ponga a prueba esa alianza militar y que, quien sea que llegue a la presidencia, tendrá que decidir cómo responder ante esos hechos.

5. Medio Oriente. La realidad es que ninguno de los dos candidatos exhibió, durante el debate, acciones específicas que permitan suponer algún desarrollo distinto de lo que hasta ahora hemos visto. Mediante líneas generales y vagas, Harris selló su continuidad con la política de Biden al respecto: Apoyo a Israel, y a la vez, impulsar negociaciones 24/7 para un cese al fuego inmediato y eventualmente para la solución de “Dos Estados para Dos Pueblos”. Nada nuevo. Trump, de su lado, se dedicó a reiterar que si él fuera presidente nada de lo que está pasando habría ocurrido, porque él tenía a Irán de rodillas y sin dinero para financiar milicias como Hamás. Obviamente eso no puede ser respaldado con la experiencia de su administración previa. Solo pensar que los houthies, aliados de Irán, e incluso Teherán misma, bombardearon instalaciones petroleras saudíes varias veces durante la gestión de Trump, sin mencionar los ataques de las milicias proiraníes contra tropas estadounidenses en Irak. Pero lo relevante acá es que no hay, hasta ahora, algo que haga suponer que cualquiera de los dos candidatos tiene un plan de acción detallado que permita caminar hacia la resolución de los conflictos que han estallado en la región. Esto, considerando que la idea de replegarse de esa zona del mundo y des priorizarla a favor de otras como Asia-Pacífico, tampoco les ha funcionado.

6. China. Para el tema de China, parece haber solo diferencias en la forma, no necesariamente en el fondo. Trump impuso aranceles históricos contra exportaciones de Beijing. Biden dejó en su sitio cada uno de estos aranceles. Harris no ha dicho que los vaya a eliminar. Es verdad que, en los últimos meses, la Casa Blanca está intentando mantener canales de diálogo permanentes con Beijing buscando contener y administrar el conflicto y la rivalidad que existe. Probablemente Harris tratará de mantener una política similar. Trump en cambio, impulsará más aranceles y más medidas para escalar el conflicto antes de intentar sentarse a renegociar los términos de la relación con Beijing. El debate no mostró demasiada claridad al respecto, pero es importante considerar que este podría ser el tema definitorio de la administración que viene, tomando en cuenta que el factor Taiwán está funcionando como palanca y como cuña al mismo tiempo. Ya desde su administración pasada, Trump empleó esa palanca una y otra vez como carta de negociación que no necesariamente consiguió sus objetivos con Beijing. Pero también vimos cómo en estos últimos tres años, han sido los propios demócratas quienes también han puesto en cuestión la política de “Una sola China”. Habrá que monitorear muy de cerca este tema.

7. Por último, una nota sobre México. Aunque este tema merece un texto aparte, solo señalar que un debate como el que vimos muestra que, una vez más, nuestro país—el mayor socio comercial de Washington— no aparece entre las grandes prioridades de política exterior, salvo como fuente de riesgos o como blanco de medidas para proteger a EU de esos riesgos. Es desde nuestro territorio de donde emerge la “amenaza” migratoria, para Trump como fuente de crimen, violaciones y asesinatos. Harris, entendiendo lo sensible de esta cuestión para el electorado estadounidense, buscó más bien evadir el tema todo lo que pudo, en todo caso reforzando el valor de las últimas medidas anti inmigratorias de Biden, resaltando que ella ha combatido a las organizaciones criminales transnacionales mexicanas desde hace años. Una lucha que a veces parece definirse entre quién activa las medidas de mayor dureza en temas de seguridad, migración y comercio contra México. Aún así, lo que podemos prever es que, incluso prevaleciendo las muchas diferencias entre nuestros países, con Harris la relación se mantendrá dentro de canales institucionales y profesionales. Con Trump podemos esperar una conducta más errática, más impredecible y en ocasiones disruptiva.

Hay mucho más que decir. Solo recordar lo siguiente: en 2016 la contienda Trump-Clinton, una elección en la que votaron 137 millones de personas, fue definida por 78 mil votos. Pero no porque Trump rebasara a Hillary en la votación total (de hecho, Hillary superó a Trump en el voto popular por 2.9 M de votos), sino por las características del sistema electoral de EU en el que la competencia se produce en cada estado para conseguir los votos electorales de esa entidad. Es decir, Trump venció a Clinton en Pensilvania por 44 mil votos, en Wisconsin por 23 mil votos y en Michigan por 11 mil votos. Esos 78 mil votos otorgaron al candidato republicano 46 votos electorales de un total de 270 que requería para ganar. Así que, cualquier cosa que se haya dicho en el debate del martes, tiene que ver con la forma como un pequeño número de electores ubicados geográficamente en condados específicos de estados como esos, lean el carácter y las políticas de ambos candidatos.

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