Este lunes, el NYT dedicó su resumen diario a hablar del “resurgimiento” del terrorismo, partiendo del último atentado en Nueva Orleans. Para documentarlo, el texto hace una lista de algunos ataques ocurridos en los últimos años. Aunque sí se menciona algunos eventos sucedidos en países no occidentales, la mayor parte de la lista señalada habla de ataques ocurridos en Occidente. Y sí, luego hace algunas referencias a algunas ramas de ISIS que permanecen activas fuera de Occidente. Pero de pronto, un texto así deja la impresión de que lo que sucede en términos de terrorismo en Occidente es algo similar o comparable a lo que sucede en otras partes del globo. Permítame ponerlo de esta manera: nada más alejado de los datos. Solo basta echar un ojo al Índice Global de Terrorismo del IEP durante los últimos 10 años para darse cuenta de que: (1) en el momento en que más atentados se cometían en Occidente, solo el 2% de las muertes por terrorismo ocurría en países miembros de la OCDE, el otro 98% ocurría fuera de éstos (solo 5 países concentraban 80% de las muertes por terrorismo); hoy por supuesto, la proporción de atentados en Occidente es mucho menor; (2) el terrorismo está resurgiendo, en efecto, pero desde hace ya varios años sin que esto se refleje en un importante número de ataques en Occidente, no aún; y (3) las regiones más afectadas por terrorismo en el mundo son el Sahel africano y África Occidental, apenas mencionadas en el texto del NYT solo como parte de la lista. Apenas hace pocas semanas, un ataque en Burkina Faso (no mencionado en la lista) dejó 600 personas muertas, y los atacantes son ligados a Al Qaeda, no a ISIS. Así que es necesario retomar algunos temas relacionados a esa región ahora que algunos medios vuelven a hablar de terrorismo.
1. El Sahel es un verdadero microcosmos que está retratando múltiples situaciones que ocurren en el planeta. Imagine una región que al mismo tiempo se conecta con la guerra en Ucrania, con la conflictiva entre Occidente y Rusia, incluso con la dinámica interna en Rusia, con la historia del grupo privado de contratistas militares Wagner, con su insurrección contra Putin, con su “rebrandeo” y reposicionamiento, así como con las dinámicas transnacionales del crimen organizado y el jihadismo (incluso la guerra que existe entre Al Qaeda e ISIS), y con dinámicas locales como una ola de golpes de estado en toda la región.
2. Considere lo siguiente: En 2023, tuvieron lugar dos ataques separados en el Sahel. En Burkina Faso, de acuerdo con la ONU, al menos 150 civiles fueron asesinados por las fuerzas de seguridad del país, supuestamente, según afirma la junta militar, porque buena parte de esa población está respaldando a los grupos jihadistas que ahí operan. En otro evento que causó decenas de civiles muertos y heridos, un grupo afilado a Al Qaeda, el Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes (Jama’at Nusrat al-Islam wal-Muslimin o JNIM), atacó un campamento de las Fuerzas Armadas de Malí, campamento que hospedaba a fuerzas del mencionado Grupo Wagner.
3. Según un informe del Centro Soufan (SC, 2024), el retiro de las tropas estadounidenses de Níger ha sido una nueva oportunidad para que Rusia expanda su influencia en el Sahel. Moscú planea hacerlo desplegando elementos del antes llamado Grupo Wagner—ahora conocido como el “Cuerpo Africano” o “Africa Corps”—en la región, a fin de ayudar con entrenamiento militar a los regímenes golpistas.
4. Tanto el JNIM, afiliado a Al Qaeda, como la “Provincia del Estado Islámico en el Sahel” (ISSP), la filial local de ISIS, han ido aumentando su fuerza e influencia durante los últimos dos años y ahora controlan grandes extensiones de territorio en toda la región.
5. Para contextualizar: el Sahel africano es una de las regiones más afectadas por terrorismo desde hace años. Según el Índice Global de Terrorismo (GTI) 2023, en los 16 años previos, las muertes por terrorismo en la región crecieron más del 2,000 por ciento, un incremento que está muy “lejos de abatirse”. Esto se relaciona con motores esencialmente sistémicos que incluyen “una débil gobernanza, polarización étnica, inseguridad ecológica, abusos por las fuerzas de seguridad de los estados, conflictos pastorales, el crecimiento de la ideología del islam salafista, inestabilidad política, crimen organizado transnacional, inseguridad alimentaria y la competencia geopolítica global” (IEP, 2023).
6. Para el 2023 Burkina Faso y Malí se encontraban ya entre los cinco países más golpeados por terrorismo en el mundo. Pero, además, hay otras cosas que esas cifras no revelan. De acuerdo con la ONU, la conflictiva del Sahel está dejando a más de 10 millones de niñas y niños en necesidad de ayuda humanitaria, más del doble que en 2020. En general, de acuerdo con un reporte procedente del Centro de Estudios Estratégicos de África (2023), las fatalidades por la militancia islámica en el continente subieron un 50% el año pasado.
7. Esta situación no mejoró en el último año. El Índice Global de Terrorismo 2024 dedica una sección completa al terrorismo en el Sahel. De acuerdo con el reporte, existe una conexión evidente entre el efecto del terrorismo y el grado de crimen organizado en esos sitios. La actividad delictiva, la prevalencia de mercados criminales, el contrabando de personas, el tráfico de armas y la presencia de redes criminales establecidas se correlacionan significativamente con el Índice Global de Terrorismo. La correlación es significativa a nivel global, pero es mucho más fuerte en ciertas regiones, precisamente como el Sahel (GTI, 2024).
