La noticia ha dado la vuelta al mundo, una vez más. La guerra en Siria se ha “reencendido” con la sorpresiva ofensiva rebelde inicialmente sobre Alepo, la segunda ciudad más importante y capital económica del país, y posteriormente sobre otras localidades. El grupo que lidera esta ofensiva es Tahrir al Sham, quien era anteriormente conocido como el frente Al Nusra o la filial siria de Al Qaeda. Aunque la agrupación hace años anunció que ya no pertenecía a Al Qaeda, sigue manteniendo su ideología jihadista. Es verdad que los rebeldes aprovecharon el contexto actual, pero llevamos años explicando que, en realidad, la situación en Siria nunca fue resuelta de fondo. Cuatro conflictos subsistieron (y siguen) vivos ahí: (1) el conflicto de los rebeldes contra el presidente Assad; (2) Turquía contra los kurdos; (3) el conflicto de ISIS contra todos, y (4) Israel contra Irán y sus milicias aliadas. Algunos de esos conflictos han mutado o permanecieron en estado “durmiente” durante un tiempo, pero ninguno ha dejado de tener un potencial explosivo. Hoy recordamos parte del contexto en Siria y explicamos cómo los movimientos en ese contexto ayudan a explicar esta ofensiva rebelde, pero también arrojan interrogantes hacia el futuro próximo.

El contexto de la guerra en Siria

1. Empecemos por explicarlo así: La guerra siria nunca fue una guerra a dos bandos. En ella luchaba de un lado el presidente Assad, asistido por Rusia e Irán, y por milicias chiítas armadas y financiadas por este último (principalmente Hezbollah). Contra el presidente combatían milicias llamadas “laicas” afiliadas al Ejército Sirio de Liberación, milicias islámicas locales, la filial de Al Qaeda en Siria, e ISIS. Potencias regionales como Arabia Saudita, Turquía y Qatar, asistidas por EU y otros aliados, se encargaron de armar, financiar y apoyar a distintas milicias rebeldes desde al menos 2012. Sin embargo, muchas de las milicias rebeldes laicas e islámicas, también competían y combatían entre sí. Los kurdos formaban parte de este entramado, pero no en contra de Assad, sino protegiendo sus propios intereses, a veces atacándole, otras colaborando con sus fuerzas. La filial de Al Qaeda, anteriormente conocida como el Frente Al Nusra y ahora como Tahrir al Sham, también combatía contra muchas de las otras. Todos peleaban contra ISIS—quien llegó a conquistar la mitad del territorio de ese país—e ISIS peleaba contra todos. Todos los actores que se involucraron tienen sangre civil y crímenes en sus manos.

2. Ahora bien, con los distintos bandos financiados y sostenidos por diversos patrocinadores internacionales, la guerra se mantuvo en una especie de equilibrio prolongado, hasta que, en 2015, Moscú decidió intervenir ya no con armas y dinero, sino de manera directa para revertir la balanza a favor de su aliado, el presidente Assad, lo que consiguió desde 2016. Muchas milicias, tras perder posiciones y sentirse reducidas, decidieron pactar un cese al fuego, y a pesar de distintos altibajos y momentos de ruptura, se fueron paulatinamente sujetando a sus términos.

3. Pero hubo otras milicias, apoyadas principalmente por Turquía, precisamente como Tahrir al Sham, que optaron por seguir peleando en determinados períodos. Esas milicias se agrupan mayormente en la provincia de Idlib, desde donde continuaron combatiendo a Assad en distintos momentos a lo largo de estos años. Assad sigue siendo apoyado por Rusia, por Irán y por las milicias proiraníes desplegadas en el territorio, especialmente por Hezbollah.

4. Desde 2017-2018, ha existido un cese al fuego que ha estado más o menos en operación en ese último bastión rebelde.Este cese de hostilidades fue negociado por Rusia, Turquía e Irán. Sin resolver la situación de raíz, el alto al fuego permitió, a ratos, al menos mantener la calma relativa: Rusia se comprometía a asegurar que Assad no intentaría recuperar Idlib por la fuerza; a Turquía se le permitía conservar algunos puestos de control en esa provincia a cambio de garantizar que los rebeldes respetaran el cese de hostilidades, y todas las partes se comprometían a entrar a un próximo proceso de negociaciones donde se resolvería el futuro del territorio y de los rebeldes. Sin embargo, la realidad es que ni el presidente Assad, ni los rebeldes estaban completamente de acuerdo con los términos de ese cese al fuego, por lo que las hostilidades nunca se detuvieron en su totalidad. Estas hostilidades incluso llegaron a enfrentar a tropas turcas con el ejército sirio en 2020 y también con Rusia. Posteriormente Turquía desocupó varias de sus posiciones, pero el conflicto permaneció latente desde entonces.

¿Qué ha cambiado en ese contexto?

La situación regional e internacional se ha movido enormidades básicamente desde 2021 y esto, naturalmente tenía que tener algún impacto en el complejo entramado de factores que han caracterizado a Siria desde el inicio de su guerra:

1. Rusia—el aliado más importante que permitió a Assad recuperar la mayor parte de su territorio—inició su invasión masiva a Ucrania en 2022. Con ello, tuvo que trasladar personal y recursos que tenía ubicados en Siria. No solo estamos hablando de fuerzas del ejército, sino también mercenarios del grupo Wagner (cuya historia acá hemos explicado). Sobre todo, su atención y concentración han tenido que moverse hacia su propia guerra.

