El pasado sábado escribí un texto acerca de la disuasión para entender mejor lo que hay alrededor de la potencial visita de Nancy Pelosi, la líder de la Cámara de Representantes de EU, a Taiwán. No obstante, ese texto estaba más enfocado a la disuasión como tema y menos al contexto específico de Taiwán. De manera que el artículo de hoy funciona como complemento al anterior, recuperando algunos elementos de lo que en este espacio hemos hablado a lo largo de los últimos meses y actualizando el análisis tras la intervención rusa en Ucrania.
Dos notas: (1) En este link puede acceder al artículo del sábado: https://bit.ly/3vzfXTp ; (2) Se trata de eventos en desarrollo, el texto actual está escrito con la información que tenemos hasta el momento.
1. Sin entrar en la historia, solo mencionar que Taiwán es, para China, una provincia en rebelión . Beijing reclama soberanía plena sobre la isla y sus aspiraciones al respecto han sido transparentes desde siempre. Más aún, el tema es tan delicado para China esencialmente porque Taiwán se considera a sí misma como el gobierno legítimo que representa a la única China que existe . Por ello, Beijing no tiene relaciones con las naciones que reconocen oficialmente al gobierno de Taipéi. De hecho, Taiwán es oficialmente reconocida como estado independiente apenas por unos pocos países del mundo. Ni siquiera Washington reconoce oficialmente su independencia. Lo que sucede es que la postura de EU y sus aliados, ha sido que el estatus final de Taiwán debe resolverse por medios no militares.
2. A lo largo de los años ha habido momentos de mayores y de menores tensiones. Mientras sus relaciones con Washington fueron relativamente buenas, China ha estado dispuesta a seguir adelante con las fórmulas que permitan la coexistencia pacífica, con la expectativa de que eventualmente podría ocurrir para Taiwán algo similar a lo que ocurrió con Hong Kong, la implementación del modelo de “Un País, Dos Sistemas” , es decir, el reconocimiento de la soberanía plena de Beijing sobre el territorio, mientras que a la vez, China permite el ejercicio de otro sistema económico con un relativo grado de autonomía política para éste.
3. Durante la década pasada, como sabemos, las tensiones entre China y Estados Unidos fueron aumentando. Estas tensiones han tenido muy diversas manifestaciones como, por ejemplo: la ciberguerra, la guerra informativa, la guerra comercial, la guerra tecnológica, los choques en los mares colindantes con China, la competencia por espacios de influencia, y la carrera armamentista, entre otros. Pero de todos esos aspectos, quizás nada es para China tan sensible como Taiwán, algo bien conocido por Washington y por sus aliados, y que, por tanto, frecuentemente se convierte en un arma empleada para golpear a su rival . Considere lo que escribimos en 2019 —antes de la pandemia— Irene Levy, Michel Hernández, y su servidor:
“(Hubo) una aparente decisión por parte de la administración Trump de emplear la cuestión Taiwán como instrumento de presión en el medio de toda la conflictiva que sostiene con Beijing. Desde el inicio de su gestión, Trump ha intentado mostrar signos de cercanía política y militar con la isla…Además de señales como el incremento de personal de servicio en el Instituto Americano de Taipéi, o el reciente encuentro del entonces Consejero de Seguridad Nacional de Trump, John Bolton con David Lee, el secretario general del Consejo de Seguridad Nacional de Taiwán, hay otras cuestiones incluso más delicadas. La Casa Blanca aprobó ventas por 2,200 millones de dólares a Taiwán en tanques, misiles y equipo militar. Hace pocas semanas el gobierno estadounidense anunció que procedería con ventas de aviones de combate F16 a Taipéi en lo que representa una de las mayores transacciones de esta índole entre EU y Taiwán. La respuesta de Beijing ante este delicado tema no se ha dejado esperar. China ha declarado que sancionaría a cualquier empresa vinculada con las ventas de tanques, aviones o equipo militar a la isla. Esto puede incluir sanciones a compañías que son subsidiarias de las empresas involucradas, lo que afectaría considerablemente los negocios con Beijing de corporaciones como Honeywell o General Dynamics. Combinando los elementos anteriores, es posible entender cómo es que el tema de Taiwán se viene a insertar dentro de toda la dinámica conflictiva entre las dos superpotencias”.
4. La pandemia generó un entorno aún más complejo para las relaciones Beijing-Washington. Hacia mediados de 2020, de esos dos países, el que parecía más golpeado por el virus era Estados Unidos. Esa superpotencia se mostraba orientada hacia sí misma, sumida en sus propias tensiones raciales, políticas, en sus problemas económicos, en su polarización. Washington parecía por un lado estar internacionalmente distraída, pero a la vez, Trump se mostraba dispuesto a seguir escalando su confrontación con China. En ese contexto, Beijing decidió dar múltiples pasos, algunos de ellos irreversibles, como lo fue por ejemplo la enorme reducción de la autonomía relativa de que gozaba Hong Kong. Al mismo tiempo, China desplegaba fuerzas y enfrentaba a la India, establecía nuevos distritos en sus mares colindantes —mares disputados por sus vecinos— enviaba submarinos hacia islas que tanto Japón como China reclaman suyas, y efectuaba despliegues navales y aéreos sobre Taiwán.