8. Como ha sido ampliamente documentado, la cooperación terrorismo-crimen organizado implica, en un primer nivel, cierto grado de trabajo conjunto para obtener beneficios comunes, pero manteniendo entidades distintas. No obstante, en un nivel superior, hay ocasiones en las que se puede ya hablar de convergencia, es decir, el punto en que tanto grupos terroristas como criminales adoptan los elementos básicos de las operaciones del otro. Esto generalmente implica que los grupos terroristas operan directamente empresas criminales organizadas, pero también podría referirse, en circunstancias más raras, incluso a fusiones.
9. Esta última circunstancia, la convergencia, se puede apreciar con claridad en el Sahel, revisando el caso de la filial local de Al Qaeda, JNIM. Según el GTI, esta organización extremista utiliza la violencia de manera estratégica, intensificándola cuando busca expandirse o competir con otros grupos rivales, con el gobierno o con milicias aliadas al gobierno. En áreas donde ejercen mayor control, la violencia tiende a disminuir como parte de una estrategia para obtener apoyo popular. El GTI sostiene que este enfoque está inspirado en Al Qaeda y sus grupos afiliados, los cuales han evolucionado desde la era de Osama Bin Laden. Por ejemplo, en áreas centrales de Malí, en las que el JNIM ha consolidado su influencia, el robo de ganado es significativamente menor que en distritos vecinos donde también hay múltiples actores armados compitiendo por el territorio.
10. Adicionalmente y de manera no desvinculada con lo anterior, esa región de África también ha experimentado una ola de golpes militares, uno tras otro, y una de las banderas políticas que los generales golpistas han esgrimido, ha sido la de prometer un más eficiente combate en contra del extremismo jihadista. Además, como acá lo hemos compartido, la investigación muestra que, mientras más miedo existe en una sociedad—algo natural, producto del incremento del terrorismo en su región—más dispuestas se encuentran esas sociedades a sacrificar libertades y a apoyar a figuras autoritarias que prometen recuperar su seguridad vulnerada.
11. La competencia y rivalidad entre potencias globales también se ha dejado sentir en la zona. En este caso, se trata de una región con una alta influencia histórica de Francia. Ese país había enviado misiones militares para apoyar en el combate contra distintos grupos jihadistas, pero dos cosas fueron evidentes en estos últimos años: la primera es que la eficacia de estas tropas francesas fue enormemente limitada, y la segunda es que el gobierno de Macron optó por irse desvinculando de este combate por otro tipo de prioridades que fueron emergiendo. Esto a su vez se conecta con otros dos elementos. Uno, que los generales golpistas empleaban continuamente consignas antifrancesas (o anti-ONU) en el discurso que justifica sus acciones, y dos, que Rusia ha estado aprovechando los vacíos provocados para incrementar su influencia en la región.
12. Sin embargo, conforme fueron pasando los meses y años, y conforme Francia se ha ido replegando de la zona, el tema ha representado un enorme reto para Estados Unidos, un país que también tiene presencia en esa región. Según el análisis de algunos los documentos de inteligencia filtrados en 2022 y 23, el grupo de contratistas militares rusos Wagner ya desde tiempo atrás estaba buscando establecer una “confederación” de estados africanos que fuesen “prorrusos y antioccidentales”. Para ello, Wagner se estaba aprovechando tanto del vacío generado por los repliegues de Francia, EU y otros aliados de la zona, como de la vulnerabilidad que prevalece en esas regiones ante el ascenso de la violencia terrorista y de otros actores no estatales.
13. Así, se observó que dichos contratistas privados de Wagner brindaban asistencia militar, logística y operaciones de información en varios países africanos, incluyendo a Libia, República Centroafricana, Malí, Burkina Faso y Sudán. Wagner también había establecido conexiones con la República Democrática del Congo y estaba en pláticas para expandirse a Zimbabue y Eritrea. Wagner ha empleado a Argelia y a Camerún como puntos logísticos, ha operado en Madagascar, Mozambique, Sudán del Sur y Guinea Ecuatorial y planea contrarrestar la influencia occidental en Guinea (SC, 2023).
14. En otro sentido, de acuerdo con los informes publicados entre 2023 y 2024, la presencia de Wagner en África había tomado por sorpresa a Estados Unidos y sus aliados. Es decir, ante la falta de una estrategia bien planeada e implementada por Washington, EU está perdiendo terreno en la competencia entre las grandes potencias en esa zona del mundo.
15. Ese es el punto en el cual viene la disputa entre el líder del Grupo Wagner y Moscú, la insurrección armada que esa organización protagoniza en 2023, los vaivenes de su líder Prigozhin, hasta su trágica muerte. Su deceso puso fin efectivamente a la rebelión y logró que la organización entrara bajo el control del Kremlin. Pero nada de ello implicó que Putin hubiese decidido abandonar su altamente eficaz estrategia en cuanto a África.
16. El resultado entonces es que Wagner, ahora “rebrandeado” como “Africa Corps”, está llevando a cabo las mismas actividades que durante los años previos, funcionando como un brazo del Kremlin que permite a Moscú estar involucrada militarmente en toda esta serie de países y así competir efectivamente con Occidente y con EU en particular y, sin embargo, negar su involucramiento.
Así que todo en una misma región: el terrorismo, el crimen organizado, los golpes militares, el grupo Wagner, Ucrania y la rivalidad entre Rusia y la OTAN. De ahí la necesidad de entender al terrorismo como un fenómeno transnacional, cuyas causas y motores son complejos y se entretejen con muchos otros factores, y que efectivamente, un día puede manifestarse mediante un atropellamiento a manos de un “lobo solitario” en Nueva Orleans, pero que otro día, con una cobertura mucho menor en Occidente, puede cobrar cientos de vidas mediante ataques mucho más sofisticados perpetrados directamente por organizaciones que llevan mucho tiempo de operar.
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