2. Irán y sus milicias aliadas, especialmente Hezbollah, llevan más de un año en una confrontación contra Israel. Como señalamos arriba, el territorio sirio ha sido justamente uno de los escenarios de esta confrontación. Sin embargo, Teherán y sus milicias aliadas han tenido que concentrar sus recursos y su atención en esa conflictiva con mucha mayor intensidad. Hezbollah ha resultado fuertemente golpeada, sobre todo a lo largo de los últimos dos meses en los que sus enfrentamientos con Israel escalaron dramáticamente. Esa agrupación tuvo que movilizar a miles de combatientes desde Siria hacia Líbano, perdió a su líder y a la mayor parte de sus altos mandos, sufrió daños considerables a sus capacidades de comunicación y organización. Todo esto fue cuidadosamente observado por los rebeldes que estaban contenidos en la provincia de Idlib.

3. Assad, como vemos, siguió teniendo a lo largo de todo este tiempo una gran dependencia tanto de Rusia como de Irán y sus aliadas. Además de nunca controlar el 100% de su territorio, Siria nunca transitó hacia una solución de fondo de los factores que originaron la rebelión en 2011. De hecho, tanto los remanentes de ISIS como una importante parte del ejército y el régimen, han enfocado sus actividades en el narcotráfico. Siria se volvió el más importante productor y distribuidor global de Captagón, una droga asociada a la anfetamina. Con todo ello, el potencial explosivo siempre estuvo ahí.

4. Dicho eso, hay que entender que las coaliciones internacionales se han movido radicalmente desde entonces.Buena parte de los actores que apoyaron a la rebelión como Arabia Saudita, Qatar y Turquía, han optado, a lo largo de estos años, por dejar de confrontarse con Irán y con Rusia. Algunos de ellos han tenido procesos de normalización de relaciones con Teherán e incluso con Assad, quien fue invitado de nuevo a formar parte de instancias como la Liga Árabe. Por otro lado, tanto con Trump como con Biden, Washington fue perdiendo el apetito de seguir teniendo una presencia considerable en Medio Oriente. La estrategia de la Casa Blanca ha sido reorientar sus prioridades hacia otros temas y conflictos. Es solo hasta el estallido de la guerra en Gaza que Biden tuvo que redirigirse a la región, pero es probable que Trump busque nuevamente las condiciones para retirarse de ella en la medida de lo posible.

La nueva ofensiva rebelde y lo que esperamos para los próximos días y semanas

1. Sin duda alguna, los rebeldes de Tahrir al Sham han tomado nota de las circunstancias todo lo que arriba describo, lo más importante para ellos fue la paulatina desconcentración de Rusia en el escenario sirio, pero, sobre todo, los efectos de la última escalada entre Israel y Hezbollah. Su lectura fue, por lo que se aprecia, atinada: Assad seguía dependiendo fuertemente de esos aliados, y ahora que estaban debilitados, encontraron el momento para atacar. Aún así, según se reporta, la velocidad con la que su ofensiva ha avanzado en los últimos tres días los ha sorprendido incluso a ellos.

2. Con todo, hay varios factores que hay que incorporar al análisis. El primero de ellos es que ni Rusia ni Irán han abandonado sus intereses estratégicos sobre Siria. Y aunque esta ofensiva les ha tomado por sorpresa y quizás tarden en reaccionar con la fuerza necesaria, ambas potencias siguen contando con capacidades para defender a Assad, incluso bajo las actuales circunstancias. Los rebeldes no cuentan con fuerza aérea. Sí con drones, pero no con una aviación. Rusia sigue manteniendo su base naval y aérea en ese país y ha empezado a movilizarse, aunque lentamente. Irán sostiene un importante número de milicias aliadas más allá de Hezbollah, y por lo que sabemos, ya ha empezado a movilizar a milicias que se encontraban en Irak.

3. Del otro lado de la ecuación los factores no necesariamente se encuentran a favor de los rebeldes.Como explicamos, Washington está viviendo su transición, y no se espera que Trump buscará un mayor involucramiento en un nuevo conflicto en Medio Oriente. Mucho menos si esto le enfrentara con Rusia con quien buscará negociar un número importante de temas. Arabia Saudita y Qatar, cada una viviendo sus propios procesos, difícilmente respaldarán a la rebelión como lo hicieron en el pasado pues esto les llevaría otra vez a enfrentarse con Irán. Y sí, queda la interrogante de los pasos que decida tomar Turquía, quien no solo es el mayor respaldo de grupos como Tahrir al Sham, sino que era garante del acuerdo de cese al fuego que debía contener a los rebeldes en Idlib. En teoría y en seguimiento con la política exterior turca de los últimos años, Ankara no buscaría volver a contrariarse con Rusia y con Irán. Pero bajo las nuevas circunstancias, y especialmente debido a que los kurdos siguen controlando una cuarta parte de Siria—y eso sí choca directamente con los intereses turcos—Erdogan podría revalorarlo todo. Esta parte tendremos que irla observando.

4. Por último, es fundamental recordar que los “rebeldes” no son una agrupación única o unificada. La “oposición” siria nunca sostuvo un único mando. Las milicias llamadas “laicas” fueron paulatinamente desmovilizadas. Tahrir al Sham, una agrupación islámica radical que fue parte de Al Qaeda y que sostiene su ideología jihadista, no es precisamente el futuro que una buena parte de Siria busca para su país. Así que otro elemento que observamos durante casi diez años, y que ahora no puede descartarse, tiene que ver con la conflictiva al interior de los llamados “rebeldes”. Ahora que despiertan de su latencia, habrá que observar también lo que con ello sucede.

Hay más que decir, pero lo iremos haciendo pronto. Seguiremos pendientes.

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