5. Llegando Biden al poder, estas tensiones no solo no disminuyeron, sino que aumentaron. Washington está plenamente convencida de que China representa la mayor amenaza para su seguridad nacional y está haciéndolo saber de muchas formas. El fortalecimiento de sus distintas alianzas políticas, económicas y militares en la región forman parte del esquema. Taiwán también. Esto incluyó desde medidas blandas como el envío de vacunas a esa isla —tras el rechazo de vacunas chinas por parte de Taipéi— o el relanzamiento de negociaciones comerciales entre Washington y Taiwán, hasta otros asuntos considerados mucho más sensibles como la firma de nuevos acuerdos de armamento entre la Casa Blanca y Taipéi, o bien, como lo reportó el Washington Post en 2021: una unidad de operaciones especiales de EU, así como un contingente de marinos que se encuentran secretamente en Taiwán en misiones de entrenamiento a fuerzas locales (estas unidades fueron desplegadas desde la gestión de Trump, pero Biden permitió que siguiesen trabajando).
6. Desde entonces, China se ha mantenido respondiendo con varias medidas que han incluido sanciones económicas y comerciales, pero también mediante incursiones al espacio aéreo taiwanés y mediante ejercicios navales en zonas muy cercanas a la isla, desplegados con la intención de mostrar su enojo y resolución ante las muestras de apoyo que Estados Unidos y sus aliados ofrecen a Taipéi.
7. Este es el punto en el que se necesita analizar cómo es que la guerra en Ucrania ha impactado sobre este conflicto. Y hay mucho que decir al respecto:
a. Militarmente, muchos observadores piensan que, si Ucrania ha podido demostrar semejantes capacidades de defensa ante una superpotencia, Taiwán tiene, ante una potencial invasión china, una enorme oportunidad de hacer lo propio mediante tácticas de combate asimétrico , como lo ha hecho Kiev. Para ello, Taiwán requiere el armamento adecuado, la capacitación suficiente para emplearlo, y conseguir funcionar como “puercoespín” ante dicha posible invasión.
b. No obstante, Taiwán es una isla y con un territorio mucho menor que el de Ucrania. La fuerza naval china es una de las mayores y más poderosas del globo, y las capacidades convencionales de China—según indican analistas y especialistas—rebasan a las rusas. Defender a Taiwán no es comparable, por tanto, con defender a Ucrania.
c. La lectura de China, además, incluye el aprendizaje de lo que han significado los grandes traslados de armamento de Occidente hacia Ucrania, algo que muchos en Beijing piensan se debe impedir a tiempo. Actuar fuerte y actuar rápido, es su conclusión.
d. Como contrapeso a lo anterior, sin embargo, hay otros factores. El primero es el brutal efecto que podrían tener las sanciones en una economía como la china , altamente entretejida con las occidentales. Beijing está sopesando la disposición de EU y Europa a castigar al rival, incluso asumiendo incontables costos para sus propias economías. Esto, en un momento de altas tensiones domésticas en China por los efectos de la pandemia, la desaceleración y los cambios demográficos que vienen, podría detener una confrontación mayor.
e. Otro elemento es justamente la lectura de las señales disuasivas. Washington está intentando comunicar, una y otra vez, que, a diferencia de Ucrania, en el caso de Taiwán, sí está dispuesta a entrar en una confrontación con la superpotencia y justamente lo está comunicando, para tratar de evitar la invasión.
f. Al final, lo que vemos es una serie de factores que empujan hacia un pronto conflicto, y otros factores que podrían detenerlo o al menos, posponerlo.
8. ¿Cómo juega en ello la vista de Nancy Pelosi? Pelosi es la funcionaria estadounidense de más alto rango en visitar Taiwán en décadas. Como líder del poder legislativo, Pelosi es un par de Biden (quien por lo que se sabe, en lo personal, no favorece esta visita). De un lado, hay en Washington quienes consideran que, habiendo sido anunciada desde abril (se pospuso porque Pelosi contrajo Covid), el no llevar a cabo esta visita, sería percibido como signo de debilidad; una señal de haberse rendido ante las amenazas chinas. Por tanto, sería impensable cancelarla. Pero del otro lado, esto en Beijing está siendo percibido como una humillación abierta. No significa que esto vaya a detonar un conflicto de manera inmediata—probablemente, a pesar de las elevadísimas tensiones y demostraciones de fuerza, todas las partes harán cuanto puedan para evitarlo—sino que tiene un alto potencial de acelerar una serie de decisiones (tanto en Beijing como en Washington) y posiblemente los eventos al respecto de Taiwán. Esto podría incluir más ejercicios militares, más despliegues de fuerza, incremento de presencia militar, más envíos de armas. Lo que asciende notablemente, con la visita de Pelosi, en otras palabras, son los riesgos y, por tanto, eventualmente sí, la posibilidad de algún conflicto que podría salirse de las manos.
Seguimos pendientes pues como dijimos se trata de un evento en desarrollo.
Twitter: @maurimm